Teor¨ªa y pr¨¢ctica en la vida catalana
Los catalanes hemos demostrado en las ¨²ltimas d¨¦cadas saber crear discurso te¨®rico imbricado en la experiencia
Hace unas semanas, en un debate en el que particip¨¦ en el F¨®rum Social Urbano de N¨¢poles, la arquitecta italiana Emanuela Bove, que hace a?os que vive en Barcelona, expres¨® c¨®mo admiraba la capacidad de los catalanes ¡°para ir creando un discurso que se nutre de lo que se hace¡±. Ello tiene el valor de la opini¨®n de quien nos observa desde fuera y puede interpretarse como la capacidad para ir creando teor¨ªas, que se basan en la pr¨¢ctica, y para negociar transversalmente, sobre la base de una fuerte conciencia c¨ªvica. Posiblemente, Bove tenga raz¨®n en bastantes casos. Los catalanes hemos demostrado en las ¨²ltimas d¨¦cadas este saber crear discurso imbricado en la experiencia. Ya lo se?alaba Jos¨¦ Ferrater y Mora en su libro de 1944, Las formas de la vida catalana, escrito en el inicio de su exilio, en Chile: el modo de vida catalana proviene de la capacidad para interpretar desde la experiencia. ?Hasta qu¨¦ punto esto sigue siendo cierto o ha cambiado?
Esta capacidad se demostr¨® en la formulaci¨®n del modelo de Barcelona, construido sobre las necesidades reales y partiendo de las reivindicaciones vecinales, y se hizo manifiesto en unos Juegos Ol¨ªmpicos en los que el escenario fue toda la ciudad y no un cerrado parque ol¨ªmpico. Se demuestra cada d¨ªa, especialmente los fines de semana, en la vitalidad de los barrios de las ciudades catalanas, conviviendo diversas maneras de vivir con el ocio y el consumo, el asociacionismo y la cooperaci¨®n, la reivindicaci¨®n y la creatividad. Y se ha conseguido en aquellos conflictos urbanos que han llegado a resultados razonables, como el Forat de la Vergonya (oficialmente Pou de la Figuera) en Ciutat Vella; La Violeta de Gr¨¤cia, salvada, remodelada y a punto de inaugurarse, o la antigua Fabra i Coats, en Nou Barris, convertida en conjunto de equipamientos, con una de las ¡°f¨¢bricas de creaci¨®n¡±, y donde el pasado fin de semana se celebr¨® la Primera Fira d¡¯Economia Solid¨¤ria de Catalunya.
Los socialistas ha asumido la herencia de la Barcelona industrial y obrera, mientras que los convergentes priman ideol¨®gicamente el patrimonio como se?al identitaria
Un resultado de estos procesos, aunque tard¨ªo, es este reconocer a la arquitectura industrial como aut¨¦ntica memoria urbana, con muchas posibilidades de uso, despu¨¦s de d¨¦cadas de abandono, denigraci¨®n y derribo. Hoy, alg¨²n pol¨ªtico socialista ha asumido, por fin, la herencia de la Barcelona industrial y obrera, mientras que los convergentes priman ideol¨®gicamente el patrimonio como se?al identitaria, aunque hagan poco por ¨¦l.
En estos acuerdos, el peligro radica en que se acabe olvidando a qui¨¦n los reivindic¨® y trabaj¨®, y que parezcan naturales, de sentido com¨²n, cuando son el resultado de un largu¨ªsimo esfuerzo y proceso de teor¨ªa y pr¨¢ctica, precisamente el que citaba Bove: un discurso elaborado desde la continuidad de la pr¨¢ctica cotidiana, muchas veces con el liderazgo, luego tapado, de las mujeres. Un ejemplo: ya se ha aprobado la tasa tur¨ªstica, pero no olvidemos que quienes la defendieron fueron los ecologistas e Iniciativa per Catalunya.
De este saber entremezclar la pragm¨¢tica con la fina teorizaci¨®n han sido emblem¨¢ticas las exposiciones del CCCB en los a?os de direcci¨®n de Josep Ramoneda. Se expresa en la versatilidad y autoorganizaci¨®n de los j¨®venes creando todo tipo de nuevas empresas, colectivos, cooperativas y ONG. Y este saber hacer tejiendo una continuidad de teor¨ªa y pr¨¢ctica tambi¨¦n aflora en el largu¨ªsimo proceso en Can Batll¨®, que puede llegar a buenos resultados y que hoy ya cuenta con una biblioteca popular autogestionada y con lugares de encuentro en torno a un bar.
Sin embargo, no se consigui¨® en Can Ricart, por culpa del anquilosamiento de los t¨¦cnicos municipales, primero, y ahora por el abandono de la Generalitat. Y tampoco se fue capaz de replantear el modelo de Barcelona a partir de la experiencia y la autocr¨ªtica. Y es que son demasiados los casos en los que, desgraciadamente, esta trabaz¨®n razonable no se da. Uno de los m¨¢s graves es que se hayan empezado las obras de la marina de lujo en el Port Vell, sin el tr¨¢mite del imprescindible acuerdo municipal, pendiente para diciembre, y con el rechazo de la ciudadan¨ªa. Que la alcald¨ªa haya negado la consulta que hubiera sido expresi¨®n, precisamente, de esta manera, de hacer catalana pone muy en duda el car¨¢cter democr¨¢tico de Xavier Trias y Antoni Vives.
Josep Maria Montaner es arquitecto.
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