Tercer aviso

El otro d¨ªa le dieron un serio tir¨®n de orejas al Gobierno valenciano nada menos que desde el Consell Valenci¨¤ de Cultura, que no es precisamente una instituci¨®n revolucionaria ni ajena al poder. Y anteayer mismo Femeval, la patronal valenciana del metal, les volvi¨® a sacar el pa?uelo, sin que tampoco ahora la protesta se pueda atribuir a elementos sospechosos. Tienen a la cultura y a la econom¨ªa de u?as: ?A qu¨¦ esperan para hacer algo? ?Qui¨¦n demonios asesora a estos consejeros que ya ni se atreven a aparecer en p¨²blico no sea que los corran a gorrazos?

Una de las instituciones m¨¢s irritantes de la pr¨¢ctica pol¨ªtica espa?ola es la figura del asesor. Resulta que a un se?or o a una se?ora los nombran para un cargo, pero, como no tienen ni idea, les asignan discrecionalmente un n¨²mero cada vez m¨¢s elevado de asesores de libre designaci¨®n. Supongamos que en vez de un cargo se tratase de un empleo. El m¨¦dico andar¨ªa bistur¨ª en mano mientras alguien le susurra al o¨ªdo: ¡°saje por aqu¨ª¡±. El profesor estar¨ªa haciendo como que imparte Historia, pero en realidad se limitar¨ªa a repetir lo que un apuntador escondido bajo la mesa le va dictando. El taxista andar¨ªa jugueteando con el navegador hasta que el copiloto asesor le explicase que no estaban en C¨¢ceres, sino en Valencia. No hay empresa capaz de aguantar una cosa as¨ª: es seguro que a ese m¨¦dico, a ese profesor y a ese taxista los pondr¨ªan de patitas en la calle. Bueno, pues en pol¨ªtica no solo no echan a los que detentan cargos, sino que, a la hora de la verdad, resulta que tampoco sus asesores tienen ni idea. Ya da mala espina que hablemos de asesores o de consejeros. En los pa¨ªses serios lo que tienen son advisors, es decir, personas que no desempe?an un trabajo por el que perciben un sueldo, sino que ocasionalmente dan un buen consejo (a piece of advice). Aqu¨ª no, aqu¨ª no solo es un cargo el consejero, sino que el asesor tambi¨¦n es un cargo, a menudo tan lucrativo como el del pol¨ªtico al que asesora. As¨ª se llega a los datos escalofriantes de un estudio elaborado por la propia Presidencia del Gobierno, de los que resulta que en Espa?a hay casi medio mill¨®n de cargos, el doble que en Italia, que es el segundo pa¨ªs en la lista europea del disparate.

Acab¨¢ramos. Un cargo in¨²til por cada cien ciudadanos es m¨¢s de lo que podemos aguantar. Si uno pudiera mantenerse al margen, la cosa hasta tendr¨ªa su gracia. F¨ªjense, si no, en la Comunidad Valenciana. ?Qui¨¦n ser¨ªa el asesor que convenci¨® al IVAM para montarle una exposici¨®n al peluquero de Camps (hasta yo me atrever¨ªa a peinarle)?: eso s¨ª que es una tomadura de pelo. ?Qui¨¦n fue el que convenci¨® al Consell para emprender los car¨ªsimos fastos rid¨ªculos que todos recordamos? Desde luego no fueron a pedir consejo a las universidades. Chistoso, ?verdad? Por desgracia, no nos podemos inhibir de toda esta asesor¨ªa de aficionados. Los cargos innecesarios nos cuestan mucho dinero, sus asesores prescindibles a¨²n nos cuestan m¨¢s y el resultado de su asesoramiento delirante nos lleva ya directamente a la bancarrota. A este paso los ciudadanos que curran vamos a ser menos que los que nos asesoran. Bueno, de perdidos al r¨ªo: me pido de asesora a Maril¨® Montero y que sea lo que Dios quiera. As¨ª, cuando devuelvan nuestra autonom¨ªa al corral tras escuchar el tercer aviso por lo menos tendr¨¦ con qu¨¦ entretenerme.