Rodeados de posibles hero¨ªsmos
"Como si el alba?il quebrado por las argucias de Bankia hubiera ordenado las operaciones de esa mafia aventurerista"
La cat¨¢strofe nacional pasa por sus mejores momentos, de manera que si lo que acontece en la r¨²a es lo que pasa en la calle, nadie podr¨¢ decir que no pasa nada. Despu¨¦s de que el Rey se pusiera las pilas a las puertas (de salida) de un hospital ?barcelon¨¦s! para pedir perd¨®n por en episodio elefant¨ªaco, como un cr¨ªo pillado en falta que asegura algo aturdido que no volver¨¢ a hacerlo, es cierto que se ha puesto algo a la faena, a¨²n maltrecho como est¨¢, lo que tiene mucho m¨¦rito, lo que quiere decir m¨¢s o menos que viaja al extranjero acompa?ado de un s¨¦quito de empresarios que va m¨¢s bien a lo suyo, va y se le escapa soltar en India que la situaci¨®n en Espa?a le da ganas de llorar, pero que vista desde lejos la cosa parece m¨¢s llevadera. Y tanto. Aunque ignoro si sus orientales agasajadores podr¨ªan pensar lo mismo caso de que la reuni¨®n se hubiera celebrado en Madrid. Espa?a en el coraz¨®n, s¨ª, pero a llamada de larga distancia y brindando en p¨²blico con agua debido a las tradiciones del lugar. A mi es que me da lo mismo que Su Majestad haga de viajante de comercio en Oriente, profesi¨®n de gran prestigio en los negocios de la antigua Catalu?a, como bien mostr¨® el gran Berlanga en Escopeta nacional, que se distraiga cazando fieras de manera atropellada; a fin de cuentas, nunca figurar¨¢ en las listas de espera de la sanidad p¨²blica. ?l se lo pierde, porque en los d¨ªas o meses o a?os de tediosa espera tendr¨ªa una espl¨¦ndida ocasi¨®n de conectar directamente con la situaci¨®n real de sus atribulados s¨²bditos.
S¨²bditos atribulados que adem¨¢s de su situaci¨®n de des¨¢nimo duradero deben soportar, encima, toda clase de monsergas sobre la autoestima y manuales de ocasi¨®n acerca de la mejor manera de convertirse en magn¨ªficos emprendedores que tendr¨¢n el mundo en sus pies en cosa de nada si as¨ª se le proponen, desahuciados con cargas familiares incluidos. Siempre se puede ser heroico en situaciones de mucho desconsuelo, pero resulta dif¨ªcil entender qu¨¦ clase de negocio pueden emprender los millones de parados de larga duraci¨®n que deambulan como pueden por las calles con la seguridad de volver a sus casas, si las tienen, con lo puesto. Una circunstancia que no evita que los profesionales de la felicidad ajena (ellos ya lo son, felices, con la venta de sus libritos o de su entusiasmo period¨ªstico) nos animen sin reposo, como si el alba?il quebrado por las argucias de Bankia hubiera ordenado las operaciones de esa mafia aventurerista. Algo terrible est¨¢ ocurriendo, pero no pasa nada grave si usted en lugar de quejarse por un desahucio se apresta a convertirse en un emprendedor, con el apoyo de la familia en la chabola, a fin de terminar sus d¨ªas apaciblemente en una segunda residencia de El Viso, por ejemplo.
Hay otros muchos actos repletos de posibles hero¨ªsmos. Que Fabra (Carlos) derribe el espantoso monumento en su honor que preside las instalaciones de su aeropuerto, que Fabra (Alberto) exija a Rajoy que le devuelva el rosario de su madre y se quede con todo lo dem¨¢s, que la Ciscar se pida una baja sine die por una depresi¨®n severa, que Ximo Puig reconozca de una vez que le ocurre con lo que queda de su partido lo que a Falstaff con las tetas de la posadera, que no sabe por donde cogerlas, y as¨ª podr¨ªa seguir sugiriendo cosas sensatas hasta el amanecer. Pero para qu¨¦.
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