¡°Todos leemos entre l¨ªneas, como si se tratara de nosotros¡±

El libro ejerce una funci¨®n de bisagra. Por un lado est¨¢ el autor, que plasma en papel una serie de frases sobre un fondo blanco, y por otro el lector, que escruta en un espacio limitado el sentido de las palabras y los silencios. Eso es lo que cree el asturiano Rafael Reig (Cangas De On¨ªs, 1963), que ha pasado por la Comunidad Valenciana para presentar su ¨²ltima novela, Lo que no est¨¢ escrito, y no para descansar en Piles, donde veranea habitualmente.

"Los escritores nos dedicamos a pasar a limpio la historia de la literatura", avisa. Con esta concreci¨®n preliminar, el autor trata de explicar c¨®mo escogi¨® el tema sobre el que, seg¨²n precisa, versa el libro: la sospecha. Un sentimiento "muy actual" del que derivan la desconfianza o el miedo. En Lo que no est¨¢ escrito, este sentimiento se percibe en la relaci¨®n que existe entre los tres personajes principales: los miembros de un matrimonio separado y su hijo. Todo empieza con una inocente excursi¨®n del padre con este. Antes de partir, el exmarido le entrega el borrador de una novela a su antigua mujer. A partir de este detalle, la historia se divide en tres tramas que van acelerando el desenlace: "La sospecha es una forma de hablar del miedo. Y es contagiosa. En cuanto uno empieza a sospechar de alguien, todos desconf¨ªan".

La relaci¨®n de un hijo con su padre es la que peor encaja, dice Reig

El libro est¨¢ repleto de reflexiones sobre el acto de escribir y, tambi¨¦n, el de leer. "El autor y el lector est¨¢n separados por algo tan leve como una p¨¢gina. Son pr¨¢cticamente iguales", resume. "Una novela es una construcci¨®n superior a uno mismo. Crear es representar una realidad ajena al autor. Uno debe quitarse del medio y dejar que el texto sea aut¨®nomo. Yo no leo El Quijote porque fuera de Cervantes. ?Me da lo mismo lo que pensara Cervantes!", aclara con humor. "Un buen escritor es aquel se convierte en un g¨¦nero literario en s¨ª mismo", apunta inmediatamente el ganador del premio Tusquets de novela por Todo est¨¢ perdonado, que se considera un lector "omn¨ªvoro". "Al final, lo importante es que est¨¢n todos encerrados. Es una novela claustrof¨®bica", expresa antes de descubrir que "contiene mucho de lucha de clases, aunque suene feo porque ya quedamos pocos comunistas". Lo se?ala al hilo de la separaci¨®n espacial que se produce en el libro, que diferencia a los protagonistas en tres lugares opuestos: un apartamento de zona noble, otro de barrio marginal y una caba?a en el campo. "Tiene poco de costumbrista", puntualiza. "Los personajes son casi estereotipos. Pero con ellos se puede llegar m¨¢s al fondo. Empiezan as¨ª pero terminan siendo m¨¢s reales que yo mismo".

Este intento de universalidad le surgi¨® al releer Molloy, de Samuel Beckett: "Es del viaje de un padre con su hijo a trav¨¦s de los bosques". "Creo que todos los libros son sobre padres e hijos", acierta a decir. "Lo que pasa es que, con mis recursos, mantener solo esa idea en pie era complicado". Por eso ali?¨® la escapada con un acercamiento a la novela negra, "s¨®rdida", y pasajes sobre el v¨ªnculo entre estas dos figuras familiares: "La madre con el hijo es como una camada, tiene una comunicaci¨®n m¨¢s espont¨¢nea. El que peor encaja es el padre. Siempre es un incordio", concluye.