Saturno
Lo que define esta nueva era en la que nos encontramos es que el poder econ¨®mico est¨¢ al mando
Supongo que ya saben que hemos entrado en otra era. Hasta ayer todos est¨¢bamos orgullosos de ser herederos de la Revoluci¨®n Francesa: soberan¨ªa nacional, declaraci¨®n de derechos, divisi¨®n de poderes y todo eso. Entonces el capitalismo estaba en pa?ales, era apenas un reci¨¦n nacido, y Montesquieu ni siquiera se par¨® a tenerlo en cuenta como un poder m¨¢s al lado del ejecutivo, el legislativo y el judicial. Pero la extra?a criatura ha crecido en Wall Street, como un ni?o mal criado, sin que nadie le negara un capricho; ha ido a la Universidad en la escuela de Chicago; ha hecho un m¨¢ster en Tokio; se ha dedicado a desviar fondos a los para¨ªsos fiscales, miles de millones ganados en negro; ha aprendido a ama?ar hipotecas por encima del valor real y se ha alimentado del neoliberalismo econ¨®mico m¨¢s salvaje, especializ¨¢ndose en fondos de alto riesgo y otros derivados. Hoy se ha convertido en un Saturno insaciable que devora a sus propios hijos.
Lo que define esta nueva era en la que nos encontramos es que el poder econ¨®mico est¨¢ al mando y tiene agarrados por el cuello a los m¨¢s altos mandatarios del mundo. Su regla de oro es que cuando las cosas van bien, los beneficios son para ellos, pero cuando el negocio sale mal, las p¨¦rdidas tiene que pagarlas usted con sus ahorros de toda la vida, su casa o su puesto de trabajo. ?C¨®mo han conseguido vendernos semejante moto? ?sa es otra historia. Pero lo cierto es que ni Obama, ni Fran?ois Hollande, ni mucho menos, Rajoy son capaces de plantar cara a esta monstruo voraz que los est¨¢ engullendo como conejos asustados. El estado no est¨¢ ni se le espera, Roosvelt ha muerto y en la ley de la jungla unos cuantos se est¨¢n forrando mientras el resto del mundo se hunde en la miseria.
Usted no conoce los nombres de los tipos que le han arruinado porque jam¨¢s los ha visto delante, pero ellos deciden su vida y la de sus hijos. Son ellos los que el d¨ªa menos pensado le van a hacer un ERE si no se lo han hecho ya. Usted s¨®lo sabe que ha empezado a aceptar como inevitables cosas que hace s¨®lo unos meses le parec¨ªan inconcebibles, como perder sus derechos laborales, la Sanidad p¨²blica o la paga extra de Navidad. Es la doctrina del shock. La aplic¨® por primera vez Milton Friedman, pero usted nunca oy¨® hablar de ese tipo.
Usted s¨®lo sabe que el oto?o de este a?o se parece demasiado a lo que le contaban sus padres de la posguerra. Y es verdad que empezamos a tener obsesiones de pa¨ªs pobre como acabarse todo lo que queda en el plato, regalarle al ni?o una hucha para que ahorre para el d¨ªa de ma?ana o pensar que comer pescado es cosa de ricos. En la calle ves a adolescentes que han dado el estir¨®n aguantando un a?o m¨¢s dentro el mismo abrigo al que se le ha bajado el dobladillo y soltado la sisa.
Como les dec¨ªa la crisis se parece a un oto?o de los de antes. Pero el fr¨ªo de verdad todav¨ªa no ha llegado. Me despierta un amigo para avisarme del ¨²ltimo despido y pongo la radio para sentir el drama en mis propios huesos. Hoy por ti, ma?ana por m¨ª. Cuando una siente que el fr¨ªo le encoge el alma, se hace antisistema de golpe, o quincemayista de golpe, o lo que sea de golpe. Entonces coge la gabardina del perchero y se larga a la calle a respirar los vientos de fronda de este mi¨¦rcoles indomable de huelga general.
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