Una cu?ada y tres hermanas
El montaje de Declan Donellan del drama de Ch¨¦jov funciona como una coreograf¨ªa
Natasha es la gran usurpadora del desolador drama de Ch¨¦jov Las tres hermanas y la gran protagonista del montaje teatral que firma Declan Donellan, y que ha pasado fugazmente por el Teatre Municipal de Girona en la programaci¨®n del Festival Temporada Alta. La entrada en escena de la prometida de Andr¨¦i, que acabar¨¢ cas¨¢ndose con ¨¦l y desterrando a las tres hermanas de la casa familiar, marca el fin de los sue?os de Olga, Masha e Irina, y el rumbo del espect¨¢culo, centrado en las mujeres de la obra.
?Las hermanas anhelan volver a Mosc¨² y abandonar la peque?a y tediosa ciudad de provincias en la que viven; Natasha, con un cintur¨®n verde que desentona y del que ellas, superiores y altivas, se burlan, supone la invasi¨®n de lo vulgar en sus vidas. El contraste entre una y otras es importante y en los montajes que he visto de la pieza este, de darse, suele caer en la parodia, el disfraz, lo exagerado. La Natasha de Ekaterina Sibiryakova, sin embargo, es perfecta. En su primera aparici¨®n el equilibrio entre el cintur¨®n (maravilloso el vestuario de Nick Ormerod, qu¨¦ genuino parece y qu¨¦ exquisita sobriedad la de sus telas) y la ilusi¨®n que su personaje siente por formar parte del clan familiar es tan natural que cae por supuesto en el patetismo pero incitando al mismo tiempo una gran ternura. C¨®mo evoluciona a lo largo de la obra, c¨®mo nos hace entender su ascenso, gracias a sus artes, las de una activa agresiva que impone su voluntad poco a poco, disculp¨¢ndose por sus prontos de los que abusa gracias a la resignaci¨®n de su marido y a la incapacidad de las hermanas para pasar a la acci¨®n.
Las tres hermanas encarnan otra manera de entender la vida. Han sido educadas en una intelectualidad ociosa que no les permite hacer frente a la realidad y sus int¨¦rpretes reflejan estupendamente esa elegancia innata de quienes se saben por encima del resto. Las tres hacen pi?a y aqu¨ª la complicidad entre ellas es absoluta. Incluso f¨ªsicamente tienen algo en com¨²n: un atractivo recatado en el caso de la Olga de Evgenia Dmitrievna, estoica y firme, que enlaza con la belleza expl¨ªcita de Irina Grineva en el papel de Masha y la belleza angelical de una Irina (Nelly Uvarova) que se va marchitando seg¨²n ella va tomando conciencia de ese deterioro. Incluso el personaje menor de Anfisa, la vieja ama que a menudo es sacrificada de los montajes, mantiene aqu¨ª su sitio y su emotiva intervenci¨®n cuando le pide a Olga que no se deshaga de ella, tarea de la que encargar¨¢ Natasha sin contemplaciones.
Donellan reserva a los hombres de la pieza un lugar m¨¢s anecd¨®tico. La relaci¨®n entre Masha y Vershinin, por ejemplo, se entiende gracias a las ganas que ella pone en ¨¦l, m¨¢s que por ¨¦l mismo. Ellos funcionan como meros t¨ªteres de las cuatro; pero funcionan formando parte de un todo cuya expresi¨®n final es casi coreogr¨¢fica.
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