Una siesta en cualquier parte
El d¨²o Kawamura -Ganjavian crea en Madrid una almohada para descansar en cualquier parte Pretenden que se aumente la productividad en un tiempo de cambio en los horarios laborales

Cualquier lugar es bueno para echar una siesta: el sof¨¢, una tumbona frente al mar o, ?por qu¨¦ no?, la mesa de la oficina despu¨¦s de comer. Con esta idea en la cabeza, los creativos Key Portilla-Kawamura y Ali Ganjavian han inventado para la siesta un accesorio propio, distinto a la almohada tradicional: el Ostrich Pillow, que tiene la capacidad de convertir el rinc¨®n m¨¢s insospechado en una cama. ?Su precio? 50 euros.
El Ostrich Pillow (o almohada avestruz) puede parecer rid¨ªculo a simple vista. Es circular, grande como dos cabezas, acolchado y tiene tres orificios ¡ªdos para los brazos, otro para la nariz¡ª que permiten la entrada de aire en cualquier posici¨®n. ¡°Busc¨¢bamos privacidad total, un microambiente donde no se escuchara nada ni se viera nada¡±, asegura el creativo Ali Ganjavian. Al principio surgi¨® de una necesidad dentro de su propia empresa, ubicada en Madrid, luego se dieron cuenta de que esa necesidad era colectiva, sobre todo en pa¨ªses en los que las horas laborales superan con creces la media de trabajo, como por ejemplo China.
La base de operaciones del d¨²o Kawamura-Ganjavian est¨¢ en el barrio de Tetu¨¢n. All¨ª, en un espacio coworking llamado Studio Banana del que ambos son cofundadores, fue donde se forj¨® la idea, donde se dise?¨® y se puso en marcha por un grupo de creativos de todo el mundo, que tuvieron que meter la cabeza en todo tipo de objetos para alcanzar el prototipo deseado: desde taparse los ojos con una cinta a cubrirse enteros con una manta o un jersey. ¡°El ritmo laboral ha cambiado. El tiempo que pasamos en la oficina se dobla y no podemos ser igual de productivos con tantas horas de trabajo¡±, asegura Ganjavian. ¡°?Por qu¨¦ no crear un producto que permita descansar y desconectar si as¨ª se mejora nuestro trabajo?¡±, se pregunta.
La sociedad respondi¨® velozmente y en solo siete d¨ªas consiguieron la financiaci¨®n para llevar adelante el proyecto. No solo se recaudaron los 70.000 d¨®lares que necesitaban para empezar a fabricarlo, sino que la cifra alcanz¨® un 160% m¨¢s de lo esperado. A los tres d¨ªas de lanzarlo al mercado ya ten¨ªan m¨¢s de 2.000 encargos. Eso ya era un triunfo.
¡°La siesta est¨¢ mal vista en Espa?a. En cambio, en el extranjero va ligada a la productividad¡±, asegura el Ganjavian, que habla un perfecto espa?ol a pesar de ser mitad brit¨¢nico mitad iran¨ª. ¡°Poco a poco, Espa?a se va abriendo a la innovaci¨®n¡±, se alegra. Desde otros pa¨ªses no paran de llegar pedidos. La Federaci¨®n Nacional de Baloncesto de EE UU ha encargado varias unidades para evitar el efecto negativo en los jugadores cada vez que viajan. Tambi¨¦n el Ej¨¦rcito Brit¨¢nico ha solicitado una muestra. ¡°Eso sin contar los pedidos de varios centros de investigaci¨®n sobre el sue?o y asociaciones vinculadas al autismo¡±, explica.
La voz de Ganjavian es pausada, transmite tranquilidad. Sin embargo, sus ideas son alocadas, tanto que han logrado encontrar un hueco en el mercado gracias a la funcionalidad de sus creaciones que siempre incorporan elementos que hacen que el producto sea, adem¨¢s, divertido. ¡°La mayor¨ªa de nuestros proyectos surgen de una idea disparatada, pero si la tienes, por muy imposible que parezca, se puede llevar a cabo solo por el hecho de que has sido capaz de pensarlo¡±, reflexiona Ganjavian al tiempo que recita uno de sus lemas: ¡°Fracasa, fracasa de nuevo y fracasa mejor¡±
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