?A¨²n tenemos derecho a decidir?
Ahora que ya hemos votado ¡°plebiscitariamente¡±, podemos comprobar que no se ha modificado sustancialmente el sistema de partidos catal¨¢n
Las elecciones auton¨®micas anticipadas del pasado domingo se presentaron desde el minuto cero como unas elecciones plebiscitarias para dilucidar sobre mayor¨ªas parlamentarias favorables, por un lado, al derecho de los catalanes a decidir sus relaciones con Espa?a y, por otro lado, a la conversi¨®n de Catalu?a en un nuevo Estado de la Uni¨®n Europea. El argumento esgrimido por Artur Mas fue el siguiente: en momentos excepcionales (de colapso econ¨®mico, de bloqueo pol¨ªtico y de reivindicaci¨®n popular) hay que tomar decisiones excepcionales (anticipar elecciones). Y para conseguir sus objetivos pol¨ªticos formul¨® una petici¨®n electoral que ya suele ser m¨¢s habitual: una mayor¨ªa tambi¨¦n excepcional (l¨¦ase absoluta) de apoyo a su candidatura.
Pero ahora que ya hemos votado ¡°plebiscitariamente¡±, podemos comprobar que a pesar de las sorpresas electorales no se ha modificado sustancialmente el sistema de partidos catal¨¢n. CiU sigue siendo la formaci¨®n pol¨ªtica predominante, aunque su mayor¨ªa parlamentaria, desafiando los rotundos augurios del director del CEO, se ha quedado muy corta. La gran ¡°novedad¡± es que la previsible p¨¦rdida de voto socialista ha comportado que el PSC pase a engrosar el club de los partidos medianos, deje de ser la segunda fuerza parlamentaria y facilite el cambio de l¨ªder de la oposici¨®n, que pasa a manos de ERC. As¨ª, si CiU y ERC no gobiernan juntos, el presidente del Gobierno y el nuevo l¨ªder de la oposici¨®n compartir¨¢n un mismo objetivo: transformar Catalu?a en un nuevo Estado. Finalmente, ni los pronosticados aumentos de diputados de ICV-EUiA y de C¡¯s, ni la ausencia parlamentaria de SI, ni la presencia de la CUP parecen generar cambios trascendentales en el sistema de partidos. ?Hac¨ªan falta tantas alforjas excepcionales (elecciones anticipadas) para este viaje hacia el Estado propio? ?El nuevo escenario poselectoral ha allanado la v¨ªa jur¨ªdica o pol¨ªtica hacia el derecho a decidir de los catalanes?
La hoja de ruta para el derecho a decidir sigue siendo la misma que antes de las elecciones
El principal problema para las aspiraciones soberanistas no era, ni sigue siendo, la aritm¨¦tica parlamentaria catalana que se pretend¨ªa modificar en estas elecciones, ni tampoco la legitimidad democr¨¢tica para impulsar cualquier iniciativa parlamentaria o gubernamental catalana de consulta popular. Si para dar salida jur¨ªdica al derecho a decidir es necesario impulsar una ley catalana de consultas, los partidos favorables a facilitarlo ya sumaban una amplia mayor¨ªa antes de las elecciones; o si el requisito jur¨ªdico es la modificaci¨®n de leyes org¨¢nicas o de la Constituci¨®n, el obst¨¢culo ser¨ªa, en todo caso, la aritm¨¦tica del Congreso de los Diputados.
Como es sabido, las trabas no son jur¨ªdicas sino b¨¢sicamente pol¨ªticas, y el Gobierno de CiU por s¨ª solo, aunque tuviera una mayor¨ªa absoluta holgada, no ser¨ªa capaz de condicionar la voluntad de un Gobierno central que posee la mayor¨ªa absoluta de sus correligionarios en el Congreso. Por ello, cuando el PP consigui¨® la mayor¨ªa absoluta en las elecciones legislativas de 2011, la actitud altiva del ¡°Gobierno de los mejores¡± de Mas se arrug¨® y las previsiones convergentes cayeron en saco roto: CiU pas¨® de poder ser clave para la gobernabilidad de Espa?a a no ejercer influencia alguna, y Duran pas¨® de poder ser el futuro gran negociador de Catalu?a en Madrid a ser un simple florero pol¨ªtico. Los resultados electorales del pasado domingo no han cambiado ni pod¨ªan cambiar esta situaci¨®n.
La hoja de ruta para el derecho a decidir es la misma que antes de las elecciones. A la voluntad social (los manifestantes del 11-S no se han volatilizado), hay que a?adir una m¨¢s amplia y plural mayor¨ªa parlamentaria (que ahora incluye el PSC), una acci¨®n gubernamental, avales internacionales y el compromiso pol¨ªtico de respetar la decisi¨®n tomada por la mayor¨ªa de los ciudadanos de Catalu?a.
La campa?a electoral ha generado una mayor fragmentaci¨®n social que puede dificultar el consenso necesario para este nuevo reto pol¨ªtico, pero un amplio pluralismo ideol¨®gico aunado por el objetivo com¨²n del derecho a decidir y sustentado por el clamor ciudadano, es capaz de fortalecer el interlocutor catal¨¢n y forzar una posible negociaci¨®n con el Gobierno del PP.
Jordi Matas Dalmases es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB
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