Una Generalitat en descomposici¨®n
"La met¨¢stasis, que afecta a todos los niveles de la Administraci¨®n valenciana, no se ci?e a la corrupci¨®n"
Semana tras semana es m¨¢s evidente el hundimiento de la Generalitat Valenciana. Las enormes dimensiones del mismo, tanto en lo pol¨ªtico como en lo econ¨®mico, siguen manifiestamente sin ser comprendidas por sus m¨¢ximos responsables a pesar de estruendo que est¨¢ generando una ca¨ªda que dura ya varios a?os.
La met¨¢stasis, que afecta a todos los niveles de la Administraci¨®n valenciana, no se ci?e a la corrupci¨®n, a la incapacidad para gestionar de manera eficaz o a una pat¨¦tica postraci¨®n ante el lesivo modelo de financiaci¨®n. Estos problemas no son sino manifestaciones de otro, de fondo, mucho m¨¢s grave: la transformaci¨®n paulatina de una planta administrativa que, si bien de modo titubeante, trat¨® en su d¨ªa de constituirse en una burocracia efectiva en la persecuci¨®n del inter¨¦s p¨²blico en un conjunto de instituciones absolutamente controladas por los gobernantes y a las que se ha ido desposeyendo de cualquier capacidad de respuesta t¨¦cnica a la hora de oponerse a la voluntad de quienes mandan. M¨¢s grave que las cosas que puedan hacerse al margen de la ley, la verdad, son las incre¨ªbles posibilidades de actuar en beneficio propio o de los pr¨®ximos que hemos permitido que sean posibles dentro de la ley.
Por esta raz¨®n, mientras no se ataje de ra¨ªz este c¨¢ncer, la descomposici¨®n, lejos de detenerse, est¨¢ llamada a acentuarse. Con revolcones judiciales que se suceden, incluso en un pa¨ªs como el nuestro, donde la comprensi¨®n de los ¨®rganos encargados de controlar la legalidad de la actuaci¨®n administrativa es legendaria. De hecho, la impresionante serie de decisiones que no tienen m¨¢s remedio que anular impresentables actuaciones administrativas que afectan a mercados muy importantes (sector e¨®lico, concesionarios de transporte por carretera, planes de urbanismo, licencias de televisi¨®n privada¡ ) empieza a adquirir dimensiones impropias de un pa¨ªs europeo. Estas sentencias son, entre otras muchas cosas, la prueba m¨¢s clara de que la confusi¨®n de intereses p¨²blicos y privados afecta de lleno a las propias maneras y procedimientos de decisi¨®n.
Una Administraci¨®n controlada por asesores y personal eventual cuyo m¨¦rito m¨¢s evidente es la obediencia debida augura muchas m¨¢s desgracias futuras. Incre¨ªblemente, la Generalitat sigue a estas alturas consolidando a personas metidas sin superar pruebas selectivas dignas de ese nombre y primando a quienes entran por numerosas puertas de atr¨¢s. Los resultados son demoledores, con un personal que recibe un mensaje n¨ªtido respecto de qu¨¦ se espera del mismo si busca ocupar jefaturas y desempe?ar puestos de responsabilidad, cada vez m¨¢s dependientes de designaci¨®n directa y para los que ya casi nada cuenta la experiencia acumulada. Todo ello da lugar a una Administraci¨®n peculiar, de jefes que no saben y no trabajan, de funcionarios que si se ponen tontos son orillados y donde se generaliza, como mecanismo para sacar el papel, el recurso a ¡°expertos¡± de fuera, generosamente retribuidos, para preparar al dictado lo que sea menester. Mejor o peor, claro, como se ve en los constantes batacazos.
Ante lo cual, como puede verse en el caso de las anuladas licencias de televisi¨®n, siempre se puede optar por no cumplir la sentencia y seguir en la huida hacia delante. Pero todo tiene un l¨ªmite y cualquier d¨ªa llegar¨¢ el final de la escapada.
?@Andres_Boix blog en http://blogs.elpais.com/no-se-trata-de-hacer-leer/
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