?Repetir errores?
No se trata de copiar la arquitectura de un Estado soberano, sino de introducir cambios en la forma de hacer pol¨ªtica
La investidura de Artur Mas como president de la Generalitat parece asegurada, tras perfilarse las bases de un m¨ªnimo acuerdo entre CiU y ERC para dar inicio a la legislatura. La situaci¨®n es exigente, y no deber¨ªa abordarse como un episodio m¨¢s en el ejercicio del autogobierno. Los pliegues y cicatrices del 25-N seguir¨¢n dando de qu¨¦ hablar, pero la notable mayor¨ªa social que se agrupa en torno a la convocatoria de la consulta no permite defraudar las expectativas generadas.
?El atolladero econ¨®mico y social en el que estamos tiene en la reconfiguraci¨®n del escenario institucional y pol¨ªtico de Catalu?a un punto de esperanza nada desde?able. Pero, para ello es importante seguir avanzando sin repetir errores. En este sentido, las noticias y estrategias sobre las negociaciones generan ciertas dudas. Se ha hablado m¨¢s de crear ¡°estructuras de Estado¡±, mimetizando la arquitectura institucional de un Estado soberano, que de reforzar las bases pol¨ªticas sobre la consulta y asegurar la movilizaci¨®n social que lo haga posible.
Las negociaciones han seguido el formato cl¨¢sico, a puerta cerrada, con la sola presencia de partidos, sin complicidad con entidades y redes sociales, y generando filtraciones a los medios de manera m¨¢s o menos interesada. ?Est¨¢n las cosas como para avanzar por esa l¨ªnea? ?Es ese el tipo de se?ales que quieren lanzarse sobre los rumbos que desea emprender la nueva Catalu?a?
Uno de los graves d¨¦ficits que tuvo la etapa del tripartito fue que la actitud de los partidos implicados fue vista por la ciudadan¨ªa como un estricto reparto de parcelas y de puestos de poder. Dio la impresi¨®n, sobre todo en la segunda etapa, que cada partido defend¨ªa sus posiciones y sus conquistas, en una l¨®gica m¨¢s de bot¨ªn que de proyecto conjunto. El repliegue ¡°f¨¢ctico¡± de Montilla (¡°Fets i no paraules¡±), reforz¨® esa impresi¨®n de gesti¨®n segmentada de parcelas o ciudadelas de poder. Sin discurso, sin relato, sin apenas maneras nuevas de relacionar poder y sociedad. ?Hemos aprendido la lecci¨®n?
Si uno hace caso de lo que nos cuentan, no parece que salgamos de la l¨®gica profesional y funcional de entender el ejercicio del poder. ?No ser¨ªa mejor que se aprovechara el momento para ir m¨¢s all¨¢ de lo material o institucional, y se marcara, aunque fuera desde la oposici¨®n, nuevos caminos que apunten a una Catalu?a y a una Generalitat distintas, m¨¢s propias de la nueva ¨¦poca en la que nos adentramos? Entiendo que la forma tradicional en que CiU ha ejercido el Gobierno ahora y antes, no permita albergar muchas esperanzas, pero los partidos que dicen apuntar a la transformaci¨®n y al cambio social, algo podr¨ªan decir al respecto.
La tozudez compulsiva de Puig y las balas de goma; la concesi¨®n de la gesti¨®n de Centros de Asistencia Primaria a empresas de servicios, especializadas en seguridad y limpieza; la situaci¨®n terminal de las entidades que se ocupan y dan trabajo a discapacitados; la falta de apoyo a las redes de econom¨ªa social y solidaria; la casi total liquidaci¨®n de los fondos de cooperaci¨®n; la total opacidad en los contratos y concesiones administrativas; y las decenas de otros ejemplos que podr¨ªamos recoger, podr¨ªan formar parte de un programa de regeneraci¨®n democr¨¢tica que apuntar¨ªa a nuevas formas de ejercer y gestionar el poder. O si no, ?de qu¨¦ hablamos cuando nos referimos a una Catalu?a capaz de gobernarse a s¨ª misma? ?Seguimos pensando que la pol¨ªtica es solo cosa de partidos e instituciones? ?La gente y las entidades, solo sirven para manifestarse y contribuir en las Maratones? ?Vamos a recaer en el error, ya consumado, de reproducir la administraci¨®n burocr¨¢tica del Estado, pero en catal¨¢n?
Me gustar¨ªa imaginar que no se trata solo de ser diferentes en s¨ªmbolos, lengua y capacidad de gasto, sino que tambi¨¦n queremos ser diferentes en c¨®mo entendemos la pol¨ªtica y el poder, m¨¢s all¨¢ de partidos y de liderazgos carism¨¢ticos. Diferentes en c¨®mo entendemos lo p¨²blico sin confundirlo con lo institucional. Diferentes en que exploramos nuevas maneras de cooperar, subsistir y producir. Diferentes en c¨®mo decidimos lo que colectivamente necesitamos. No quiero una Catalu?a perfecta antes de llegar a la consulta, pero s¨ª que me gustar¨ªa que se reconocieran errores y se apuntaran cambios. M¨¢s que nada, para as¨ª seguir ilusionados.
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