La Tabernera de Soroz¨¢bal en un Concierto de Reyes distinto
La Sinf¨®nica de Galicia opta por una versi¨®n semiescenificada para la tradicional cita

El Concierto de Reyes de 2013 de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia ha tenido un programa inhabitual, con una versi¨®n semiescenificada de La tabernera del puerto, de Pablo Soroz¨¢bal. El acto no fue patrocinado, por primera vez desde hace a?os, por la Fundaci¨®n Barri¨¦, que hace semanas inform¨® de que hab¨ªa suprimido todos sus conciertos alegando razones de reorientaci¨®n de su presupuesto.
El sonido de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia permiti¨® apreciar la inspirada escritura de la m¨²sica de Soroz¨¢bal. Los tempi impuestos por V¨ªctor Pablo P¨¦rez favorecieron su lucimiento, algunas veces a costa de los cantantes. A estos les cost¨® llegar al final de algunos n¨²meros, como en el d¨²o Todos lo saben, de Mariola (Sabia Pu¨¦rtolas) y Leandro (Aquiles Machado) que cumplieron dignamente con sus roles. Una cierta falta de elasticidad r¨ªtmica se tradujo en alg¨²n que otro desajuste en el acompa?amiento de romanzas y concertantes.
A lo largo de la representaci¨®n destac¨® el bar¨ªtono Jos¨¦ Antonio L¨®pez, que se erigi¨® con su Juan de Gu¨ªa en el eje musical de una representaci¨®n con ramas irregulares. De los comprimarios se puede resaltar la labor, plena de gracia actoral y correcci¨®n vocal, de Mar¨ªa Jos¨¦ Su¨¢rez (Antigua) y Emilio S¨¢nchez, este en los papeles de Chichorro y Ripalda. Paloma Silva hizo un Abel muy adecuado, m¨¢s en lo vocal que en lo dram¨¢tico, destacando en este sentido su buena vocalizaci¨®n, y Miguel ?ngel Zapater interpret¨® bien, aunque su instrumento se resiente de falta de potencia y proyecci¨®n. El Verdier de Vicente Mu?oz Hermida, correcto pero sin nada rese?able.
La direcci¨®n esc¨¦nica corri¨® a cargo de Jos¨¦ Carlos Plaza, con la tradicional separaci¨®n de cantantes y orquesta entre escenario y foso. La presencia de aquellos en el escenario mientras el p¨²blico entraba al auditorio cre¨® una especie de muda escena pr¨®logo. La coreograf¨ªa de solistas y grupos estuvo bien resuelta en general, permitiendo correctamente los movimientos de unos y otros.
Las indicaciones directas de Plaza en escena se mostraron eficaces y dieron una refrescante sensaci¨®n de ensayo permanente. La decoraci¨®n fue bien sencilla, con unas redes colgadas al fondo del escenario, algunos barriles de madera y otros de aluminio y una cuantas mesas y bancos como los usados por las pulpeiras en nuestras ferias. Si algo bueno tiene esta ¨¦poca aciaga que nos est¨¢n haciendo vivir, es comprobar c¨®mo la falta de presupuesto estimula la imaginaci¨®n: algo es algo.
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