El industrial ecologista
Ernesto Segarra crea los primeros zapatos que se convierten al 100% en abono org¨¢nico Es descendiente de una de las grandes productoras espa?olas de calzado, Silvestre Segarra
A Ernesto Segarra se le podr¨ªa definir como un industrial ecologista. Descendiente de una familia vinculada a la gran producci¨®n espa?ola de calzado ¡ªSilvestre Segarra, que, partiendo de una f¨¢brica de La Vall d¡¯Uix¨®, lleg¨® a producir 20.000 pares al d¨ªa¡ª es el creador de los primeros zapatos que se convierten completamente en compost, el abono org¨¢nico cuyas propiedades superan a las de los fertilizantes convencionales. El modelo ha llegado recientemente al mercado de la mano de Snipe, marca fundada por Segarra en los a?os ochenta y que en 2008 fue adquirida por el grupo alem¨¢n Gabor. ¡°Se trata de algo bien sencillo¡±, comenta Segarra en Valencia, donde vive: ¡°los materiales del zapato vuelven a la tierra, de donde surgieron¡±.
El lanzamiento inicial del modelo, llamado Snipe 100%, ha seguido una estrategia en l¨ªnea con el producto: un modelo moderno, unisex (con hormas para hombres y mujeres) y con un solo color, tirando a negro. Aunque tras la buena acogida en Europa, la empresa ya prepara la ampliaci¨®n de modelos y colores.
La idea es que cuando los zapatos est¨¢n gastados se? introduzcan en un compostador familiar
¡°Esto surge por un problema medioambiental, y es que cada vez somos m¨¢s gente en este planeta y consumimos m¨¢s. Se prev¨¦ que para 2014 se consuman 20.000 millones de zapatos al a?o¡±, afirma Segarra. Una gigantesca producci¨®n que acaba en vertederos e incineradoras.
Cuando los zapatos inventados por Segarra se gastan, en cambio, sus due?os pueden introducirlos, troceados y humedecidos, con el resto de residuos org¨¢nicos en su compostador familiar, un tipo de dep¨®sito extendido en pa¨ªses del centro y norte de Europa, pero poco frecuentes en Espa?a.
En cuatro o cinco meses, los zapatos y dem¨¢s residuos se han convertido en compost que puede utilizarse en el jard¨ªn dom¨¦stico. ¡°El compost o abono org¨¢nico tiene unas propiedades que no tienen los fertilizantes, que est¨¢n empobreciendo la tierra sobre todo en los pa¨ªses mediterr¨¢neos¡±, explica. Para quienes no tengan compostador, la empresa se compromete a recoger los zapatos y enviarlos a una planta de compostaje industrial.
Segarra adquiri¨® la conciencia ecol¨®gica en los a?os setenta, en plena crisis del petr¨®leo
El origen de los zapatos est¨¢ en la conciencia ecol¨®gica de Segarra, adquirida en su etapa universitaria, en los a?os setenta: ¡°Era la ¨¦poca de la crisis petrol¨ªfera, de la publicaci¨®n del Informe Meadows sobre los l¨ªmites del crecimiento¡ Aquello me impact¨®, segu¨ª leyendo sobre el tema y nunca lo he dejado¡±, cuenta.
Pero ha sido el avance t¨¦cnico el que los ha hecho posibles. De hecho, a principios de los noventa Segarra lanz¨® con Snipe un primer calzado reciclable. ¡°Pero no hab¨ªa la suficiente tecnolog¨ªa y faltaban materiales¡±, afirma. La propuesta ¡ªacompa?ada por otras como regalar semillas para plantar ¨¢rboles con cada par de zapatos¡ª llam¨® la atenci¨®n en el mercado alem¨¢n, m¨¢s concienciado con la sostenibilidad. Y fue esa imagen de marca, cree Segarra, la que movi¨® a Gabor a comprar Snipe, con la que sigue colaborando.
En el proceso de dise?o del nuevo producto han intervenido, entre otros, los expertos Alfonso del Val y Ram¨®n Plana, la Universidad de Vigo, la Universidad P¨²blica de Navarra y la planta de compostaje industrial de Jorba (Barcelona).
La mayor parte de los productos de consumo podr¨ªan seguir una senda similar, afirma
Los dos componentes b¨¢sicos del zapato son la piel y la suela. La piel, explica Segarra, est¨¢ curtida con titanio, un sistema mucho m¨¢s biodegradable que el tradicional m¨¦todo vegetal -"se ha encontrado calzado con centenares de a?os que no se hab¨ªa degradado mucho"-, y m¨¢s seguro que el curtido con cromo, cuyo compostaje est¨¢ prohibido porque genera riesgos para la salud. Las suelas est¨¢n fabricadas con un termopl¨¢stico biodegradable.
La creaci¨®n de Segarra es el resultado de varias tradiciones. La primera, la zapatera, la lleva dentro desde que de ni?o jugaba en la f¨¢brica familiar de la Vall d'Uix¨® (Castell¨®n). Su bisabuelo fund¨® Silvestre Segarra, en torno a 1900, dedicada entonces a la producci¨®n de alpargatas. Su abuelo dio el salto al zapato de piel e inici¨® la apertura de tiendas por toda Espa?a. En alg¨²n momento del siglo XX, Silvestre Segarra se convirti¨® en el primer productor de zapatos del pa¨ªs, 20.000 pares al d¨ªa, con 5.000 trabajadores.
La empresa se sumi¨® en una crisis en los a?os setenta y se dividi¨® en ramas familiares. En los a?os ochenta, Ernesto Segarra fund¨® Snipe, con la que gan¨® el Premio a la Innovaci¨®n de la Generalitat valenciana en 1994.
Segarra cree que, con el tiempo, se crear¨¢ una etiqueta de compostaje europeo y un zapato como el suyo podr¨¢ acabar en cualquier contenedor de residuos org¨¢nicos. "Para m¨ª esto es un paso", dice. Una senda que, considera, no solo podr¨ªan seguir el calzado y otros art¨ªculos de piel, sino, en general, todos los productos de consumo: "La idea es siempre la misma, hacer como los dem¨¢s habitantes de este planeta y que lo que se utilice siga un ciclo y vuelva a la biosfera".
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