Veinte a?os sin Juan Benet
"Se fue sin dejar nunca de estar, frecuentado todav¨ªa por lectores at¨®nitos ante semejante prosa"
Conoc¨ª a Juan Benet despu¨¦s de darle la vara telef¨®nica durante alg¨²n tiempo sin resultado alguno a prop¨®sito de negociar el asunto de los derechos de autor con la intenci¨®n de que el grupo de teatro al que entonces pertenec¨ªa (Uevo, uno de esos grupos valencianos de vanguardia dispuestos a comerse el mundo esc¨¦nico con sus t¨ªmidas osad¨ªas) no se encontrara con problemas administrativos para montar algunos cap¨ªtulos de su novela En el Estado. Eso ser¨ªa como a mediados de los ochenta, si la memoria no me falla, que lo hace, y finalmente logr¨¦ hablar con Juan y me dijo que ning¨²n problema, que para nada, y que hici¨¦ramos con eso lo que m¨¢s nos apeteciera. Lo hicimos, pero no s¨¦ si a ¨¦l le habr¨ªa gustado. Ahora pienso que no, pero eso importa poco a estas alturas.
A partir de ese primer contacto, se estableci¨® entre nosotros el h¨¢bito de una intensa m¨¢s que extensa correspondencia y alguna que otra entrevista en las que Benet se extend¨ªa muy exactamente acerca de qu¨¦ cosa es el estilo. Se ve que no estaba seguro de que los comentaristas literarios estuvieran muy al tanto de lo que significaba ese misterio, pese a que ya hab¨ªa dado a la imprenta La inspiraci¨®n y el estilo, una obra ya can¨®nica sobre los secretos cruciales de la literatura. En eso est¨¢bamos cuando recibo una de sus cartas en la que me anuncia su deseo de que me ocupe de la edici¨®n de sus ensayos y que si no me importar¨ªa verle en su casa de Madrid.
Era verano, si no recuerdo mal, y all¨¢ que voy yo con lo puesto para ver al maestro. Llego un poco adelantado a la cita, as¨ª que hago tiempo en una terraza tomando un caf¨¦, con tan mala fortuna que una paloma hace sus necesidades sobre el hombro derecho de mi ¨²nica camisa. Me limpio apresuradamente, enfilo hacia Pisuerga, 7, abre la puerta Blanca Andreu y me deposita en un sal¨®n ampl¨ªsimo, donde observo de inmediato la tranquila fotograf¨ªa de Paco Benet, el hermano adorado de Juan, inspirador de la famosa fuga de Cuelgamuros, y en eso que desciende Juan por la escalinata y me veo ante un tipo de casi dos metros de alzada, que bien ser¨ªan como ocho en lo alto de la escalera, que se acerca, me saluda, toma asiento, saca unos apuntes sobre la edici¨®n que quer¨ªa mientras me mira y me dice, como si nada, que se me ha cagado una paloma en la camisa, asiento, me dice que si quiero una cerveza, asiento. Tratamos el asunto que nos ocupa, y al terminar Juan me acompa?a hasta la puerta, bajo los escaloncillos hasta la calle, desde la acera me vuelvo para despedirme con un gesto de la mano y entonces veo a un gigante sobre unos pelda?os, as¨ª que rectifico la direcci¨®n del gesto, Juan se r¨ªe y me dice ven, ven aqu¨ª y nos hacemos la ¨²ltima.
No fue la ¨²ltima, claro, pero quiero sugerir que me asombr¨® por la enorme potencia de su mirada y por unas cejas que parec¨ªan un poblado diseminado destinado a protegerla, en una cabeza hermosa dominada mitad y mitad por la sorna y por su inteligencia interminable. As¨ª que se fue sin dejar nunca de estar, frecuentado todav¨ªa por lectores at¨®nitos ante semejante prosa.
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.