Un partido al mismo comp¨¢s
Andoni Ortuzar toma el relevo de I?igo Urkullu en la presidencia del PNV en el momento de mayor uni¨®n interna. La afinidad Sabin Etxea-Ajuria Enea ser¨¢ total
Andoni Ortuzar subir¨¢ con todos sus b¨¢rtulos a la ¨²ltima planta de Sabin Etxea, hasta la c¨²spide de la pir¨¢mide del PNV, desde donde ejercer¨¢, oficialmente desde hoy, el liderazgo del partido en perfecta comuni¨®n ideol¨®gica y estrat¨¦gica con el Gobierno vasco que preside I?igo Urkullu. Desde la altura de su nuevo despacho divisa una organizaci¨®n apaciguada, que rema en la misma direcci¨®n desde que en la ¨²ltima etapa hayan quedado arrinconadas las viejas pol¨¦micas internas entre autonomistas moderados e independentistas radicales.
El relevo rel¨¢mpago en la c¨²pula peneuvista se ha dado del modo m¨¢s natural posible, por la sinton¨ªa total existente en el t¨¢ndem Urkullu-Ortuzar, a diferencia de anteriores sucesiones. El PNV no quiere caer en la misma piedra del pasado, y ser un partido que se hunde en crisis cuando su posici¨®n es exitosa. Le ocurri¨® tras arrollar en las elecciones auton¨®micas de 1984, que desembocaron dos a?os despu¨¦s en la escisi¨®n de Eusko Alkartasuna (EA) a causa del choque frontal entre Carlos Garaikoetxea (lehendakari) y Xabier Arzalluz (presidente del partido). Volvi¨® a suceder, aunque de forma algo m¨¢s atenuada, en 2004, cuando hubo que sustituir a Arzalluz en la presidencia despu¨¦s de haber logrado en 2001 marcas electorales desconocidas. Y tampoco fue muy placentero en 2008 el recambio de Imaz por Urkullu, aunque ambos estaban en la misma clave pol¨ªtica. No fue un traspaso al uso por la forma inesperada y en contra la voluntad de muchos correligionarios que tuvo el primero para apartarse.
¡°La sucesi¨®n de Urkullu llega en un momento dulce¡±, reconoce un militante de base guipuzcoano. La entrega de poderes a Ortuzar se da al poco tiempo de recuperar las llaves del Gobierno vasco, en manos de los socialistas entre 2009 y finales del a?o pasado, y despu¨¦s de instaurar la calma, al menos de puertas afuera, en las bases y en los cuadros directivos. En los cinco a?os de presidencia, Urkullu ha sabido mantener la armon¨ªa interna, en ocasiones alterada por las acometidas que le llegaban desde las sensibilidades cr¨ªticas con su discurso, instaladas principalmente en Gipuzkoa y ?lava. Guardando siempre los equilibrios internos, con concesiones que han neutralizado cualquier atisbo de desobediencia, el l¨ªder nacionalista cede los trastos a Ortuzar para que conduzca la nave por los mismos derroteros.
Ortuzar es observado en todas las esferas como una prolongaci¨®n de su antecesor, lo que supone una garant¨ªa para que en lo venidero todos toquen la misma partitura. Es un hecho que el PNV ha tenido hist¨®ricamente facilidades para decidir sus estrategias y elegir a sus dirigentes cuando prevalec¨ªan en su seno la unanimidad y la aclamaci¨®n, como parece suceder ahora. Atr¨¢s quedaron episodios marcados por la divisi¨®n, los juegos hostiles que manten¨ªan al partido centenario en una continua tensi¨®n interna.
El nuevo presidente del Euskadi Buru Batzar hereda un partido en calma
Las tiranteces afloraron en el pasado con toda la crudeza cuando m¨¢s se excitaron las dos sensibilidades ideol¨®gicas que siempre han estado latentes dentro del PNV, la que aboga por el pragmatismo autonomista y la que prefiere la v¨ªa independentista. Esa ambivalencia ¡ªlos profesores Santiago de Pablo, Ludger Mees y Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez lo denominaron ¡°el p¨¦ndulo patri¨®tico¡± en el libro del mismo nombre¡ª ha permitido combinar un mensaje de radicalidad que contentaba al sector m¨¢s nacionalista con una gesti¨®n pr¨¢ctica desde el Gobierno auton¨®mico dirigido a la mayor¨ªa de la sociedad. Pero ese doble juego tambi¨¦n caus¨® demasiados problemas en la pr¨¢ctica.
La apuesta por una estrategia soberanista en 1998, que lider¨® el exlehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe durante casi todo su mandato con el paraguas de Arzalluz, hizo saltar las chispas cuando Imaz se puso al mando del partido y adopt¨® un tono m¨¢s templado y conciliador con el sector no nacionalista de la ciudadan¨ªa. Imaz le gan¨® a Joseba Egibar, siempre en el mismo cauce que Arzalluz y muy inclinado a las tesis de Ibarretxe, en una re?id¨ªsima batalla por la direcci¨®n del partido en 2004. Pero los cuatro a?os de Imaz en Sabin Etxea fueron tan tormentosos que hab¨ªa riesgo de recuperar episodios de la ruptura de mediados de los 80. ¡°El riesgo de divisi¨®n en el Partido Nacionalista Vasco a?adir¨ªa dosis de inestabilidad y radicalidad a la pol¨ªtica vasca¡±, escribi¨® Imaz en el art¨ªculo que anunciaba su adi¨®s a la pol¨ªtica.
El actual presidente de Petronor se bati¨® en retirada para evitar males mayores: ¡°Un partido no puede llevar adelante una modernizaci¨®n necesaria en un contexto de competici¨®n por el discurso¡±. ¡°Primero la paz y despu¨¦s la pol¨ªtica¡±. Son frases que acu?¨® en su despedida de la direcci¨®n del PNV, que pas¨® a asumir en 2008 Urkullu con un alto grado de consenso entre la militancia. Desde el EBB, el actual lehendakari mantuvo fidelidad al discurso pactista y tradicional que abander¨® a su predecesor.
Ahora impera el pragmatismo frente a la radicalidad del pasado
Ese a?o, con la izquierda abertzale ilegalizada, el PNV estaba al frente del Gobierno vasco y de las tres Diputaciones forales, con un control casi absoluto de la situaci¨®n. El panorama ha cambiado de manera sustancial desde entonces. Ha recuperado el Ejecutivo auton¨®mico, tras derrotar a EH Bildu en las urnas el a?o pasado, y mantiene su poder en Bizkaia, pero en las otras dos provincias ¡ªGipuzkoa est¨¢ gobernada por Bildu y ?lava, por el PP¡ª se encuentra en la oposici¨®n. </CF>
En 2013, ya no se prev¨¦ ese pulso soterrado entre la c¨²pula del partido y la oficina del lehendakari. Al contrario. Urkullu ya ha dejado claro que la prioridad de su Ejecutivo va a ser hacer frente a la crisis econ¨®mica, lo que sit¨²a en un segundo plano la consecuci¨®n de ¡°un estado vasco en Europa¡±, como proclam¨® en la campa?a electoral. Y Ortuzar, que pertenece a la misma generaci¨®n pol¨ªtica y le une una gran amistad con aquel, est¨¢ en la misma onda de abordar lo urgente antes de agitar de nuevo las esencias ideol¨®gicas del partido.
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