¡°No son novios: ella tiene 13 a?os¡±
Una familia que denunci¨® la desaparici¨®n de su hija hace un mes recibe correos de un joven de 22 a?os que asegura que no la devolver¨¢ porque est¨¢ enamorado
La chica deb¨ªa quedarse toda la tarde cuidando de su hermano de cuatro a?os mientras su padre, Syedhedaye, trabajaba en el locutorio. Era el 11 de diciembre, unos d¨ªas antes de que comenzaran las vacaciones de Navidad. Entonces son¨® el tel¨¦fono que en el mostrador de la tienda permanece enterrado bajo una mara?a de cables y carcasas. Syedhedaye descolg¨® y se sorprendi¨® al escuchar a su hijo, que hab¨ªa conseguido dar con el bot¨®n de llamada autom¨¢tica del tel¨¦fono de casa. Le contaba que estaba solo y ten¨ªa miedo. La hermana mayor se hab¨ªa marchado.
Desde ese d¨ªa Syedhedaye no ha vuelto a o¨ªr la voz de su hija, de iniciales S. A. S¨ª ha recibido varios mails del chico con el que supuestamente se ha escapado la adolescente. ?l se llama Helal Kurshed y tiene m¨¢s de 22 a?os. Ella cumpli¨® 13 en agosto, como atestigua el carn¨¦ de identidad que muestra su padre y que la ni?a se dej¨® en la huida.
¡°Es que a esa edad te pueden impresionar muy f¨¢cilmente¡±, cuenta ahora el hombre sentado en su locutorio del barrio de Carabanchel. ¡°Le ha comido el coco, la est¨¢ chantajeando¡±, se queja. Cuando le preguntan por la relaci¨®n entre los dos desaparecidos, ¨¦l se niega a aceptar el t¨¦rmino relaci¨®n: ¡°No son novios: ella tiene 13 a?os y apenas lo conoc¨ªa. ?l se ha aprovechado de que es inocente¡±.
En cuanto vieron que la ni?a no volv¨ªa a casa, Syedhedaye y su mujer, Salina, presentaron una denuncia en la comisar¨ªa de Carabanchel. La Polic¨ªa Nacional confirma que desde entonces est¨¢ investigando. Los padres se quejan de la lentitud del procedimiento; la polic¨ªa contesta que est¨¢ avanzando en colaboraci¨®n con los juzgados, pero que los casos en los que los menores se han fugado de forma aparentemente voluntaria requieren gran cantidad de garant¨ªas legales.
En un mes la familia no ha escuchado la voz de la ni?a, pero s¨ª ha visto unas fotograf¨ªas que no les han gustado nada. Se las envi¨® Helal por mail y son dos im¨¢genes en blanco y negro tomadas con una webcam en la que los dos aparecen tumbados en la misma cama. Nada escabroso, pero el mensaje que subyace est¨¢ claro: la familia, musulmana, debe permitir el matrimonio y evitar la verg¨¹enza p¨²blica. En el texto que acompa?a a las fotos Helal insiste en que la chica no volver¨¢ porque su destino es estar juntos. El padre, sin embargo, se mantiene firme: ¡°No vamos a permitir que se case con mi hija¡±. Pero al mismo tiempo tiende la mano: ¡°Es muy peque?a: esa no es edad para casarse. Queremos que ella vuelva. Eso es obligatorio. Luego ya nos sentaremos y hablaremos¡±.
Miedo a las consecuencias
La familia y algunos amigos temen que S. A. no se haya marchado de casa tanto por estar enamorada como porque teme las consecuencias de la aventura a la que se ha visto arrastrada. El padre asegura que ¨¦l no ten¨ªa conocimiento de que existiera un romance y explica que conoc¨ªa a Helal solo desde hac¨ªa cinco meses, cuando el chico comenz¨® a trabajar para la empresa telef¨®nica Lebara llevando su publicidad por locutorios de la zona.
En un primer momento de la entrevista declara que tiene constancia de que las amigas de su hija hab¨ªan visto alguna vez a la pareja junta; un momento despu¨¦s se corrige y a?ade que fue solo despu¨¦s de la desaparici¨®n de la ni?a que se ha enterado de que el chico la rondaba, de que iba a buscarla a la salida del colegio y la segu¨ªa por la calle si ella no le hac¨ªa caso. Syedhedaye es prudente al hablar con extra?os. Otras fuentes pr¨®ximas a la familia aseguran que s¨ª que saben a ciencia cierta que Helal presionaba a la menor para robarle besos amenaz¨¢ndola con que pod¨ªa contarle a su padre que hab¨ªan estado vi¨¦ndose.
Syedhedaye entra en Facebook para mostrar el perfil del hombre que est¨¢ seguro de que ahora se oculta con su hija. Helal posa en infinidad de fotos ense?ando el pulgar a la c¨¢mara como una se?al de optimismo. Corazones, arcoiris y lo que parecen arrozales de Bangladesh llenan su cuenta. El mismo d¨ªa de la desaparici¨®n de la ni?a, el chico subi¨® una foto nueva. Es una imagen aleg¨®rica en la que un hombre se tapa la cara en un gesto de llanto mientras una chica corre alej¨¢ndose de ¨¦l. Sobre el cielo encapotado del fondo de la imagen est¨¢ escrito el nombre de los dos desaparecidos.
Tres amigos de Helal han premiado el mensaje con un Me gusta. Mientras tanto, la familia intenta que la ni?a vuelva a casa y piden a todos los que conocen a Helal que intercedan a su favor para convencerle de que est¨¢ cometiendo un error. No quiere que se confunda la historia con una versi¨®n de extrarradio de Romeo y Julieta. ¡°Su madre est¨¢ muy mal¡±, dice Syedhedaye. ¡°Por favor, que vuelva a casa y hablaremos. Que ¨¦l la deje marchar y no le obligue a hacer nada¡±. Esperan que Helal sienta la presi¨®n y recapacite. Que la ni?a vuelva a casa sana. Luego ya se discutir¨¢ qu¨¦ es amor y qu¨¦ es lo aceptable.
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