El lamento del Baix Llobregat
Los alcaldes de la comarca piden medidas urgentes para atender a sus 70.000 parados
Javier Fulquet trabaj¨® 24 a?os en la f¨¢brica de sanitarios de Grupo Roca en Gav¨¤. Hace tres, la empresa lo despidi¨®. Fulquet pas¨® varios meses buscando, en vano, un nuevo empleo. Antes de caer en la desesperaci¨®n, decidi¨® darle un nuevo rumbo a su vida. Un cambio ¡°forzado¡±, admite. Se puso un ¡°mono que ten¨ªa por ah¨ª¡± y se fue a labrar ¡°una parcela peque?a, de una hect¨¢rea¡± que su padre tiene en el parque agr¨ªcola del Baix Llobregat. Ahora compagina la b¨²squeda espor¨¢dica de trabajo con la venta de frutas y hortalizas en la planta baja de su casa, en la calle Apel.les Mestres de Gav¨¤. Un negocio clandestino que los buenos meses puede llegar a reportarle 800 euros netos.
El de Fulquet es un buen ejemplo de los elementos transformadores que han regido el Baix Llobregat en los ¨²ltimos a?os: desaparici¨®n de buena parte del sector industrial ¡ªdel que viv¨ªan uno de cada cinco habitantes en 2010¡ª, tasa de paro del 16,5%, superior a la de la media catalana, y dosis crecientes de desesperaci¨®n. La misma que un grupo de alcaldes de la comarca con menor renta disponible de Catalu?a lanz¨® esta semana en una carta remitida, por segunda vez, al presidente de la Generalitat, Artur Mas. Demandan medidas ¡°urgentes¡± para cambiar las perspectivas de una comarca que consideran dejada de la mano de las administraciones. Un ejemplo: este a?o la Generalitat invertir¨¢ en infraestructuras 93 euros por habitante, mientras que en el conjunto de Catalu?a ser¨¢n 215 euros.
Esas desiguales magnitudes no se circunscriben a este a?o. El Baix Llobregat no acaba de desencallar algunas infraestructuras proyectadas desde hace a?os y que no se ejecutan. ¡°Solo vimos una inversi¨®n potente y curiosamente fue del Gobierno tripartito¡±, denuncia Joaquim Balsera, alcalde de Gav¨¤ y presidente del Consell Comarcal en el llamado cintur¨®n rojo de Barcelona.
Ahora, una vez descartado el proyecto del magnate estadounidense Sheldon Adelson, son m¨¢s audibles las voces de quienes est¨¢n a favor de que Eurovegas hubiera desembarcado en el Baix Llobregat. Fulquet reconoce que su familia hubiera ingresado m¨¢s de 300.000 euros por la operaci¨®n, pero sobre todo, avala su posici¨®n en que ¡°son puestos de trabajo, y eso es lo que necesitamos en esta zona que est¨¢ tan parada¡±.
Fulquet conoce el bar Art 55 de Gav¨¤. Est¨¢ en la misma puerta de entrada de la planta del Grupo Roca. Tras la barra, Judith Gonz¨¢lez ha visto c¨®mo 356 trabajadores de la multinacional catalana eran despedidos. ¡°No han sido los ¨²nicos, aqu¨ª est¨¢ todo muy parado¡±, relata. La principal consecuencia para ella es la ca¨ªda en picado de su negocio, que ¡°ha pasado al 50% en los ¨²ltimos a?os¡±.
El paro ha acabado de rematar una situaci¨®n que no era boyante. La renta per c¨¢pita comarcal siempre ha sido un 10% inferior a la de la media catalana y durante los a?os de bonanza la econom¨ªa del Baix Llobregat creci¨® muy por debajo de Catalu?a. La paulatina laminaci¨®n de la industria, a veces sustituida por el sector servicios, ha jugado en ese sentido. Y todo podr¨ªa ser peor si no fuera porque cuenta con los dos mayores centros de trabajo de Catalu?a: el aeropuerto de Barcelona, que emplea a 20.000 personas, y la planta de Seat en Martorell, que ocupa a otras 13.000. El paro de la comarca azota a 70.000.
Grupo Roca fue una de las banderas del Baix Llobregat industrial y ahora muestra las debilidades de la comarca, como tambi¨¦n las aflora los despidos en la planta de la sider¨²rgica Celsa o de Gallina Blanca, que ha pasado de 500 empleados a 75. O cierres de f¨¢bricas como los de Hayes Lemmerz o Bayer. En los pol¨ªgonos industriales se nota ese ritmo decr¨¦pito. Josep Morell, presidente de la Uni¨®n de Pol¨ªgonos Industriales de Catalu?a, niega que el Baix Llobregat sea muy diferente a otras zonas de Catalu?a, pero asume que una cuarta parte del suelo industrial est¨¢ vac¨ªo y que esa situaci¨®n ha obligado a los propietarios a ofrecer descuentos de hasta un 20%. ¡°Lo peor es que el ambiente de naves cerradas va minando la moral de los industriales¡±, se?ala.
Roberto Mar¨ªn cierra este mes su taller de coches en la calle Noi del Sucre, en el pol¨ªgono de Viladecans. Lo atribuye a ¡°las trabas¡± del ayuntamiento. Mar¨ªn se queja de los ¡°mil papeles¡± y de las ¡°decenas de requerimientos t¨¦cnicos¡± que tiene que cumplir su negocio y de su precio. Y, mientras se gira para mirar a sus dos empleados ¡ªque engrosar¨¢n la lista de parados en breve¡ª a?ade: ¡°Los ayuntamientos esperaron que les trajeran Eurovegas y no hicieron nada¡±.
A poca distancia del local de Mar¨ªn, Juan Ruiz fuma un cigarro en un taller de tornillos y remaches. Recuerda c¨®mo ha ido modific¨¢ndose la morfolog¨ªa de la zona. ¡°Ah¨ª estaba la Bayer y la Nestl¨¦¡±, rememora. A pesar de la marcha de algunas multinacionales, Ruiz afirma que ¡°casi todas las naves est¨¢n llenas, pero con menos gente¡±. En la f¨¢brica de Ruiz ¡°nada ha cambiado¡±, siguen siendo los mismos empleados, pero en los ¨²ltimos a?os ha visto como se reduc¨ªan ¡°los coches que aparcaban por aqu¨ª¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.