Carreras de conejos
"Aqu¨ª tenemos bolsas, sobres, trajes, regalos, recalificaciones, arquitecturas fanfarronas y cochazos"
Hay que tener mucho temple para no salirse de la pista, para no abandonar la carrera, decepcionados como estamos con las instituciones pol¨ªticas. O hay que estar en la inopia. Pero tal cosa ya no es posible: aunque uno no lea la prensa o no escuche la radio o no vea la televisi¨®n o no navegue por Internet, los amigos hablan, los familiares lamentan. El tono general es de irritaci¨®n, incluso de absoluto rechazo. La desafecci¨®n marcha a toda pastilla.?
Nos embalamos. Todos son igual, todos son lo mismo, todos son unos ladrones, son nuestro principal problema: eso suele manifestar el p¨²blico para referirse a ¡°los pol¨ªticos¡±. Imaginemos lo que, por su parte, dicen los parados o los subempleados. Incluso quienes tienen trabajo y una posici¨®n estable muestran su c¨®lera. Tambi¨¦n se embalan: pagamos impuestos y nos roban, eso denuncian el funcionario, el empleado, el aut¨®nomo.
En el caso valenciano, la cosa se agrava pues el curso de los acontecimientos y los procesos judiciales nos dar¨¢n sorpresas y confirmaciones de la trama G¨¹rtel, del caso Brugal, del asunto Emarsa. A ver qui¨¦n llega primero¡ Dinero negro en proporciones fastuosas que se embolsar¨ªan pol¨ªticos venales y personajes contiguos. Desde hace a?os, Valencia marcha tambi¨¦n a toda pastilla: somos el centro de Espa?a, la capital del enredo y los enjuagues, de las componendas y las contratas. Aqu¨ª tenemos bolsas, sobres, trajes, regalos, recalificaciones, arquitecturas fanfarronas y cochazos.
Cuando cre¨ªamos haberlo visto todo, de repente nos enteramos de que el aeropuerto de Castell¨®n ha sido empleado como circuito de carreras de F¨®rmula 3, un lugar muy despejado para que un b¨®lido pueda circular a toda velocidad. Lo han confirmado unos diputados socialistas que comprobaron el ins¨®lito entrenamiento. La prensa ha difundido el hecho y los valencianos no damos cr¨¦dito a lo que pasa y nos pasa.
?Hay conejos en el aeropuerto de Castell¨®n? Parece ser que s¨ª. Al menos los hubo. Durante la construcci¨®n, a los conejos se les pon¨ªa freno con perros y cazadores: batidas de canes y tiradores profesionales los persegu¨ªan manteni¨¦ndolos a raya. Ya saben ustedes que estos animalillos corren que se las pelan. Despu¨¦s, a lo que nos cuentan, halcones y hurones operaban sobre las pistas para echarlos, para acabar con ellos. Pero hay un problema. Estos mam¨ªferos cazan cuando tienen hambre: una vez saciados dejan de atacar. Es por eso por lo que el halconero del aeropuerto propuso hace unos meses capturar los conejos y llevarlos al Coto de Do?ana.
No s¨¦ c¨®mo est¨¢ la cosa, la verdad. No s¨¦ si debemos indignarnos con los conejos, con el halconero, con los halcones, con los hurones, con los perros, con los tiradores o con Carlos Fabra. O no. Quiz¨¢ Fabra ha encontrado la soluci¨®n: b¨®lidos a toda pastilla para espantar a los animales, para atropellarlos, para arrinconarlos, para capturarlos.
Pero atropellados estamos todos. Nos sentimos capturados por una batida de forajidos. Demos las gracias a los diputados socialistas que nos han informado del entrenamiento automovil¨ªstico de F¨®rmula 3. A partir de ahora iremos a ver las carreras gratis. O pagando, que es lo que hacemos gracias a Carlos Fabra y Alberto Fabra.
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