Schuldt y Fliter redondean un luminoso concierto con la Real Filharmon¨ªa

La Real Filharmon¨ªa de Galicia ha celebrado este jueves en el Auditorio de Galicia su concierto de abono bajo la direcci¨®n de Clemens Schuldt. El programa se inici¨® con el Intermezzo para cuerdas, op. 8 de Franz Schreker, del que el joven maestro alem¨¢n hizo, con un excelente control del sonido de las secciones de cuerdas de la RFG, una interpretaci¨®n clara, luminosa y llena de sentimiento. Fue destacable en este sentido su inicio a cargo del cuarteto solista de la formaci¨®n.

Fue una id¨®nea preparaci¨®n para el Concierto para piano n? 4, op. 58 de Beethoven, obra en la que la Filharmon¨ªa y Clemens, con igual capacidad expresiva que en Schreker, hicieron una adecuada labor de acompa?amiento a la solista, Ingrid Fliter. La pianista argentina mostr¨® gran energ¨ªa e impecable t¨¦cnica, con un precioso legato y un notable dominio de las oleadas de fuerza beethoveniana.

Estos aspectos hallaron su mejor s¨ªntesis en las cadenzas del primero y tercer movimientos y en la muy lograda versi¨®n del Andante con moto central, con una adecuad¨ªsima sensaci¨®n de flotaci¨®n y esas siempre asombrosas escalas descendentes de la mano izquierda, como oscuras fervenzas que se precipitaran desde los persistentes trinos de la derecha. Sin duda, los pr¨®ximos a?os ver¨¢n crecer esta y otras interpretaciones de Fliter. Su versi¨®n del tercer movimiento de la Sonata n? 17 de Beethoven, ¡°La tempestad¡±, que regal¨® como propina, fue realmente soberbia por gracia y fuerza.

La Sinfon¨ªa n? 3, D.200, de Schubert, es una obra en que resplandece claramente el optimismo de la juventud: Schubert ten¨ªa 18 a?os cuando la compuso y a¨²n no asomaban los nubarrones que habr¨ªan de poblar sus ¨²ltimos a?os. Fue una versi¨®n muy adecuadamente alegre, en la que la RFG fue llevada como en volandas por Schuldt con unos tempos ligeros que hallaron su mejor expresi¨®n en los movimientos centrales.

Y as¨ª pudimos apreciar ese Allegretto con vocaci¨®n de scherzo ¨Cincluido su secci¨®n central, a modo de Trio- y su Minuetto con el aire de un l?nder al que su paso por la Viena del XIX hubiera refinado en sus formas. Fue una vivificante versi¨®n a la que ayudaron no poco los solos del oboe de Christina Dominik y del clarinete de Beatriz L¨®pez.