Unas Drassanes rejuvenecidas
Concluye la restauraci¨®n de los hist¨®ricos astilleros tras 25 a?os de intervenciones
La rehabilitaci¨®n de cualquier edificio comporta someterlo a un proceso de rejuvenecimiento, pero pocas veces este lifting tiene tanto efecto como en el caso de las Drassanes Reials de Barcelona, la enorme construcci¨®n de 19.000 metros cuadrados que acoge el Museo Mar¨ªtimo de Barcelona desde 1941. La restauraci¨®n ha obligado a rebajar su edad en tres siglos.
Albert Estrada-Rius public¨® en 2004 La Drassana Reial de Barcelona a l¡¯Edat Mitjana. Tras consultar las pocas im¨¢genes en las que se ve el edificio en el siglo XVI, como los dibujos del artista flamenco Antoni van Wyngaerde, asegur¨® entonces que las vistas antiguas no se correspond¨ªan con la estructura actual del edificio, ya que faltaban tramos de arcadas y la fachada actual estaba reculada respecto a la l¨ªnea de edificaciones medievales. La arqueolog¨ªa ha confirmado su hip¨®tesis varios a?os despu¨¦s: el edificio actual es posterior a lo que se pensaba, ya que el que construy¨® Pere II el Gran en el siglo XIII se derrib¨® y se alz¨® otro a finales del siglo XVI, con el mismo estilo g¨®tico que hab¨ªa funcionado hasta entonces, pero con arcadas m¨¢s amplias (para construir barcos mayores) y desplazadas hacia el interior, para evitar la acci¨®n del mar, tras verse alterada la l¨ªnea de costa por la construcci¨®n del primer puerto de Barcelona.
Huyendo del museo Ikea
Tras reabrir el edificio, el siguiente reto ser¨¢ poner en marcha el nuevo Museo Mar¨ªtimo, previsto para final de 2014. Seg¨²n Marcet, la intenci¨®n es convertirlo en un centro de referencia que analice la relaci¨®n del hombre y el mar. La museograf¨ªa ser¨¢ de los estudios AV62 y Bopbaa y eliminar¨¢ los cortinajes y montajes decimon¨®nicos de hace unos a?os. ¡°La visita estar¨¢ basada en elementos interactivos y de experiencia vivencial a trav¨¦s de conceptos como Puerta, Puente y Puerto¡±, explica Marcet.
El acceso al museo cambiar¨¢ y ser¨¢ por las naves adyacentes al Portal de la Pau, en la esquina de la Avenida Drassanes y Josep Carner. Los visitantes entrar¨¢n al museo por una pasarela a¨¦rea que le permitir¨¢ tener una visi¨®n global de la colecci¨®n. Luego bajar¨¢n al nivel de suelo y podr¨¢n visitar la colecci¨®n que estar¨¢ dividida en doce ¨¢mbitos. ¡°Ser¨¢n todos independientes, para que no sea una visita tipo Ikea¡±, en referencia al recorrido que impone la multinacional sueca.
Lo que permanece invariable es la r¨¦plica de la Galera Real, el enorme barco construido en 1971 para conmemorar el 400 aniversario de Lepanto. ¡°La original se construy¨® aqu¨ª, pero no en el interior del edificio porque no cab¨ªa. Tuvo que hacerse fuera¡±, matiza Marcet
En 2012, con solo un 10% del edificio funcionando, lo visitaron 357.000 personas, gracias, sobre todo, a la exposici¨®n del centenario del hundimiento del Titanic. ¡°Trabajamos con la idea de que nos visiten unas 500.000 personas de media anual y el 50% de financiaci¨®n propia¡±, remacha Marcet.
El descubrimiento obliga, ahora, a reescribir la historia de la construcci¨®n y del papel de estos astilleros en ¨¦poca de los Austrias, dinast¨ªa que convirti¨® este edificio en el mayor productor de barcos del Mediterr¨¢neo.
Tras 25 a?os de intervenciones, m¨¢s de 17 millones de inversi¨®n, que han aportado las tres instituciones que conforman el consorcio: Diputaci¨®n de Barcelona, Ayuntamiento y Puerto de Barcelona, y tres a?os de cierre parcial, las Drassanes volver¨¢n a abrir al p¨²blico este fin de semana, en dos jornadas de puertas abiertas a todos los barceloneses, renovadas, di¨¢fanas y luciendo su mejor cara. Las arcadas de estilo g¨®tico reci¨¦n restauradas imponen por sus enormes dimensiones, ya que la cantidad de pilares parece un bosque de columnas de piedra, y por estar vac¨ªas. Roger Marcet, director del Museo Mar¨ªtimo, explica la historia de la construcci¨®n como si estuviera escrita en cada una de las piedras: los muros y las torres que sobreviven desde el siglo XIII; los arcos de las tiendas que se abrieron en el siglo XIV; y las partes del edificio que pertenecen a las ampliaciones del siglo XVI. Los efectos de la guerra de 1714, tan conocidos en otras partes de la ciudad, tambi¨¦n est¨¢n presentes en estos astilleros. A comienzos del siglo XVIII, explica Marcet, se materializ¨® la gran arcada central uniendo dos naves con la idea de poder construir barcos de mayor tonelaje. ¡°Fue un gran reto arquitect¨®nico por la anchura de los arcos, pero nunca se lleg¨® a usar, ya que tras el conflicto el edificio ya no realiz¨® m¨¢s barcos y pas¨® a ser una maestranza donde se constru¨ªan armas y un cuartel militar¡±, asegura Marcet.
De ese periodo hist¨®rico tambi¨¦n ha aflorado la fundamentaci¨®n de una perforadora de ca?ones del siglo XVIII, una gigantesca herramienta en forma de llave, que se ha conservado, lejos de la vista del p¨²blico, bajo la nueva pavimentaci¨®n del suelo.
Pero la mayor sorpresa que han comportado los trabajos, aparte de la menor edad de la construcci¨®n, ha sido descubrir una necr¨®polis romana con casi medio centenar de enterramientos desde el siglo I al VI, entre ellos un mausoleo con 11 urnas para contener las cenizas del difunto, cinco de ellas de cristal, algo excepcional. Los restos estaban enterrados junto a una de las v¨ªas de acceso de la ciudad romana paralela a la costa de mar. El mausoleo se podr¨¢ ver y se integrar¨¢ en el recorrido del nuevo museo.Como un libro, las Drassanes acogen gran parte de la historia de Barcelona, desde el siglo I hasta la actualidad.
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