?Unos ¡®pactos de la Moncloa¡¯ contra la corrupci¨®n?
"Necesitamos autoridad moral de forma urgente para instaurar las reformas profundas que se impongan a los sistemas de partidos"
Hemos tocado fondo a nivel pol¨ªtico. Los ¨²ltimos datos publicado por EL PA?S sobre el entramado B¨¢rcenas confirman que esto no es cosa ¡°de cuatro trajes¡± ni ¡°de cuatro corruptos¡±, sino una forma de hacer pol¨ªtica deshonesta, inmoral e ilegal, que partiendo del est¨®mago del partido ha intoxicado la circulaci¨®n sangu¨ªnea de la democracia.
?De cu¨¢ntos contratos p¨²blicos ama?ados hablamos? ?De cu¨¢ntas comisiones ilegales? ?De cu¨¢ntos tratos de favor, informaci¨®n privilegiada, malversaci¨®n de fondos, contabilidad paralela y relaciones deshonestas entre empresas y pol¨ªticos? Lo que estamos conociendo nos sit¨²a como pa¨ªs en los niveles m¨¢s altos de contaminaci¨®n y corrupci¨®n, similar a gobiernos dictatoriales, sin sistema de representaci¨®n democr¨¢tica y sin separaci¨®n de poderes.
El entramado no nos deja heridos, sino inhabilitados pol¨ªticamente. ?Qu¨¦ hacemos? Si todo lo publicado es cierto (y la investigaci¨®n judicial est¨¢ demostrando lo profundo del asunto), la salida es bien complicada: dejarlo pasar significa estar encharcados en la corrupci¨®n a todos sus niveles, hay que tirar de la manta, pero ?qui¨¦n?
El problema es que el sistema democr¨¢tico se tambalea; la mayor situaci¨®n de descr¨¦dito y debilidad la representan los partidos pol¨ªticos, a quienes necesitamos en estos momentos m¨¢s fuertes, s¨®lidos, transparentes y democr¨¢ticos que nunca, pero que en cambio se han convertido en el enemigo ciudadano.
No parece posible que los propios partidos pol¨ªticos puedan salir por s¨ª solos de esta situaci¨®n. Al contrario, siguen de forma endog¨¢mica, jugando con las mismas viejas reglas que hoy resultan incomprensibles para una ciudadan¨ªa harta, indignada y que se siente estafada. No s¨®lo es que se siente estafada, sino que lo ha sido. ?En manos de qui¨¦n podemos confiar la transparencia pol¨ªtica, la regeneraci¨®n democr¨¢tica y el cambio interno de los partidos pol¨ªticos? ?A qui¨¦n se lo encargamos: al presidente de Gobierno?
La reacci¨®n de la c¨²pula del PP ha sido la cl¨¢sica: negarlo todo, matar al mensajero, y seguir hacia delante a ver si todo escampa. Es cierto que no todos los partidos ni todos los pol¨ªticos est¨¢n implicados o manchados. Muchos pol¨ªticos est¨¢n dando la cara en las horas m¨¢s bajas de credibilidad del sistema, denunciando y sacando a la luz las malas pr¨¢cticas, ejerciendo la pol¨ªtica no s¨®lo con honestidad, sino con dosis de hero¨ªsmo. Pero la injusta percepci¨®n de que todo est¨¢ corrupto y todos son iguales, les pone enormes piedras en el camino.
Por una parte, tenemos el hartazgo social con el estupor y el descr¨¦dito de no confiar en nadie, la corrupci¨®n pol¨ªtica econ¨®mica que ha manchado al conjunto de instituciones democr¨¢ticas sin excepci¨®n, que impiden que la Pol¨ªtica se ejerza como una soluci¨®n. Por otra parte, el arco parlamentario actual es demasiado d¨¦bil para abordar la regeneraci¨®n democr¨¢tica de forma profunda: el PP no lo va a hacer (se juega demasiado), el PSOE manifiesta una debilidad interna y org¨¢nica grave, adem¨¢s de arrastrar errores y gestiones pasadas que lo dejan maniatado, y otros partidos que est¨¢n escalando posiciones, a¨²n mantienen una enorme distancia electoral y parlamentaria que les impide dar un vuelco a la situaci¨®n.
?C¨®mo conseguimos desmontar la ¨¦lite de poder que ha utilizado las instituciones p¨²blicas como cortijos para saquear dinero? Y ?c¨®mo invertir la pir¨¢mide representativa, que permite que sigan gobernando y ejerciendo el poder los que utilizan m¨¦todos deshonestos porque el sistema les beneficia (presiones, maletines, comisiones, amenazas ¡)?
La sociedad civil es la que est¨¢ demostrando mayor nivel de civismo y compromiso, salvo que no tiene capacidad articulada, ni tampoco le corresponde el papel de sustituir a las instituciones existentes.
Nuestra Constituci¨®n espa?ola no necesita un lavado de imagen; necesita una profunda revisi¨®n que aborde como principal objetivo la reforma electoral, la imprescindible reforma org¨¢nica de los partidos pol¨ªticos y su financiaci¨®n, la inspecci¨®n y vigilancia contra la corrupci¨®n y la inmediata sanci¨®n de los corruptos que no puedan ser cobijados en el interior de las organizaciones, la separaci¨®n de los papeles p¨²blico-privado, los derechos universales e innegociables de los espa?oles, el crecimiento econ¨®mico y el ineficaz sistema laboral espa?ol, el modelo productivo de nuestro pa¨ªs¡ entre otros asuntos. No podremos solucionar los problemas econ¨®micos y sociales del pa¨ªs, la desigualdad social y el crecimiento laboral, si no abordamos la profunda revisi¨®n democr¨¢tica. Pero, ?qui¨¦n tiene en estos momentos autoridad moral para plantear un gran acuerdo por encima de los partidos pol¨ªticos (que son juez y parte en estas decisiones)?
Al igual que en el a?o 77 se consiguieron los Pactos de la Moncloa, hoy necesitar¨ªamos un Pacto de Reforma del Sistema Democr¨¢tico que responda a los desaf¨ªos actuales y ponga l¨ªmites a las perversiones que estamos sufriendo, no s¨®lo desde el ¨¢mbito pol¨ªtico y econ¨®mico, sino tambi¨¦n moral. Necesitamos autoridad moral de forma urgente para instaurar las reformas profundas que se impongan a los sistemas de partidos.
Ana Noguera es miembro del Consell Valenci¨¤ de Cultura.
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