Un patrimonio inmaterial y muy terrenal
El flamenco, pese a la protecci¨®n y el relevo generacional, mira al extranjero para sortear la crisis
En poco m¨¢s de una d¨¦cada, el arte flamenco ha sido objeto de una serie de reconocimientos oficiales de los que nunca antes hab¨ªa gozado. Esa serie bien podr¨ªa comenzar en 1999 con la Declaraci¨®n de Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) para los registros sonoros de La Ni?a de Los Peines por parte de la Junta de Andaluc¨ªa y tendr¨ªa la inclusi¨®n del flamenco en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco ¡ªa finales de 2010¡ª como el pen¨²ltimo de estos hitos. Entre ellos tambi¨¦n se incluir¨ªa la creaci¨®n, en 2005, del ahora denominado Instituto Andaluz del Flamenco (IAF), "como instrumento para impulsar y coordinar las pol¨ªticas relacionadas con este arte" y, ya en 2007, su inclusi¨®n en el nuevo Estatuto de Autonom¨ªa como "elemento singular del patrimonio cultural andaluz".
Todas estas medidas y declaraciones, destinadas a proteger y difundir nuestro arte m¨¢s representativo, bien podr¨ªan enmarcar un presente con el viento a favor que estar¨ªa, adem¨¢s, impulsado por una generaci¨®n de j¨®venes artistas, en muchos casos brillante, que tiene acceso a una informaci¨®n y documentaci¨®n impensable hace a?os. Estos aires favorables se enfrentan, sin embargo, con los nubarrones de una nada disimulada incertidumbre sobre el futuro y la borrasca atl¨¢ntica que la crisis econ¨®mica est¨¢ suponiendo para toda la cultura, incluidos los artistas flamencos.
Entre los artistas y agentes se da una general coincidencia a la hora de valorar de forma muy positiva el momento creativo actual. De esta forma, la directora del IAF, Mar¨ªa de los ?ngeles Carrasco, opina que "el flamenco goza de una excelente salud" y que, en el terreno creativo, se atraviesa "un momento dulce".
La directora no es, sin embargo, ajena a los problemas. Piensa que "no se pueden obviar las dificultades econ¨®micas que afectan tanto al flamenco como a las dem¨¢s artes", pero se muestra convencida de que "se saldr¨¢ adelante porque la principal materia prima de este arte, es el talento de quienes lo hacen crecer d¨ªa a d¨ªa". Adem¨¢s, y para reforzar sus convicciones, declara que el mayor capital del flamenco en la actualidad es "su patrimonio humano, formado por todas las personas que velan y se apasionan por ¨¦l, desde el p¨²blico aficionado hasta el artista, pasando por el tejido asociativo, las pe?as o los empresarios".
Las opiniones de Carrasco las comparte en cierta medida la maestra Carmen Linares, quien valora muy favorablemente a la nueva generaci¨®n. "Hay gente muy preparada que conoce muy bien el cante", dice. Pero, de manera inmediata, lamenta la falta de oportunidades: "?D¨®nde desarrollan su arte, con el poco trabajo que hay?", se pregunta. "Yo, donde m¨¢s he aprendido ha sido cantando y escuchando cantar. El artista joven necesita comunicarse con sus compa?eros, porque esos conocimientos son muy buenos para forjarse su propia personalidad. Porque el cante es personalidad", subraya. Por eso reclama ayudas. "Si no las hay, se va a hacer mucho da?o", afirma.
La personalidad, o m¨¢s bien su ausencia, es motivo de preocupaci¨®n para la bailaora Eva Yerbabuena, Premio Nacional de Danza 2001: "Somos muy d¨¦biles y nos dejamos influenciar por gente que vive m¨¢s de la teor¨ªa que de la pr¨¢ctica. Cada vez hay menos personalidad a la hora de exponer y crear una idea en la que realmente se crea".
Su opini¨®n contrasta en cierta medida con la de Israel Galv¨¢n, tambi¨¦n premio Nacional de Danza (2005). Para ¨¦l, los bailaores y bailaoras del momento "tienen una gran formaci¨®n r¨ªtmica y eso les permite relacionarse con otras disciplinas con bastante facilidad. Esto, y la curiosidad que hay en la actualidad por acercarse a esas disciplinas, hacen del flamenco un arte con mucho futuro". Pero, eso s¨ª, advierte: "Siempre desde la ra¨ªz y sin que los artistas se traicionen a s¨ª mismos".
En la capacidad de relacionarse con otras m¨²sicas tambi¨¦n se fija el guitarrista Gerardo N¨²?ez, para quien hoy d¨ªa "la guitarra flamenca es capaz de compartir escena con el mundo del jazz, del cl¨¢sico y de cualquier otra del panorama musical". Su orgullo sobre el nivel de este instrumento se extiende hasta afirmar que "aunando pasi¨®n y disciplina, se ha conseguido una guitarra flamenca muy atractiva y un nivel musical e interpretativo excelente, admirado y envidiado por muchos". "Los j¨®venes guitarristas tienen ahora toda la informaci¨®n al instante, pero no por ello deben dejar de estudiar, amar y respetar a los mayores que dieron su vida para que hoy tengamos este tesoro que es la guitarra flamenca", a?ade.
La visi¨®n positiva de N¨²?ez adquiere otros matices cuando se le pregunta por la presente coyuntura econ¨®mica y su influencia en la actividad flamenca. El guitarrista, pionero en la autogesti¨®n de su propio trabajo, se rebela y apunta, m¨¢s all¨¢ de la crisis actual, a la causada por la era digital y sus desvar¨ªos como la peor de todas. "La era digital ha tra¨ªdo consigo una devaluaci¨®n de la m¨²sica como valor en s¨ª. Se puede copiar, descargar y acumular sin pagar. En resumidas cuentas, piratear". Recuerda tambi¨¦n que "los discos flamencos son los m¨¢s caros de producir porque los samplers aun no han sustituido a la guitarra ni a la voz. Esto se traduce en elevados costes de producci¨®n para unos discos que est¨¢n literalmente hechos a mano. Si a los cinco minutos de publicarlos se los descarga gratis toda la comunidad flamenca, es imposible rentabilizarlos. Y lo que es peor, lo que es gratis no se respeta", concluye N¨²?ez, quien graba desde hace a?os para una discogr¨¢fica alemana.
Por su parte, Carmen Linares tuvo que crear su propio sello, Salobre, ante el poco inter¨¦s de las multinacionales. Por eso, entre la mayor¨ªa de los m¨²sicos y cantaores flamencos, la crisis discogr¨¢fica casi se obvia. Graban un considerable n¨²mero de buenos discos de cante y de guitarra (ahora es m¨¢s barato), pero siempre conscientes de su limitada rentabilidad, que ser¨¢ en todo caso art¨ªstica y no econ¨®mica. Lo de los discos es algo de lo que, a¨²n sin estar prohibido, casi no se habla. Como de "la cosa, de lo mal que est¨¢ la cosa". Cuenta Carmen Linares que en un bar de Madrid frecuentado por flamencos ya han colgado el cartel de "Prohibido hablar de la cosa".
Pero hay que seguir trabajando y, para ello, los artistas suelen confiarse en sus agentes. Hablar con ellos un d¨ªa cualquiera puede no ser f¨¢cil, es probable que est¨¦n en el extranjero, de gira. Todos, artistas y agentes, reconocen que ahora se tiende a trabajar m¨¢s fuera, aunque algunos ya lo ven¨ªan haciendo desde antes de la crisis. Como en el caso de los jazzmen norteamericanos, Europa y Jap¨®n son yacimientos a los que se puede recurrir en busca de recursos, aunque no hace mucho, el cantaor jerezano Mateo Sole¨¢, experto en mil batallas, declaraba: "Ya no se gana dinero ni en el Jap¨®n".
Chema Blanco, director de A Negro Producciones, la oficina de Israel Galv¨¢n, es de los que admiten que para ellos siempre ha sido mucho m¨¢s f¨¢cil trabajar en el extranjero. "Podr¨ªamos asegurar que el 90% de nuestro trabajo lo hacemos fuera de nuestras fronteras, sobre todo en Francia", dice. Pero, a la vez, reconoce que incluso all¨ª, aunque no ha disminuido el volumen de trabajo, ha habido que rebajar cach¨¦s, unos cach¨¦s que, en su opini¨®n, tienen un precio alto. "A veces, son tremendamente caros en comparaci¨®n con los de otras disciplinas art¨ªsticas, y habr¨ªa que replante¨¢rselo, porque en el extranjero muy pocos promotores entienden esos costes tan elevados".
Sobre este asunto, Carlos S¨¢nchez, de Solo por Arte Producciones, cuenta que "hoy en d¨ªa est¨¢ prohibido hablar de cach¨¦s. M¨¢s bien hay que preguntar cu¨¢nto hay y, si te interesa, pues para adelante". Este jerezano que, a pesar de los tiempos, acaba de lanzarse a la aventura empresarial en solitario, es tambi¨¦n contundente a la hora de reconocer que hay que buscarse la vida en el extranjero. "Da gusto trabajar fuera de Espa?a, en muchos sentidos", declara. "Tal y como est¨¢ el pa¨ªs hay que moverse mucho m¨¢s por el mercado internacional. Porque aqu¨ª ocurren dos cosas: primero, que no hay dinero y, segundo, que no sabes nunca cu¨¢ndo te van a pagar. Y si trabajas con la Administraci¨®n, ni te cuento".
Crist¨®bal Ortega, director de producci¨®n de la compa?¨ªa de Eva Yerbabuena relata que, en su caso, siempre han trabajado m¨¢s fuera que dentro, aunque, un tanto a contracorriente. Declara estar consiguiendo que esa balanza se equilibre. No revela la f¨®rmula, pero se?ala una nueva realidad que se est¨¢ imponiendo. "Estamos notando que, en las propuestas por parte de los teatros, cada vez m¨¢s se utiliza la f¨®rmula de la taquilla, donde la compa?¨ªa tiene que arriesgar y compartir los ingresos de la taquilla con el teatro, para que este amortice los costes estructurales".
La taquilla como ¨²nico elemento regulador del mercado es algo que rechaza Rosal¨ªa G¨®mez, directora de la ¨²ltima Bienal de Sevilla. "La calidad no siempre es comercial y en el flamenco hay un aspecto de intimidad que no puede preservarse en las grandes salas". No obstante, y al igual que Chema Blanco, reclama un reajuste en los precios del flamenco, "porque hay situaciones realmente absurdas que se producen solo en este g¨¦nero art¨ªstico".
?Hacia d¨®nde camina el flamenco? Ser¨ªa imposible encontrar una opini¨®n un¨¢nime en un universo con tantas voces y tan plurales. La incertidumbre cobra forma de precauci¨®n en las palabras de Eva Yerbabuena. "Vivimos tan acelerados que en estos momentos no sabr¨ªa definir hacia d¨®nde caminamos", admite. Sin embargo, la maestra Carmen Linares abre paso al optimismo: "El flamenco caminar¨¢, aunque sea de otra manera. Hemos pasado ¨¦pocas muy malas y podemos con todos los toros". As¨ª sea.
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