El gasto social como inversi¨®n
Una cuesti¨®n previa. El presente an¨¢lisis no pretende realizar modelos matem¨¢ticos ni ejercicios de econometr¨ªa sino que solamente se trata de observar lo que diariamente nos muestran las p¨¢ginas de econom¨ªa de los peri¨®dicos. Otra cuesti¨®n previa: el que hoy por hoy el crecimiento, el desarrollo o como quiera llamarse solo tiene sentido desde el punto de vista de la creaci¨®n de empleo y eliminaci¨®n de la pobreza.
Nos guste o no, es completamente imposible volver a recobrar los niveles de empleo bas¨¢ndose de nuevo en actividades vinculadas a la construcci¨®n, tanto en el sector inmobiliario como en el de infraestructuras de car¨¢cter tan claramente antiecon¨®mico y antisocial como los trenes de alta velocidad, autov¨ªas o transportes de metro de la mayor¨ªa de las ciudades, concebidos y dise?ados para proporcionar beneficios a sus constructores y financiadores.
Por tanto, debemos realizar un giro copernicano y orientar la econom¨ªa a cuestiones como energ¨ªas renovables, I+D+I, econom¨ªa verde, reciclaje, agricultura de proximidad, servicios y cuidados.
Lo anterior exige inversiones cuantiosas en investigaci¨®n y desarrollo, en educaci¨®n, mantener y fomentar grupos de investigaci¨®n y tener claro que el resultado de esta actuaci¨®n producir¨¢ sus efectos en el medio o largo plazo.
?Hay otra opci¨®n a medio plazo a la actual pol¨ªtica econ¨®mica? Pues s¨ª
?Qu¨¦ hacemos hasta entonces? ?Podemos esperar y seguir como hasta ahora confiando en que la moderaci¨®n salarial genere empleo? Pues parece que no. Las cifras de desempleo, pobreza y exclusi¨®n crecen. Las infraestructuras incluso fara¨®nicas e in¨²tiles, sobran los ejemplos, ?son una soluci¨®n? Pues lo cierto es que, sin entrar a considerar los factores medioambientales, que por s¨ª mismos ya son de peso, las grandes infraestructuras generan siete empleos por mill¨®n de euros invertidos y adem¨¢s empleos llamados a su extinci¨®n con la finalizaci¨®n de la obra. Esto ha sido la base del plan anticrisis del PNV en la pasada legislatura en Gipuzkoa, (adem¨¢s no debemos olvidar el efecto que las grandes obras han producido en el sentido de traer una mano de obra retribuida conforme a su lugar de procedencia, sensiblemente menores que las de aqu¨ª, y que han sido explotados y tratados inhumanamente).
Ha existido otra v¨ªa de acci¨®n consistente en reducir el precio del trabajo con el fin de que, al ser este m¨¢s barato, ser¨ªa m¨¢s demandado. La reducci¨®n ha operado a trav¨¦s de la reforma laboral, de las subvenciones y de las bonificaciones fiscales. El resultado es el que hemos visto.
?Hay otra opci¨®n a corto o medio plazo? Pues s¨ª. Ante din¨¢micas neoliberales seg¨²n las cuales lo que deben buscar las econom¨ªas es ser competitivas en el exterior, la tendencia debe ser la contraria. No ha habido en el curso de la Historia econom¨ªas que hayan llegado a ser competitivas de un modo sostenible y aut¨¦ntico sin haber consolidado el mercado interno. Para ello, la mejor forma es la distribuci¨®n m¨¢s igualitaria y esto porque los ingresos m¨¢s repartidos se destinan en mayor medida a la adquisici¨®n de bienes y servicios. Cuanta m¨¢s concentrada est¨¦ la renta mayor ser¨¢ el volumen de producci¨®n necesario para satisfacer la demanda, y al contrario, a menor desigualdad, mayor ser¨¢ el volumen de producci¨®n necesario y mayor ser¨¢ la demanda de empleo.
Combatir la desigualdad es un paso imprescindible a corto y medio paso
Combatir la desigualdad es, por lo tanto, paso imprescindible en el corto y medio paso. Esto implica actuar de forma complementaria en dos frentes: En primer lugar, en la v¨ªa de los salarios contribuyendo las administraciones a establecer unos salarios justos, tanto en su personal directo como en el indirecto. Sirva de ejemplo la actuaci¨®n de la Diputaci¨®n de Gipuzkoa que ha mediado con ¨¦xito y ha aportado fondos para la regularizaci¨®n salarial de los trabajadores de residencias. En segundo lugar, se combate la desigualdad a trav¨¦s de servicios p¨²blicos, creaci¨®n de puestos de trabajo por la administraci¨®n en los servicios mencionados, ayudas, becas, etc¡
La consideraci¨®n del gasto social como inversi¨®n y no como gasto, como un instrumento de pol¨ªtica econ¨®mica es lo que caracteriza a lo que se ha dado en llamar Modelo Gipuzkoa.
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