Delenda est
La sociedad ha empezado a elaborar un lenguaje propio mientras el poder ha dejado de explicarse, de comunicar
Puede ser que un sistema se corrompa r¨¢pidamente, s¨ª. No obstante, es a¨²n m¨¢s probable que, el gran y r¨¢pido cambio producido, no haya tenido lugar en las instituciones, sino en su percepci¨®n.
Ese cambio de percepci¨®n es consecuencia de un doble fen¨®meno. Por una parte, la sociedad ha empezado a elaborar un lenguaje propio. Palabras, an¨¢lisis, diagn¨®sticos diferentes a los institucionales. Por otro lado, el poder ha dejado de explicarse, de comunicar. Las instituciones, al menos ling¨¹¨ªsticamente, han colapsado. Han dejado de emitir cultura de la Transici¨®n. Esta renuncia ¡ªo incapacidad¡ª para ofrecer marcos en los que encajar la realidad de manera satisfactoria, se vio en tiempo real con la comparecencia en el Congreso de Ada Colau. El presidente de la comisi¨®n no pudo, a trav¨¦s de su lenguaje gastado y viejo, enmarcar las palabras de la portavoz de la PAH bajo el trade mark violencia. En los d¨ªas posteriores, diversos pol¨ªticos y periodistas usuarios de la cultura de la Transici¨®n, tampoco pudieron enmarcar la cosa en el marco violento en el que hubiera sido enterrada hace un par de a?os. El d¨ªa de la votaci¨®n de la ILP de la PAH, no se pudo someter la sesi¨®n a los marcos habituales. Es m¨¢s, con las sedes del PP rodeadas por una ciudadan¨ªa que identificaba la violencia en lugares no propuestos por las instituciones, el PP acept¨® llevar a tr¨¢mite la ILP. Su cambio de opini¨®n se produjo en media hora de presi¨®n ciudadana, seg¨²n se pudo ver en Twitter. Es decir, de manera imprevista y ca¨®tica. Colapsada.
Los casos B¨¢rcenas y Undargar¨ªn ¡ªpor citar los que afectan al v¨¦rtice de la pir¨¢mide¡ª, suponen una narraci¨®n puntillosa y cruda de una corrupci¨®n sist¨¦mica
Los marcos, por primera vez en d¨¦cadas, no son fijados por las instituciones. El poder ¡ªo algo m¨¢s amplio: el sistema, pues el poder y la oposici¨®n, aqu¨ª abajo y desde hace 35 a?os, comparten palabras, discursos, cultura¡ª, est¨¢ ling¨¹¨ªsticamente noqueado. Un indicio de que el colapso del sistema es mayor de lo previsto. Sin palabras propias, las instituciones parecen estar abandonadas a s¨ª mismas. Lo que permite ver el sistema sin atributos, sin propaganda, en su esencia. Y lo observado en ese trance, no augura futuro alguno. Los casos B¨¢rcenas y Undargar¨ªn ¡ªpor citar los m¨¢s llamativos, los que afectan al v¨¦rtice de la pir¨¢mide¡ª, suponen una narraci¨®n puntillosa y cruda de una corrupci¨®n sist¨¦mica, de din¨¢micas institucionales no previstas en el lenguaje oficial. Esos casos narran un Estado que ha cedido su soberan¨ªa a instancias no democr¨¢ticas, narran una clase institucional que, mientras construye una severa contrareforma democr¨¢tica, se comporta como si el Estado fuera un bot¨ªn, al que tienen acceso por una suerte de derecho de conquista, o de existencia. Sin capacidad contra-narrativa ¡ªno la hay, o no se ve¡ª, esos casos suponen un torpedo en la l¨ªnea de flotaci¨®n del sistema.
Son, por s¨ª mismos, el fin del sistema. Cualquier profesional del sistema lo sab¨ªa, desde el momento primigenio en el que esos casos aparecieron en la agenda. Es, por tanto, llamativo, que no hayan elaborado ning¨²n plan B, y que en todo ese tiempo s¨®lo hayan podido reiterarse. De hecho, es posible interpretar ya como inercia todo lo ocurrido pol¨ªticamente en los ¨²ltimos meses. El proceso de soberan¨ªa, que pudiera haberse aprovechado de este hundimiento del sistema, no lo har¨¢, porque CiU y ERC son parte del sistema. Es, pues, inercia. El inmovilismo gubernamental al respecto, no es m¨¢s que una inercia lejana. Las t¨ªmidas propuestas de reforma federalista de los PS peninsulares, son, sin hablar de econom¨ªa y pobreza, sin formular o aprovecharse del hundimiento, inercia. La sensaci¨®n es que el sistema ya no puede ofrecer nada. Salvo su inercia.
En estos momentos de hundimiento, la iniciativa es de la sociedad, el ¨²nico sujeto que pide soluciones democr¨¢ticas en todos los ¨¢mbitos, que el sistema es incapaz de ofrecer. O, incluso, de imaginar. Si la sociedad no lidera el proceso, lo liderar¨¢, tal vez, la UE. Es decir, lo perder¨¢. M¨¢s.
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