Lleno en la Vall d¡®Hebron
Las camillas ya forman parte del paisaje habitual de los pasillos de las urgencias del hospital
Miradas perdidas, familiares cabizbajos, lamentos y un mar de camillas es la primera imagen del vest¨ªbulo de entrada del nivel dos del servicio de urgencias generales del hospital del Vall d¡¯Hebron, donde se dirige a los pacientes en estado m¨¢s cr¨ªtico. Entre las camillas de los enfermos, solo hay una silla destinada a que pasen las horas los allegados que les visitan.
¡°Hoy es un d¨ªa raro, con poca gente, pero d¨ªas atr¨¢s hab¨ªa tantas camillas que los familiares estaban sentados por el suelo¡±, denuncia un trabajador que pide mantener el anonimato. El empleado pertenece a la plataforma samarretes negres, que denuncia los efectos ¡°nocivos¡± en la sanidad p¨²blica de los tijeretazos de la Generalitat de Catalu?a.
Todo empeora en un pasillo colindante. En este corredor los pacientes se acumulan en bater¨ªa. Hay enfermos a ambos lados. En un habit¨¢culo de escasos 50 metros cuadrados se acumulan m¨¢s de 10 camillas, entre las que no hay espacio ni para acomodar a los familiares.
¡°Pueden llegar a estar aqu¨ª m¨¢s de un d¨ªa, y de dos¡±, revela una trabajadora del centro hospitalario. Lleva la bata abierta para dejar bien visible la camiseta negra que viste. La sanitaria revela que en el edificio hay dos plantas ¡°tapiadas¡±. ¡°?Por qu¨¦ no se utilizan?¡±, se pregunta.
Durante las horas, incluso d¨ªas, que pasan desde que los pacientes entran al hospital hasta que son ingresados, ellos y sus familiares no tienen ning¨²n tipo de intimidad. Todo est¨¢ a la vista.
Lo que se podr¨ªa atribuir a una situaci¨®n excepcional, causada por un aumento de pacientes, denuncia el trabajador, se ha convertido en habitual. Este extremo lo confirman los carteles colocados en la cabecera de cada camilla. ¡°Esto est¨¢ as¨ª hace mucho tiempo¡±, denuncia.
A los problemas derivados de compartir un espacio tan reducido con otros pacientes, se le suman los posibles accidentes propios de la actividad del servicio de urgencias. Un celador empuja una camilla con un paciente por el pasillo. La marcha se detiene cuando el trabajador encuentra un obst¨¢culo. Intenta reanudar la marcha por dos veces, pero el esfuerzo es en vano. Un visitante advierte que la v¨ªa para introducirle suero al paciente se ha enganchado en la camilla de su familiar.
A pesar de la imagen, fuentes del hospital aseguran que la situaci¨®n en las urgencias es ¡°normal¡±. ¡°Hay picos de afluencia, pero no hemos detectado problemas graves¡±, explican
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