La UB irradia el arte de la Fundaci¨®n Sorigu¨¦
Las obras forman parte de una exposici¨®n, que pretende mostrar el arte contempor¨¢neo adapt¨¢ndolo a la vida normal del edificio
Hasta el 30 de abril, aquellos que suban la escalinata del edificio hist¨®rico de la Universidad de Barcelona (UB) en la Gran V¨ªa, al levantar la vista, se encontrar¨¢n con la asombrosa visi¨®n de personajes fantasmales caminando a su encuentro. Son los protagonistas de The Return, el v¨ªdeo de Bill Viola, colocado en una estructura monol¨ªtica negra, que refuerza su car¨¢cter tot¨¦mico. El mismo asombro lo transmite la escultura de un hombre a tama?o real de Leonard McComb, un ¨ªdolo pagano dorado plantado en medio de la galer¨ªa, que se mezcla con el flujo de alumnos.
Las obras forman parte de una exposici¨®n, que pretende mostrar el arte contempor¨¢neo adapt¨¢ndolo a la vida normal del edificio, para que no sea una excepci¨®n, sino la normalidad. As¨ª, el Viaje a la luna de William Kentridge preside el Aula Magna y el barroco discurrir de Civilization de Marco Brambilla se exhibe rodeado por el esplendor del paraninfo. En cambio, las diminutas instalaciones audiovisuales de Marina Alexeeva, formadas por proyecciones en entornos esculturales, sorprenden a los estudiantes que las descubren encajadas entre los libros de la biblioteca.
Piezas de primera fila
Son todas piezas de primera fila pertenecientes a la Fundaci¨®n Sorigu¨¦ de Lleida, poseedora de una colecci¨®n de arte contempor¨¢neo de gran inter¨¦s, m¨¢s conocida en el extranjero, donde sus pr¨¦stamos son muy codiciados, que en Espa?a. De hecho, es la primera vez que se presenta en Barcelona una selecci¨®n de sus 400 obras, 150 de las cuales son muy importantes. Entre estas se encuentra el mejor conjunto de Antonio L¨®pez en manos de un privado, comparable solo al que posee el Museo Reina Sof¨ªa de Madrid. Sin embargo, no es una colecci¨®n de nombres famosos, sino que incluye muchos j¨®venes y artistas emergentes, que van consolid¨¢ndose a?os tras a?os.
¡°Es una colecci¨®n internacional y multidisciplinar, que atiende exclusivamente a valores pl¨¢sticos y no de mercado o prestigio, e incluye en igualdad de condiciones artistas c¨¦lebres y desconocidas¡±, explica Julio Vaquero, director de la colecci¨®n y a su vez artista reconocido. Fue ¨¦l quien convenci¨® a Julio Sorigu¨¦, empresario con una colecci¨®n dom¨¦stica de pintura catalana del siglo XIX, que ¡°los tiempos requer¨ªan otro tipo de coleccionismo y que hab¨ªa un importante hueco que llenar¡±.
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