Padilla y Perera, fuerza y valor

La corrida de Borja Domecq, formada con cuatro toros con el hierro de Jandilla y dos con el de Vegahermosa, sali¨® buena pero con matices. Pero matices no del todo negativos. Manse¨® el tercero, que en la muleta tuvo sus cositas, y fue justo de fuerzas el voluminoso toro que cerr¨® plaza, pero con embestida franca. Es decir, los dos de Pereda fueron para trabajarlos a conciencia. Del lote de Padilla, al primero le cost¨® un pelo tomar la muleta por el excesivo castigo que le recetaron en varas, pero a¨²n as¨ª fue buen toro. El cuarto, bueno y noble, sac¨® su punto de picante cuando se le molestaba. M¨¢s completo, en general, el lote de El Cid. El segundo tuvo fijeza y un toque de toro encastado; el quinto puso el sem¨¢foro en verde por el pit¨®n derecho y se present¨® algo remiso por el izquierdo, aunque sin problemas. Los seis cumplieron con m¨¢s discreci¨®n que otra cosa en el primer tercio, con el contraste del tercero, que entr¨® y sali¨® del caballo cuantas veces quiso sin atender a nada ni nadie.

Juan Jos¨¦ Padilla tore¨® a favor de corriente, muy volcado el p¨²blico con ¨¦l. No regate¨® esfuerzos y dio todo un recital de buena voluntad. Al primero le puso tres pares de banderillas. El tercero, al cambio y por los adentros, de m¨¦rito. Los otros dos, de habilidad. El toro acus¨® el fuerte castigo recibido, pero tom¨® la muleta noble. Sin terminar de rematar los muletazos, Padilla se plant¨® en la corta distancia y por all¨ª compuso. Con el toro ahogadito, se lo pas¨® el final por manoletinas con un desaire final al ser desarmado.

En el cuarto dio un recital del toreo de rodillas, tanto con la capa como con la muleta. Salud¨® hasta con seis largas cambiadas, ganando terreno hasta los medios. Rugi¨® la plaza. Por rogerinas ligeras llev¨® el toro al caballo. Cambiado el tercio, tres pares de banderillas m¨¢s. Esta vez ganado bien el pit¨®n contrario pero sin pasarse de toro. El tercero, al viol¨ªn, fue celebrado en la grada de forma especial. Acto seguido, m¨¢s toreo de hinojos, esta vez por derechazos. Ya de pie para los restos, Padilla dej¨® una primera serie con la derecha de buen concepto. Por el lado izquierdo el toro puso sus pegas, se met¨ªa por dentro y Padilla sorte¨® un apurillo. La faena fue muy entregada. Padilla meti¨® en la coctelera unas gotas de populismo y otras de matiz cl¨¢sico, lo agit¨® y lo vaci¨®. El final de faena fue atronadora: m¨¢s rodillazos y un par de desplantes, uno de espalda y otro de frente. Y locura colectiva en los tendidos.

Una muestra de torero poderoso, de valor seco y verdadero en Miguel ?ngel Perera. Al toro m¨¢s contestatario de la corrida, el tercero, le plant¨® cara sin pedir nada a cambio. No fue una labor brillante, ni siquiera ligada, pero tuvo un fondo muy aut¨¦ntico. Muy bien atada la primera serie con la derecha, pero no m¨¢s. El toro ech¨® el guante y Perera fue a recogerlo. A falta de librar muletazos, Perera respondi¨® con parones. En una de esas el toro, que ya amagaba con irse, quiso echarle mano y se enganch¨® en el faj¨ªn del torero. La cosa termin¨® con un Perera apabullando al toro. Una faena de torero valiente.

Buena corrida de los hierros de Jandilla y Vegahermosa

El sexto fue un toro grand¨®n, a falta de cinco kilos para los 600. Una mole. Pero algo fofa. Perera abri¨® la faena con tres pases por alto combinados con otros tanto por la espalda, en el centro del ruedo. Aunque no muy sobrado de fuerzas, el toro permiti¨® a Perera torear de largo y con mando sobre la derecha. Por la izquierda tambi¨¦n contaron naturales de un grado alto de calidad, aunque salpicados, sin encadenar. El toro se puso algo defensivo cuando apret¨® Perera, que opt¨® al final por envolver al de Jandilla en su terreno. Muy quieto. Muy poderoso. Otra demostraci¨®n de valor.

El Cid no se acopl¨® con el segundo, de seria embestida. Ni por la derecha ni por la izquierda. Inseguro tambi¨¦n. Se esforz¨® en el quinto, pero tampoco muy convencido. No rompi¨® la barrera de lo discreto en ninguno de los dos.