La prehistoria del mar en las redes
F¨®siles capturados por error descubren cuatro nuevas especies de zifios, primos lejanos de los delfines, que viv¨ªan en el Atl¨¢ntico hace 20 millones de a?os
De las redes de un arrastrero gallego, al cat¨¢logo zool¨®gico mundial. Cuando Miguel Iglesias recogi¨® un extra?o cr¨¢neo fosilizado entre las artes del Nuevo Richardno era consciente de lo que hab¨ªa pescado. Fue en septiembre del 2006. El punto de partida de una investigaci¨®n que, siete a?os despu¨¦s, ha probado la existencia de cuatro nuevas especies de zifios (cet¨¢ceos odontocetos), algo as¨ª como un primo lejano de los delfines, que nadaban en las aguas atl¨¢nticas de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica hace 15 o 20 millones de a?os, en el Mioceno.
El pesquero faenaba en el caladero de La Selva, a unos 70 kil¨®metros mar adentro al Noroeste de Cedeira, cuando se top¨® con esta joya paleontol¨®gica que reposaba en el fondo marino, justo al borde de la plataforma continental, un lugar que se ha revelado como una aut¨¦ntica mina de f¨®siles. Su peque?o tama?o, 66 cent¨ªmetros, es inversamente proporcional a su valor cient¨ªfico, ya que arroja nuevas luces sobre la Teor¨ªa de la Evoluci¨®n formulada por Darwin. Aquel f¨®sil pescado por error acaba de bautizar una nueva especie de zifio, la Tusciziphius atlanticus, y abri¨® la puerta al descubrimiento de tres m¨¢s: Choneziphius leidyi, Globicetu hiberus e Imocetus piscatus. La historia de este descubrimiento est¨¢ salpicada de casualidades y le debe mucho a los pescadores gallegos de Cedeira, Camelle y Mux¨ªa, y alguno luso, que han ido cediendo decenas de f¨®siles a la Sociedade Galega de Historia Natural de Ferrol (SGHN), que ya presume de la mayor colecci¨®n de mam¨ªferos marinos de Espa?a a base de huesos y v¨¦rtebras donados y reconstruidos por voluntarios desde 1973.
Cuando Ismael Mij¨¢n, voluntario de la SGHN, se tropez¨® hace siete a?os con el cr¨¢neo de zifio del pesquero cedeir¨¦s, supo que ten¨ªa entre manos el rastro de un cet¨¢ceo ¨²nico. ¡°Era de los m¨¢s antiguos y casi mejor conservados del mundo¡±, recuerda. Music¨®logo de carrera y apasionado de la zoolog¨ªa, Mij¨¢n public¨® su hallazgo en una revista chilena especializada y su art¨ªculo llam¨® la atenci¨®n de dos autoridades en paleontolog¨ªa marina: Giovanni Bianucci, de la Universidad de Pisa, y Olivier Lambert, del Museo de Ciencias Naturales del B¨¦lgica, que viajaron hasta Ferrol para estudiar el f¨®sil. Al equipo se sumaron poco despu¨¦s otros dos expertos, Klaas Post, del Museo de Historia Natural de Rotterdam (Holanda) y Octavio Mateu, del Museo de Lourinha (Portugal).
As¨ª arranc¨®, en 2008, una investigaci¨®n que acaba de dar sus frutos (publicados el 29 de marzo) en la revista Geodiversitas con un art¨ªculo de 50 p¨¢ginas que documenta y suma cuatro nuevas especies de cet¨¢ceos al cat¨¢logo mundial. Los cuatro eran grandes buceadores de hocico pronunciado que pod¨ªan sumergirse a un kil¨®metro de profundidad porque hab¨ªan desarrollado un potente s¨®nar que les permit¨ªa interpretar los ecos para cazar y moverse.
Se desplazaban por las aguas fr¨ªas del Atl¨¢ntico Norte (de Galicia a Terranova) y una barrera marina ecuatorial les imped¨ªa cruzar a zonas m¨¢s c¨¢lidas. Med¨ªan de cuatro a 10 metros de largo, carec¨ªan de dientes y se alimentaban de cefal¨®podos que apresaban por succi¨®n. Lo m¨¢s curioso, explica Mij¨¢n, es una esfera craneal en la parte frontal de la cabeza de los Globicetus hiberus. Es una pieza de hueso dur¨ªsimo, infinitamente m¨¢s espeso que uno humano, que les serv¨ªa a los machos para protegerse cuando se peleaban a cabezazos por el territorio y las hembras. En lugar de la esfera, el Tuzciziphius atlanticus tiene una cresta rostral que es otro ejemplo de dimorfismo sexual: los machos las tienen y las hembras no.
En total, los cinco expertos estudiaron unos 40 cr¨¢neos v¨¢lidos, la mayor¨ªa hallados en las costas gallegas, y desecharon varias docenas de f¨®siles que examinaron en las casas de muchos marineros que los guardan como souvenir prehist¨®rico anulando su val¨ªa cient¨ªfica. ¡°En un bar luso, ya no recuerdo donde, vi un f¨®sil de calder¨®n decorando el suelo¡±, relata Mij¨¢n Vilas¨¢nchez. Resulta que no hay ninguno inventariado en los museos as¨ª que probablemente aquel era el ¨²nico, cuenta apenado. A los f¨®siles les han hecho de todo, desde un TAC a rayos X para extraerles con las t¨¦cnicas de la medicina moderna toda la informaci¨®n de un pasado muy remoto. Al borde de la plataforma continental de A Coru?a fueron cayendo los zifios cuyos esqueletos fosilizados se enredan en las artes de los pesqueros de atracan en Cedeira. De all¨ª proceden alguno de los mejores hallazgos que se pueden ver en el Museo da Natureza de la SGHN de Ferrol, desde un calamar gigante hasta un extraordinario tibur¨®n duende, en una colecci¨®n ¨²nica hecha con poco dinero a base de donaciones y del esfuerzo de muchos voluntarios.
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