El incienso empieza a oler mal
La gesti¨®n o la propiedad privada tampoco es precisamente la panacea a la hora de corregir las imperfecciones del mercado
Resulta todav¨ªa bastante habitual en nuestro pa¨ªs o¨ªr discusiones que se zanjan con aquello de ¡°oye, lo ha dicho fulanito, que es¡¡±, y a continuaci¨®n se nombra enf¨¢ticamente el cargo, t¨ªtulo o dignidad que representa. Incluso en tiempos como los que nos ha tocado vivir, donde casi todas las instituciones est¨¢n bajo sospecha o en entredicho, se sigue apelando solemnemente a la dignidad del cargo, como un argumento para encubrir la pereza o la desidia en el razonamiento, o como una excusa para suplir la propia ignorancia.
Cuando nos adentramos en la discusi¨®n gremial, donde en principio deber¨ªamos descartar los trazos gruesos de la ignorancia, e incluso la indolencia, por tratarse de cuestiones de trabajo y no de disputas de barra de bar, descubrimos habitualmente y con asombro el mismo tipo de apelaciones. Claro que, muchas veces, la explicaci¨®n a tal proceder no se encuentra tanto en las sombras de la caverna de Plat¨®n como en las m¨¢s oscuras sombras de los propios intereses.
Viene a cuento este pomposo preludio por la nueva/vieja discusi¨®n sobre la propiedad p¨²blica de corporaciones financieras, con ocasi¨®n de las entidades nacionalizadas recientemente. El subgobernador del Banco de Espa?a en respuesta a las tentaciones por parte del Ministerio de Econom¨ªa de crear una gran corporaci¨®n p¨²blica financiera con las entidades nacionalizadas, ha declarado que la gesti¨®n o propiedad p¨²blica de estas entidades no es un mecanismo eficaz para corregir las imperfecciones del mercado. Obviamente esta afirmaci¨®n viene avalada por una pl¨¦yade de expertos, incluido el propio subgobernador, en un libro homenaje a Julio Segura del que ¨¦l mismo fue alumno y colaborador posterior cuando ¨¦ste ocup¨® la presidencia de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores.
Pues bien, lo primero que habr¨ªa que objetar, visto lo visto, es que la gesti¨®n o la propiedad privada tampoco es precisamente la panacea a la hora de corregir las imperfecciones del mercado. Y no parece un buen argumento en contra la excusa de que la mayor¨ªa de las entidades nacionalizadas hayan tenido control publico y una gesti¨®n poco profesional, ya que la zanahoria de la plusval¨ªa del ladrillo ha sido perseguida locamente por todo tipo de cuadrigas, sea cual fuere el hierro de procedencia, eso s¨ª, con distinta prevenci¨®n y desigual acierto.
Advi¨¦rtase por otra parte que no es la intenci¨®n del Ministerio de Econom¨ªa participar en la gesti¨®n de las entidades nacionalizadas. Su prop¨®sito es agrupar entidades para crear sinergias y aumentar la eficiencia de una ¨²nica corporaci¨®n, que pueda as¨ª ser privatizada de nuevo con aplauso de precio y p¨²blico. Este es un lujo que nos vamos a permitir cuando es patente, evidente e incluso reconocido por un amplio espectro de insignes cargos del gremio de la econom¨ªa (supongo que el subgobernador estar¨¢ incluido), que la transmisi¨®n de la pol¨ªtica monetaria a peque?as y medianas empresas (pymes) y ciudadanos no est¨¢ funcionando; y la escasa difusi¨®n se hace a un precio desorbitado, totalmente fuera de mercado, si tal mercado actuara en condiciones normales.
Lo que s¨ª opera en condiciones normales es la b¨²squeda del beneficio con el menor esfuerzo. Por tanto, las entidades financieras, con el tipo de inter¨¦s b¨¢sico del Banco Central Europeo en el 0,5%, con financiaci¨®n barata a trav¨¦s de los dep¨®sitos (impuesta por la instituci¨®n que el mismo subgobernador subpreside) solo dan cr¨¦ditos por encima del 6% a las pymes. Por debajo de ese precio siempre resulta m¨¢s interesante financiar la deuda p¨²blica del Estado, que es (despu¨¦s de las pymes obviamente) quien m¨¢s paga por el cr¨¦dito, debido a su elevada prima de riesgo.
Por tanto, ser¨ªa bastante razonable aparcar declaraciones solemnes y liturgias innecesarias, cuyo olor a incienso empieza a molestar, para profundizar en la discusi¨®n del papel del sector p¨²blico en la gesti¨®n de las entidades financieras nacionalizadas, al menos en momentos tan tr¨¢gicos como este en que el cr¨¦dito no llega, o lo hace a precios exorbitantes, a una parte importante de la econom¨ªa productiva, ahogando las posibilidades de recuperaci¨®n del crecimiento y el empleo.
Juan Usach es doctor en Econom¨ªa.
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