S¨ªntomas inquietantes
La ¨²ltima encuesta del CIS revela la falta de confianza en los gobernantes, mientras crece la valoraci¨®n de los cuerpos armados
Como era de prever, el bar¨®metro de abril del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas confirma el desplome ¡ªya se?alado por otros sondeos¡ª de la intenci¨®n de voto al PP y al PSOE, en beneficio de Izquierda Unida y de UPyD, y m¨¢s en general el agudo descr¨¦dito de las dos grandes fuerzas que han vertebrado la pol¨ªtica espa?ola desde hace tres d¨¦cadas.
Incluso con la que est¨¢ cayendo, resulta impresionante que un 68,5% de los encuestados califique de mala o muy mala la gesti¨®n del Gobierno del PP, mientras un 71,1% juzgue del mismo modo la tarea del PSOE en la oposici¨®n. Traducido ad personam, el veredicto demosc¨®pico todav¨ªa empeora: si a un 85,6% de la muestra Mariano Rajoy le inspira poca o ninguna confianza, en el caso de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba el porcentaje alcanza el 89,7%.
Y luego est¨¢ el impacto demoledor de la crisis sobre el ¨¢nimo y la moral colectivos. No es solo que el 90,9% de los ciudadanos consideren la situaci¨®n econ¨®mica mala o muy mala. Adem¨¢s, un 62,6% la perciben peor que en 2012, y un 74% pronostica que, dentro de un a?o, ser¨¢ igual o incluso habr¨¢ empeorado. Un 21,5 % de los preguntados que tienen la suerte de trabajar cree muy o bastante probable perder su empleo a lo largo de los pr¨®ximos 12 meses; y un desolador 64,7% de los encuestados hoy en paro ven como poco o nada probable encontrar trabajo en un futuro cercano.
Si, en estos momentos, el pa¨ªs estuviera asolado por una ofensiva terrorista, por una oleada de delincuencia com¨²n o sufriese alguna amenaza b¨¦lica exterior, el fervor hacia los uniformados ser¨ªa comprensible. Pero no
Sin embargo, la crudeza de estos datos no deber¨ªa eclipsar otras conclusiones inquietantes del ¨²ltimo bar¨®metro del CIS. En la pregunta nueve, donde se indaga sobre el grado de confianza que merecen hasta 16 instituciones, resulta que las tres mejor valoradas ¡ªy de hecho las ¨²nicas que aprueban¡ª son, por este orden, la Guardia Civil (con un 5,71 de nota), la Polic¨ªa (5,65) y las Fuerzas Armadas (5,21), doblando con creces las calificaciones que reciben el Gobierno, el Parlamento, los partidos o los sindicatos.
Si, en estos momentos, el pa¨ªs estuviera asolado por una ofensiva terrorista, por una oleada de delincuencia com¨²n o sufriese alguna amenaza b¨¦lica exterior, el fervor hacia los uniformados ser¨ªa comprensible. Pero no. El propio bar¨®metro se?ala que solo el 0,6% de la muestra ve el terrorismo (o a ETA) como un problema importante, y apenas un 2,5% alude a la inseguridad ciudadana. El riesgo de un ataque exterior ni siquiera es mencionado, frente a los grandes problemas del paro (el 80,7% lo considera el m¨¢s grave), la corrupci¨®n (39,3%) y las dificultades econ¨®micas (35,5%). Y bien, ?se supone que son guardias civiles, polic¨ªas y militares quienes pueden solucionarlos?
Admitamos que, en parte, esos aprobados lo sean por exclusi¨®n. Es decir, que sea el desprestigio de las otras instituciones lo que ha catapultado a los cuerpos armados a su actual liderazgo ante la opini¨®n. Con todo, la imagen de dichos cuerpos est¨¢ lejos de ser inmaculada o ajena a la pol¨¦mica: baste recordar la reciente rega?ina del Consejo de Europa sobre los m¨¦todos de interrogatorio de la Guardia Civil; o los informes ap¨®crifos de la polic¨ªa que intoxicaron la ¨²ltima campa?a electoral catalana; o el arresto del brigada del Ej¨¦rcito Jorge Bravo por ¡°hacer reclamaciones a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n¡±.
Me temo, pues, que la confianza ciudadana en guardias, polic¨ªas y militares nos remite a algo m¨¢s profundo y oscuro: en tiempos de tribulaci¨®n, muchos espa?oles siguen depositando una fe at¨¢vica en la mano dura, en la disciplina cuartelera, en la autoridad sin cortapisas ni zarandajas democr¨¢ticas. En versi¨®n culta, es la sombra del ¡°cirujano de hierro¡±; en versi¨®n popular, es el viejo aforismo seg¨²n el cual ¡°tranquilidad viene de tranca¡±.
Pero, mientras la ya baja calidad de la democracia espa?ola se degrada a ojos vista, Telemadrid, Javier Mariscal y otros faros del pensamiento describen a Catalu?a gobernada por los nazis. Sin duda, la preferir¨ªan regida por sables y tricornios.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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