Lo que resiste
El cierre de la librer¨ªa Les Punxes coincide en la misma manzana con el auge de una sucursal de banca ¨¦tica
Aunque el Primero de Mayo es d¨ªa festivo, para que se puedan hacer manifestaciones sobre el trabajo y tantas cosas importantes que en estos tiempos est¨¢n en franca desorientaci¨®n, el cartel en el aparador dice que ese d¨ªa cerr¨® la librer¨ªa Les Punxes, mi vecina. Cada vez que lo veo pienso que remite con esa fecha a su pasado en los a?os de la dictadura, cuando era un centro de reuni¨®n, clandestina la mayor¨ªa de las veces, y eso que estaba delante de una comisar¨ªa de polic¨ªa, o tal vez por eso. Nadie en el barrio ni en los medios ha dado cuenta del cierre de una librer¨ªa abierta en 1968. Tal vez porque su fin contiene una par¨¢bola dif¨ªcil de interpretar. Una librer¨ªa que se cans¨® de serlo hace tiempo.
Me pregunto por qu¨¦ desde hace 15 a?os o m¨¢s. Ahora con mayor intensidad, cuando tantas puertas abiertas en la calle se cierran y tantos carteles anuncian negocios que se traspasan. A menudo los lectores vamos a una librer¨ªa como quien va a callejear, a ver qu¨¦ encuentras y te distrae o te da br¨ªo en un momento de ocio, de tedio o de entusiasmo, a buscar aquel libro o un autor que sigues o, al contrario, que por fin decides leer. Lo habitual es no encontrar el libro que buscas, a no ser que sea una de esas novedades que te bombardean por todas partes. Y, como no encuentras lo que buscas, otros libros te encuentran a ti. Miras, ves novedades, recurres a los antiguos y sus ediciones recientes, miras los libros en edici¨®n de bolsillo, o revistas, y algo te llama la atenci¨®n y es que te estaba esperando a ti. Es como ir al museo: no siempre entras a fondo en la exposici¨®n y sus temas, pero el ojo siempre capta algo que no hab¨ªa percibido antes y te lo llevas contigo a casa a cambio de pagar la entrada (si no es la Nit dels Museus). Lo mismo si paseas, en esa colecci¨®n viva que es la calle sobre nuestro mundo y sobre nosotros mismos, y encima es gratis.
El cierre no me resulta melanc¨®lico, m¨¢s bien lo ha sido su larga agon¨ªa
Pues, nada, si ibas a Les Punxes no durabas ni tres minutos. Parec¨ªa la versi¨®n librera de Bartleby, una librer¨ªa que prefer¨ªa no serlo. Todo estaba siempre desangelado, en particular, en los ¨²ltimos tiempos, cuando el quiosco de prensa se resent¨ªa tanto de la lectura por Internet. El quiosco que daba entrada a la librer¨ªa, en la calle, era acogedor y durante a?os ofert¨® gran variedad de revistas y prensa en varios idiomas.
El cierre no me resulta melanc¨®lico, m¨¢s bien lo ha sido su larga agon¨ªa, viendo c¨®mo la librera, a quien conoc¨ª de joven, claro, como yo misma lo era, ha ido pasando los a?os en ese espacio cada vez m¨¢s vac¨ªo. Nunca se lo pregunt¨¦. Calculo que segu¨ªa all¨ª porque la base del negocio, llam¨¦moslo as¨ª, ha sido la distribuidora del mismo nombre. Ni siquiera los turistas han sido sus clientes, no parece tampoco que a la librer¨ªa le interesaran y eso que por aqu¨ª pasan un mont¨®n cada d¨ªa, ya sea para llegar a la Sagrada Fam¨ªlia o por la atracci¨®n de la misma casa de Les Punxes. Doy la vuelta a la manzana triangular y ah¨ª est¨¢n, mirando y fotografiando las historiadas puertas, los hierros y las piedras de esta casa singular.
Y veo tambi¨¦n, justo en la acera de la Diagonal, un negocio que s¨ª que funciona. Es el Triodos Bank, banca ¨¦tica de origen holand¨¦s. Suele haber bastante gente esperando en el interior a ser atendida, en cualquier hora que me haya parado a observar tras el cristal. Las oficinas no cierran al mediod¨ªa y me decido a entrar. Una joven me informa de que, en efecto, la clientela ha aumentado lo que se dice bastante.
La cosa me lleva a reflexiones que no s¨¦ ad¨®nde conducen cuando pienso en los cambios en la calle, en la m¨ªa al menos, donde los colmados antiguos han cerrado ya todos y tampoco ha resistido una reciente tienda de compra de oro en la calle de Girona. Aqu¨ª quien mejor resiste es el bar Morrisson, con sus tapas abundantes a precio ajustado y pago en efectivo, nada de tarjetas de cr¨¦dito.
Regreso a la librer¨ªa. ?Cu¨¢ndo empez¨® a quebrarse, a aceptar el final? Puede que su historia contenga algunas respuestas, algo me dice que por alguna raz¨®n ha aguantado impert¨¦rrita la librer¨ªa Les Punxes los cambios en la calle hasta ahora, pero que su cierre habla de lo que no es posible aguantar m¨¢s.
O ?es que la librera se ha ido al Triodos?
Merc¨¨ Ibarz es escritora.
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