Lucha social por la ¡®mar¨ªa¡¯
Las aprehensiones de marihuana aumentan mientras que los consumidores plantean batalla
Las operaciones policiales para intervenir plantaciones de marihuana van en aumento. La Guardia Civil se incaut¨® de 3.246 plantas en el primer trimestre de este a?o, un 166% m¨¢s que en el mismo periodo de 2012. Y hace un mes la polic¨ªa bati¨® su r¨¦cord de una sola tacada: 13.000 plantas y 21 detenidos en una operaci¨®n en la Costa del Sol. Este crecimiento represivo constante ha tenido en ocasiones una particular respuesta: los fumadores se han organizado en clubes para plantear batalla legal, a¨²n a costa de identificar a cada miembro.
El movimiento en defensa del cannabis naci¨® hace una d¨¦cada en Andaluc¨ªa, pero hasta este fin de semana no se ha constituido la Federaci¨®n de Asociaciones Cann¨¢bicas (FAC) del Sur, formada por 18 colectivos a la b¨²squeda de un terreno legal que por tradici¨®n ha sido resbaladizo. ¡°Es el final de una hoja de ruta para determinar cu¨¢ntos consumidores hay. Estamos encaminados a un proceso con controles de calidad y una din¨¢mica de profesionalizaci¨®n¡±, opina Leandro Garc¨ªa, presidente de la federaci¨®n andaluza, consciente de la dificultad de su empe?o, que debe remover conciencias y abrir un debate social mudo en Andaluc¨ªa.
Como si fuera un choque de trenes, el ¨¦xito policial corre en paralelo a la organizaci¨®n de los fumadores, que no est¨¢n dispuestos a plegarse a las dificultades impuestas por las fuerzas de seguridad, pese a que el cultivo de este derivado del cannabis se mueve en el limbo jur¨ªdico y acarrea multas y problemas legales que los tribunales resuelven con desigual criterio.
Los datos avalan las casi 500 intervenciones al a?o de la Guardia Civil en el ¨¢mbito rural (m¨¢s proclive a las grandes explotaciones), que en 2011 se tradujeron en 6.205 plantas aprehendidas y el a?o pasado aumentaron a 8.408 plantas (un 35% m¨¢s). A este incremento se le suman los recientes golpes policiales al tr¨¢fico del hach¨ªs, que han sumado 100 toneladas solo en mayo. ¡°Es una tendencia al alza porque es dinero f¨¢cil y la crisis ha ayudado mucho a personas sin trabajo a dar el paso¡±, explica el jefe del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil en Granada. Este mando se?ala que las aprehensiones en ¡°instalaciones m¨¢s sofisticadas¡± en garajes e invernaderos han sustituido a las tradicionales en huertos rurales. En Andaluc¨ªa existen plantaciones de marihuana ocultas en todas las comarcas, pero tambi¨¦n hay algunos cultivos propiedad de la industria farmac¨¦utica y controlados por las autoridades. Y es que las grandes compa?¨ªas aplican los principios activos del cannabis para ciertos medicamentos.
La persecuci¨®n de las plantaciones del cannabis a gran escala es consecuencia de investigaciones y denuncias vecinales, porque los esfuerzos policiales est¨¢n centrados en las drogas duras como la coca¨ªna y la hero¨ªna. ¡°La mar¨ªa cuesta mucho trabajo y tiene poca pena \[de c¨¢rcel\]¡±, ejemplifica un mando de la polic¨ªa. Otras fuentes policiales dudan del optimismo que se desprende de la subida de las incautaciones, sobre todo tras el descabezamiento que sufrieron las unidades antidroga de Sevilla y M¨¢laga por investigaciones de Asuntos Internos. Esto ha provocado que muchos polic¨ªas extremen las cautelas en su trabajo con confidentes, y por tanto las investigaciones ofrecen frutos mucho m¨¢s tard¨ªos y menos jugosos.
Mientras, los clubes de fumadores se apoyan en la jurisprudencia, que acepta la producci¨®n del cannabis para el ¡°consumo compartido¡± bajo requisitos como que los afectados han de ser consumidores habituales y haber dado su autorizaci¨®n previa, para fumar en un sitio cerrado y sin excedentes de cannabis. Es decir, que no exista beneficio ni comercio de la droga. De las 350 asociaciones activas en Espa?a, unas 200 est¨¢n en Catalu?a, 50 en el Pa¨ªs Vasco y otras 50 repartidas en el resto del pa¨ªs. Las intervenciones policiales contra estos clubes se reproducen, pero casi todas acaban en absoluciones por parte de los jueces, aunque acarrean problemas legales a sus socios.
Para las asociaciones andaluzas, el modelo a seguir, alejado del ¨¢nimo de lucro instaurado en Holanda y sus coffeeshops, est¨¢ en el Pa¨ªs Vasco. Desde hace un mes una ponencia en el Parlamento estudia c¨®mo regular las asociaciones para el consumo de cannabis. Aprobada por todos los partidos pol¨ªticos, a la ponencia acudir¨¢n durante un a?o una treintena de expertos, y sus conclusiones se plasmar¨¢n en un dictamen jur¨ªdico con recomendaciones. En paralelo se est¨¢ redactando la nueva ley de adicciones, a la que seguir¨¢n un c¨®digo de buenas pr¨¢cticas y un protocolo policial para las actuaciones. Eso s¨ª, todo ello sin perder de vista que las competencias legales residen en el Gobierno central. ¡°Queremos que el proceso sirva de referencia para el Pa¨ªs Vasco. Y si otros lo quieren copiar, perfecto¡±, resume ?ker Val, presidente de la federaci¨®n de asociaciones Eusfac. Dada la cercan¨ªa de Marruecos y la implantaci¨®n del mercado negro, est¨¢ por ver si el consumo de la marihuana desplazar¨¢ en Andaluc¨ªa al hach¨ªs a trav¨¦s de esta f¨®rmula.
Modificaciones legales que afectan al consumo
El C¨®digo Penal proh¨ªbe la producci¨®n y tr¨¢fico de sustancias il¨ªcitas como la marihuana, pero no penaliza el consumo personal, que solo representa una infracci¨®n administrativa. Puesto que hay jurisprudencia que avala que la producci¨®n para autoconsumo no es delito, las asociaciones de fumadores incentivan los cultivos colectivos para sus socios. Eso s¨ª, a¨²n no de manera abierta.
"La gente tiene cada vez m¨¢s claro que no hay raz¨®n para la alarma institucional en contra del cannabis. Es preferible que uno conozca lo que tiene y que no enriquezca el mercado negro", apunta Mart¨ªn Barriuso, presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones Cann¨¢bicas (FAC).
En una causa por una intervenci¨®n de 84 gramos de hach¨ªs y 100 de marihuana del verano pasado, la Fiscal¨ªa Antidroga sevillana le ped¨ªa al juez tras la alegaci¨®n del club de fumadores: ¡°Que se identifique y reciba declaraci¨®n a los socios de la asociaci¨®n (...) para que digan si eran y son consumidores de cannabis, qu¨¦ cantidad consumen al mes, cu¨¢nto pagan a la asociaci¨®n y si toda la droga que les facilita la asociaci¨®n la destinan a su exclusivo consumo¡±.
La ley apenas ha sufrido modificaciones respecto al consumo de las drogas blandas como el cannabis. Sin embargo, el art¨ªculo 368 modific¨® en 2010 su p¨¢rrafo segundo para atenuar la pena y dejarla entre seis meses y un a?o de prisi¨®n. ¡°En atenci¨®n a la escasa entidad del hecho y a las circunstancias personales del culpable¡±. Es decir, la norma otorga cierta libertad al juez para imponer la condena con cierta flexibilidad.
¡°En Andaluc¨ªa casi todas las plantaciones son modestas y no llegan a juicio¡±, ilustran fuentes de la Fiscal¨ªa Antidroga.
Las asociaciones han criticado tradicionalmente que ni la polic¨ªa ni la fiscal¨ªa detallan qu¨¦ cantidades se pueden considerar autoconsumo y cu¨¢les no. A pesar de estas quejas, los fiscales antidroga s¨ª que cuentan con tablas orientativas para realizar sus peticiones de condena tras las operaciones policiales.
La regulaci¨®n de la venta, producci¨®n e impuestos sobre la marihuana recreativa por parte del Estado de Colorado (EE UU) apoya las tesis de los fumadores. Sin embargo, d¨ªas despu¨¦s un juez ha tumbado el plan del Ayuntamiento de Rasquera (Tarragona) para ceder terrenos municipales y plantar cannabis. Las voces en contra de los clubes alertan de que su actividad permanece ilegal y de que es delito fomentar el consumo.
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