Proceso (de paz) ¡®abertzale¡¯
La inflexibilidad de presos y Gobierno central preocupan en el entorno soberanista El plan Aiete pierde eco pese al Foro Social
El proceso de paz se ha instalado en un enrevesado laberinto. La parquedad de gestos del Gobierno central, la b¨²squeda intencionada del lehendakari Urkullu de habilitarse una v¨ªa propia y un creciente desinter¨¦s social tras el final de la violencia bloquean la salida y, sobre todo, comprometen al m¨¢ximo la suerte pol¨ªtica de la izquierda abertzale. Es, precisamente, en el entorno soberanista donde est¨¢ empezando a tomar cuerpo una abierta preocupaci¨®n interna, y sobre todo localizada entre quienes m¨¢s empe?o pusieron en el tr¨¢nsito a las v¨ªas democr¨¢ticas, porque empiezan a asumir como ¡°infranqueable¡± el muro del PP. ¡°Est¨¢n viendo que el Gobierno central solo espera a que ETA se consuma, incluso que la gente en la calle pase del tema y, mientras, se siguen practicando detenciones¡±, admite un abogado nacionalista.
¡°Tanto como descarrilar, no, pero hay nervios y la prueba est¨¢ en que tienen que recuperar tics del pasado como gesto de su compromiso con el entorno de ETA", destaca un participante directo en las sesiones del Foro Social, un ¨®rgano desde donde han surgido esta semana doce recomendaciones para dinamizar el proceso pero que ni siquiera han provocado debate. ¡°La teatralizaci¨®n se acab¨®¡±, dice una fuente socialista. ¡°Aiete fue en 2011 una concesi¨®n a ETA para que escenificara el final de la violencia cuando todos sab¨ªamos que era una derrota porque no ten¨ªan otra salida, pero de ah¨ª a poner condiciones ahora es enga?arse, es su problema porque el proceso no existe¡±, a?ade el mismo interlocutor.
¡°A los presos no se les plantea la salida individual porque se teme su rechazo¡±
Precisamente la funci¨®n del Foro Social tambi¨¦n abre divergencias. Alentado desde Lokarri y con la proyecci¨®n internacional que aporta la presencia de los relatores y el aura de Brian Currin, satisface especialmente a Sortu y tiene, adem¨¢s, el respaldo del colectivo de presos de ETA que, de hecho, procur¨® asistir a sus primeras jornadas de Pamplona y Bilbao. ¡°Es el campo de pruebas que tiene la izquierda abertzale para decir a ETA lo que no se atreve a pedirle directamente¡±, admite un cargo del Gobierno vasco.
Para los socialistas, todo se reduce a que ¡°quiere hacerlo por medio de una fuerza ajena como en este caso es el Foro Social porque no tiene valent¨ªa y quieren blanquear su pasado porque son los que dieron su apoyo a las acciones de ETA, al grito de ¡®Aldaya paga y calla¡¯ o a los ataques al lazo azul¡±. Las descalificaciones m¨¢s fuertes hacia el Foro Social quedan para PP, UPyD y el colectivo de v¨ªctimas de la banda terrorista.
Pero, ?qu¨¦ le deber¨ªa pedir la izquierda abertzale a ETA? Las distintas sensibilidades consultadas por este diario coinciden e, incluso, lo fijan con precisi¨®n: ¡°la clave est¨¢ en que los presos acepten salidas individualizadas porque se ha llegado ya al convencimiento de que el Gobierno central no est¨¢ dispuesto a flexibilizar lo m¨¢s m¨ªnimo su pol¨ªtica penitenciaria¡±. Como advierte un abogado abertzale: ¡°nunca como ahora ha habido m¨¢s firmeza desde Madrid¡±.
Estacionados en ¡®la meseta¡¯
Seg¨²n la jerga t¨¦cnica que maneja el grupo de relatores internacionales que mantienen viva dentro del Foro Social la llama de los acuerdos derivados de la Conferencia de Paz de Aiete, anterior a la renuncia de ETA en octubre de 2011, el actual proceso se encuentra en la denominada fase de ¡°la meseta¡±. Tan plana ubicaci¨®n no es, sin duda, un buen s¨ªntoma hasta el punto de que si continuara as¨ª ¡°podr¨ªa hacerse insostenible¡±.
?Plazos? Ni siquiera entre los sectores directamente m¨¢s implicados en la dinamizaci¨®n de este proceso de paz se habla de fechas, pero hay quien admite que ¡°si en septiembre no empiezan a verse signos en materia de presos, aunque sea en peque?as dosis, la preocupaci¨®n ser¨ªa entonces para pens¨¢rselo¡±.
?Y el Gobierno vasco? En el seno del Foro Social existe la convicci¨®n de que I?igo Urkullu tambi¨¦n est¨¢ ¡°necesitado¡± de que el actual proceso de paz ¡°salga de su estancamiento¡±. Es ah¨ª cuando se recuerda que el ¡®lehendakari¡¯ ¡°est¨¢ comprometido¡± a que se produzcan avances a lo largo de esta legislatura porque as¨ª lo dijo en el arranque de su mandato.
A partir de ese punto de partida tiene que afrontarse la zona de riesgo: c¨®mo plantearlo. ¡°La izquierda abertzale se teme un rechazo a la propuesta¡±, asegura un pol¨ªtico nacionalista. ¡°Ahora mismo la dificultad est¨¢ en la inflexibilidad del propio colectivo de presos, que no est¨¢n dispuestos a las v¨ªas individuales¡±, subrayan en este caso fuentes relacionadas con la pol¨ªtica antiterrorista. En esa l¨ªnea se concluye que ¡°lo m¨¢s complicado es que no se sabe garantizar este proceso porque no hay seguridad de que el colectivo de presos asuma lo que se les est¨¢ proponiendo¡± mientras se asiste a un debate interno en las c¨¢rceles.
Precisamente a esta toma de temperatura de estas reflexiones puede atribuirse la significativa reuni¨®n de los relatores internacionales con el grupo de abogados m¨¢s pr¨®ximos a la direcci¨®n de presos etarras, encabezados por Arantza Zulueta.
Bajo esta coyuntura adversa, el entorno soberanista tendr¨ªa que trazar su propia hoja de ruta y por eso resulta f¨¢cilmente comprensible el grado de preocupaci¨®n entre quienes tanto empe?o depositaron en convencer a ETA de la necesaria renuncia al terror. ¡°Si alguien tiene algo que perder en todo esto es la izquierda abertzale porque es la depositaria del trasvase de activos de ETA y tiene que prestar atenci¨®n a su soporte hist¨®rico¡±, recuerda un abogado nacionalista. Desde el Gobierno vasco se a?ade que ¡°la izquierda abertzale s¨ª tiene interiorizada esta voluntad, pero no est¨¢ dispuesta a sufrir un coste pol¨ªtico¡±. En una l¨ªnea similar, desde la ¨®ptica socialista, se eleva la responsabilidad para Sortu: ¡°fue una cuesti¨®n unilateral fruto de una negociaci¨®n entre ellos y ETA y ahora deben responder a esa responsabilidad¡±.
En EH Bildu, todo resulta m¨¢s sencillo de explicar, eso s¨ª de puertas afuera. ¡°Va quedando claro qui¨¦nes est¨¢n buscando soluciones y ofreciendo alternativas y recomendaciones, mientras otros siguen hablando de la excepcionalidad, de que es imposible hablar como si no quisieran enterarse de que aqu¨ª ya nada es igual¡±, dicen en sus reflexiones a modo de una clara referencia al escaso eco que vienen consiguiendo las sucesivas apelaciones de ETA y de la izquierda abertzale a los gobiernos espa?ol y franc¨¦s.
En Ajuria Enea, por su parte, no se sienten concernidos directamente por estas imputaciones, pero el Gobierno vasco y el partido que lo sustenta, el PNV, se saben objeto permanente de las cr¨ªticas independendistas, ETA inclu¨ªda porque les consideran poco afectos. Como cortafuego ante las acusaciones, el lehendakari, I?igo Urkullu, ha emprendido su propia senda mientras, en paralelo, respeta la din¨¢mica del Foro Social fundamentalmente desde su compromiso de aunar voluntades y, posiblemente, de no abrir ninguna brecha m¨¢s con la izquierda abertzale sobre todo en una cuesti¨®n tan nuclear.
El doble riesgo de la ¡®doctrina Parot¡¯
En la b¨²squeda apremiante de una luz al final del t¨²nel, quienes alientan el proceso de paz cuentan los d¨ªas para conocer el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo sobre la denominada doctrina Parot, aunque no se espera el veredicto en principio hasta despu¨¦s del verano. "Va a ser una oportunidad", admiten desde el Foro Social, convencidos de que el fallo "desmontar¨¢" las tesis del Gobierno y "abrir¨¢ la puerta" a una excarcelaci¨®n de 30 presos que tambi¨¦n han presentado una demanda contra Espa?a ante la Corte Europea una vez que se dio curso a la reclamaci¨®n presentada por la miembro de ETA In¨¦s del R¨ªo.
Bajo este supuesto, en el entorno de la Audiencia Nacional se trabaja ya con "la firme decisi¨®n" de "no dilatar en absoluto" la concesi¨®n de libertad a cuantos presos se vieran beneficiados, superando as¨ª la maniobra que pudiera realizar el Gobierno si recurriera de manera individual ante la solicitud de cada preso afectado. A su vez es previsible que en un plazo de "dos a tres meses" se podr¨ªan resolver "todos" los tr¨¢mites derivados de una sentencia contraria a la doctrina Parot.
Pero frente a este clima propicio para la progresiva excarcelaci¨®n se asienta un temor declarado entre quienes han participado en trabajos de acercamiento entre v¨ªctimas. ¡°La llave que puede suponer la doctrina Parot para abrir una puerta tambi¨¦n puede ser para cerrar candados¡±, y lo explica: ¡°la sociedad espa?ola no va permitir las escenas de que parezca un triunfo de ETA cada vez que un preso es excarcelado. Si es una salida moderada, si se contienen, por ah¨ª puede darse una v¨ªa, pero el Gobierno va a estar muy condicionado por el estado de opini¨®n que se cree¡±, subraya.
Pero el lehendakari centra el tiro en apuntalar un escenario de di¨¢logo directo, ya abierto, con Mariano Rajoy, aunque, de momento, dista mucho de la qu¨ªmica alcanzada durante la recta final del mandato de Rodr¨ªguez Zapatero. ¡°Rajoy no est¨¢ ahora para dar ning¨²n paso adelante y eso ya se lo ha explicado a Urkullu¡±, recuerda un portavoz cualificado del PP.
Los populares no se sienten atra¨ªdos por el debate sobre el proceso de paz y lo zanjan con contundencia: ¡°no es una cuesti¨®n que est¨¢ en la calle y el Gobierno est¨¢ con lo que preocupa a la sociedad que es la econom¨ªa y dar soluciones al paro¡±, a?ade la misma fuente.
As¨ª las cosas, el panorama se ti?e demasiado sombr¨ªo para las posibilidades reales de una soluci¨®n siquiera encarrilada para el proceso de paz. ?Se han creado falsas expectativas? A modo de reflexi¨®n, un abogado nacionalista recuerda c¨®mo perdi¨® una cena porque ¡°no me imaginaba¡± la precipitaci¨®n con la que llegar¨ªa la renuncia de ETA cuando un amigo ¡°bien informado¡± se lo advirti¨® un d¨ªa paseando por Hendaya. Y argumenta as¨ª el motivo racional con el que entonces encar¨® la apuesta: ¡°nadie f¨ªa su suerte a un Gobierno que se sabe que va a despedirse sin saber lo que piensa el que viene¡±. Bien es verdad que pag¨® el envite, pero su hip¨®tesis se antojaba, sin duda, prof¨¦tica y de largo recorrido.
Bajo la ¨®ptica socialista, ¡°es imposible saber hasta d¨®nde pis¨® el acelerador la izquierda abertzale, qu¨¦ vendi¨® en su momento durante sus asambleas para que se asumiera que la violencia se hab¨ªa acabado y que era el momento de hacer el viraje¡±. Sobre esa unilateralidad, este mismo portavoz, que sigui¨® muy de cerca el proceso previo a la Conferencia de Aiete, construye el an¨¢lisis cr¨ªtico de que ¡°no les queda [izquierda abertzale] otro camino que mantener esa unilateralidad en la toma de decisi¨®n final que es la disoluci¨®n de ETA y a partir encarar qu¨¦ se puede hacer pero no desde la obligaci¨®n de proceso alguno¡±.
Y, al fondo, espera la calle, pero en su inmesa mayor¨ªa menos tensionada ya sin la angustia de la violencia. ¡°No hay un desafecto hacia el proceso. Ocurre que el inter¨¦s ya no es vital para la sociedad¡±, dice el mismo abogado que acert¨® al perder la cena.
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