Am¨¦n
Ahora son los curas de Ruanda los que vienen a las comarcas catalanas a celebrar comuniones
El a?o en que pusieron la Misa del Gallo a las 22.15 horas decid¨ª que solo volver¨ªa a pisar la iglesia por una causa de fuerza mayor, por curiosidad o por escuchar a un coro cantar como suele pasar por Navidad. Aquel d¨ªa me dije que si el cura pod¨ªa cambiar el horario del oficio m¨¢s solemne del a?o, ni que fuera para poder atender a tres parroquias en una misma noche, yo tambi¨¦n elegir¨ªa a la carta mis apariciones en la casa de Dios. Las prioridades del sacerdote me sirvieron de excusa para saber que en asuntos de fe tambi¨¦n hab¨ªa clases y exist¨ªan los agravios comparativos, de manera que yo tambi¨¦n pod¨ªa ser selectivo a la hora de asistir a misa por la misma regla de tres que hab¨ªa dejado de pedir perd¨®n cuando me di cuenta que el acto de confesi¨®n solo serv¨ªa para poder volver a pecar al d¨ªa siguiente. As¨ª las cosas, opt¨¦ por comparecer de mala gana en los funerales, aguardar fuera de la iglesia en las bodas y bautizos y asomar solo si era necesario cuando terciara una comuni¨®n.
Hace poco asist¨ª precisamente a la comuni¨®n de la hija de un amigo y me di cuenta de que algunos feligreses contin¨²an cabeceando durante la homil¨ªa con la que nos rega?an los curas. Hay tiempo de sobras para darle muchas vueltas a las cosas. Yo tambi¨¦n me qued¨¦ traspuesto y so?¨¦ que Aznar volv¨ªa a mandar despu¨¦s que le diera un ataque de responsabilidad, que Jordi Pujol hab¨ªa sido sometido a un consejo de guerra y que el presidente del Bar?a era nuevamente N¨²?ez. Me despert¨¦ de golpe por el codazo de mi esposa y entonces repar¨¦ en que Aznar hab¨ªa salido entrevistado no hace mucho en Antena 3 y a Pujol le hab¨ªan dedicado un programa en TV-3 mientras N¨²?ez asist¨ªa en primera fila a la fiesta de homenaje que los veteranos del Bar?a dedicaron a Xavi. Y, por si quedaban dudas de que no hab¨ªamos vuelto al pasado, constat¨¦ que el sacerdote que bendec¨ªa a la hija de mi amigo era negro, ven¨ªa de Ruanda y hab¨ªa aprendido el catal¨¢n, como ya me hab¨ªan advertido, cosa que jam¨¢s vi en mi infancia.
Me cuentan que los feligreses costearon religiosamente el permiso de conducir del cura de la comuni¨®n de la ni?a de mi amigo
Observo ¨²ltimamente a mucha gente que va de comuni¨®n (El Punt Avui informa que el a?o pasado se celebraron 3.049 en el Obispado de Sant Feliu de Llobregat y 2.500 en el de Girona), me cuentan que la asistencia a misa ha aumentado en Espa?a un 2,1% respecto al a?o pasado (ha tenido cierta incidencia la militancia de la comunidad latinoamericana), y me pregunto si no habr¨¢ crecido tambi¨¦n el n¨²mero de seminaristas (hab¨ªa unos 1.300 en 2012) despu¨¦s de la campa?a que la Conferencia Episcopal hizo con un eslogan m¨¢s terrenal que divino: "No te prometo un gran sueldo, te prometo trabajo fijo". No s¨¦, por otra parte, la incidencia que tendr¨¢ la ley Wert, ahora que la nota de religi¨®n contar¨¢ tanto como la de matem¨¢ticas para la media y las becas, a pesar de la oposici¨®n del 70% de los espa?oles, y desconozco tambi¨¦n el efecto disuasorio de noticias publicadas por EL PA?S como la de que la iglesia registrara 4.500 propiedades a su nombre, alguna como la Mezquita de C¨®rdoba por 30 euros, despu¨¦s de la reforma de la ley hipotecaria.
El boom inmobiliario espa?ol detectado a partir de 2003 contrasta con lo que ocurre en pa¨ªses como Holanda, donde muchas de las iglesias abandonadas por falta de parroquianos han sido recicladas como librer¨ªas, hoteles o bares. Yo todav¨ªa recuerdo la cena que compart¨ª con unos amigos el verano pasado en el altar de una iglesia de Los ?ngeles convertida en un buen restaurante japon¨¦s. No es que sea ateo o agn¨®stico sino que reniego de la iglesia de hoy, de muchos de sus curas y obispos, de los pol¨ªticos que van con la cruz como espada. Me cuento entre los que agradecen gestos de humildad y proximidad, como los del papa Francisco, porque me reconcilian con mi infancia y despu¨¦s con los tiempos de estudio, cuando se pactaba con la parroquia y el seminario y no con los curas, el mayor de los poderes f¨¢cticos del pueblo junto con el secretario. Yo nunca tuve temor de Dios.
A cambio de ser monaguillo, aprend¨ª a cantar caramelles, a leer en p¨²blico y a montar el pesebre. Pod¨ªa ir de excursi¨®n una vez al a?o y cada domingo pon¨ªan una pel¨ªcula en el cine parroquial. Todav¨ªa conservo como dios manda la estilogr¨¢fica que me regalaron por mi primera comuni¨®n. Le sacaba rentabilidad al sacrificio. Y cuando me aceptaron en r¨¦gimen de media pensi¨®n en el seminario para cursar quinto y sexto de bachillerato, me explicaron en qu¨¦ consist¨ªa el estudio a partir de la concentraci¨®n, la meditaci¨®n y la austeridad. Me lo ense?aron casi todo lo que s¨¦ en la vida. Mossen Esmerats dedicaba los ¨²ltimos diez minutos de la clase de lat¨ªn y griego a contar la batalla de Troya; mossen Esteve nos divert¨ªa con la historia del Arte; mossen Serrallonga nos daba franc¨¦s con la pasi¨®n de un poeta; y jam¨¢s hubo mejor profesor de literatura ni tutor que mossen Subirana.
Varios amigos me hablaron entonces de la campa?a volem bisbes catalans y de la Caputxinada en pleno franquismo y ahora de vez en cuando todav¨ªa se leen art¨ªculos como el de Salvador Card¨²s (La Vanguardia 21 marzo 2012) en que se reivindica aquella iglesia catalana de sotabosc, comprometida con el pa¨ªs y que causaba admiraci¨®n en mucha gente. Yo soy devoto de figuras como la de Pere Casald¨¤gila porque me evocan a aquellos misioneros con vocaci¨®n de servicio que iban y ven¨ªan de ?frica y Am¨¦rica Latina. Ahora son los curas de Ruanda los que vienen a las comarcas catalanas para celebrar comuniones como la de la hija de mi amigo, al que no le qued¨® m¨¢s remedio que regresar a la iglesia porque su ni?a quer¨ªa tener una fiesta tan pomposa y ostentosa como la de sus amigas. Los peque?os quieren hoy aparentar y acaparar regalos mientras a los parroquianos no les queda m¨¢s remedio que financiar a los curas si quieren o¨ªr misa.
Me cuentan que los feligreses costearon religiosamente el permiso de conducir del cura de la comuni¨®n de la ni?a de mi amigo que no deja de ser un multiempleado eclesi¨¢stico. As¨ª se evitaban acompa?arle en coche cada domingo al pueblo de al lado y adem¨¢s eleg¨ªan primero el horario de misa. Todav¨ªa recuerdan como el anterior se llev¨® el micr¨®fono y el h¨¢bito financiado con el dinero del pueblo cuando fue trasladado de parroquia.
La iglesia cat¨®lica, apost¨®lica y romana de mi ni?ez ten¨ªa mucho m¨¢s encanto que la impuesta hoy en un Estado aconfesional. Ya ni siquiera la misa del gallo es misa ni canta el gallo porque la ponen a las 22.15 horas.
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