Arroyo en tres dimensiones
El CAC M¨¢laga acoge la primera retrospectiva de la obra escult¨®rica del artista madrile?o
Llega puntual a su cita, antes que las autoridades y entra en la sala central del Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga (CAC). ¡°Estoy muy contento de c¨®mo ha quedado el montaje de la exposici¨®n. Esta sala me parece muy adecuada para las esculturas¡±, le comenta a Fernando Franc¨¦s, comisario de la muestra y director del centro. En su paseo por la sala, Eduardo Arroyo (Madrid, 1937) se reencuentra con obras que hac¨ªa m¨¢s de tres d¨¦cadas que no ve¨ªa y observa otras m¨¢s recientes que nunca hab¨ªan sido expuestas al p¨²blico como Unicornio (2009), Tatuaje (2005), Fantomas (2007) y Wadorf Astoria(2012).
¡°Yo no vivo con mis obras. En mis casas no hay obras m¨ªas. Puedo convivir con las de otros, pero no con las m¨ªas. Cuando la acabo y le pongo t¨ªtulo, desde ah¨ª la obra no es m¨ªa, tiene vida propia. Por eso esta exposici¨®n es muy importante para m¨ª. Nunca se hab¨ªa hecho una exposici¨®n sobre mi obra escult¨®rica y estoy satisfecho, porque a lo mejor pod¨ªa no haber llegado nunca¡±, se?ala Arroyo. Esculturas, 1973-2012 es la primera retrospectiva que se hace sobre la obra escult¨®rica de Arroyo. Re¨²ne 71 esculturas realizadas en piedra, bronce, acero o madera que representan figuras estereotipadas (modelos de la Espa?a castiza o personajes literarios) o animales mitol¨®gicos, entre otros. La exposici¨®n se puede visitar hasta el pr¨®ximo 1 de septiembre.
¡°Pertenezco a esa generaci¨®n de artistas que nos formamos en el Par¨ªs de la d¨¦cada de los cincuenta y eso hace que mi obra rezume literatura. Yo quer¨ªa ser escritor y comenc¨¦ trabajando como periodista. Soy un pintor que escribe, hace esculturas o se adentra en la escenograf¨ªa. Esa contaminaci¨®n literaria va a seguir influy¨¦ndome, no puedo evitarlo¡±, explica sobre su adscripci¨®n a la corriente de la figuraci¨®n narrativa surgida en los sesenta.
¡°Tambi¨¦n la naturaleza te condiciona; me introduce en un mundo mitol¨®gico¡±, resalta Arroyo de su trabajo en la escultura, en la que para algunas piezas se ha inspirado en las monta?as de la comarca de Lacina (Le¨®n) donde residi¨® durante periodos de su adolescencia y juventud y donde ahora pasa los veranos.
¡°En la escultura encuentro la libertad, el desenfado de mezclar materiales en el mismo objeto, como el plomo o la piedra. Mi obra escult¨®rica no tiene nada que ver con mi pintura, son dos mundos totalmente distintos¡±, a?ade este artista polifac¨¦tico, Premio Nacional de las Artes en 1982 y, seg¨²n resalt¨® el comisario, ¡°el gran artista espa?ol vivo¡±.
¡°Indagar en el mundo de Arroyo entra?a unos riesgos. Significa no s¨®lo enfrentarse a uno de los pensadores m¨¢s poli¨¦dricos de la escena contempor¨¢nea, m¨¢s culto e independiente sino que implica tambi¨¦n toparse con miradas inquietantes, vivas, pese a que utiliza para ello materiales pesados o inertes como son la piedra o el plomo. Ejemplos de ello son La Dama de Baza (2011) o Unicornio de Laciana III (1998). De repente, la realidad se revuelve contra uno como una daga y le precipita hacia un mundo conocido. Hacia el dolor y el sufrimiento de no hallarse ni reconocerse. Es un sentimiento ap¨¢trida: no tener lugar en ninguna parte¡±, dice el comisario.
¡°El artista conoce esta sensaci¨®n como nadie¡±, a?ade Franc¨¦s, quien record¨® el exilio parisino de Arroyo en 1958 por sus ideales pol¨ªticos de izquierda y el impacto que caus¨® en la III Bienal de Par¨ªs de 1961 con unas pinturas que condenaban la represi¨®n ideol¨®gica de las dictaduras, incluida la de Franco.
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