El catalanismo y las crisis de fin de r¨¦gimen
Al heredero de la Corona, el pr¨ªncipe Felipe de Borb¨®n, que hasta hace poco parec¨ªa haberse librado del desprestigio abatido sobre otros miembros de la familia real, le persiguen ya tambi¨¦n las protestas pol¨ªticas, incluso en escenarios tan insospechados como el Teatro del Liceo de Barcelona o, ayer mismo, en Alicante, en la inauguraci¨®n oficial de un nuevo destino para el AVE de Madrid. Algo parecido le sucede al presidente de la Generalitat, Artur Mas, a quien silban o abuchean en ocasiones festivas anta?o propicias para ¨¦l como, el pasado fin de semana, un gran premio de motociclismo. Una de las caracter¨ªsticas de estas protestas es que no obedecen, que se sepa, a una campa?a premeditada. De manera que es oportuno preguntarse qu¨¦ est¨¢ pasando en esta sociedad, a qu¨¦ obedecen unas actuaciones pol¨ªticas de descontento que, claramente, est¨¢n fuera del control de los partidos.
Al catalanismo no le quedar¨¢ otra v¨ªa que proponer una Rep¨²blica si el r¨¦gimen actual sigue neg¨¢ndose a evolucionar
Es dif¨ªcil distinguir lo que en estas manifestaciones hay de rechazo a determinados comportamientos que denotan insensibilidad pol¨ªtica y social, de santa indignaci¨®n por los numerosos y apabullantes casos de corrupci¨®n que afectan a los partidos gobernantes o de expresi¨®n del malestar provocado por la ya larga crisis econ¨®mica. Lo m¨¢s probable es que haya un poco de todo. Una posibilidad plausible es que su origen se halle la consciencia de que el sistema pol¨ªtico instaurado con la transici¨®n a la democracia est¨¢ agotado y no puede resolver los problemas de la sociedad. La Corona ostenta, entre otras cosas, la representaci¨®n global de este sistema y cuando, por varias razones, el sistema hace aguas, entonces es l¨®gico que se convierta tambi¨¦n en receptora de la protesta.
Es probablemente factible llevar a cabo una renovaci¨®n profunda del vigente modelo pol¨ªtico-institucional sin sustituir la monarqu¨ªa constitucional por una rep¨²blica. Pero no es seguro. Procesos de este tipo tienen un alto grado de incertidumbre. Recu¨¦rdese si no, por ejemplo, el fin de r¨¦gimen de la Restauraci¨®n, en 1923. En la Europa agitada por la profunda crisis de posguerra, mientras la oleada revolucionaria recorr¨ªa un pa¨ªs tras otro desde los Urales hasta la propia Espa?a, la reacci¨®n de una monarqu¨ªa acosada por una grave crisis social y un movimiento obrero radicalizado, por casos de corrupci¨®n en los suministros militares en la guerra colonial de Marruecos y por las demandas de autogobierno de Catalu?a fue instaurar una dictadura militar. ?Apelando a qu¨¦? Al orden p¨²blico, forma de expresar lo que en puridad representaba el aplastamiento del movimiento obrero, y al nacionalismo espa?olista m¨¢s intransigente como respuesta al movimiento catalanista.
Artur Mas y la mayor¨ªa parlamentaria que lo sustenta se proclaman independentistas, pero, de momento, lo hacen dentro del sistema constitucional
El sistema de la Restauraci¨®n padec¨ªa en sus ¨²ltimos a?os un grave problema de representatividad. Los partidos y el sistema electoral hab¨ªan quedado desfasados, algo que ahora tambi¨¦n sucede en Espa?a. El fin de la Primera Guerra Mundial provoc¨® una fuerte depresi¨®n econ¨®mica en Espa?a, m¨¢s o menos como ahora, con la diferencia de que no exist¨ªa la Seguridad Social. La Iglesia manten¨ªa un conservadurismo ideol¨®gico y social, que es precisamente lo que ahora pretende recuperar a trav¨¦s de legislaciones sobre la ense?anza y el aborto, entre otras. A las tensiones nacionales en Catalu?a se hab¨ªa respondido con una t¨ªmida reforma de la Administraci¨®n Local, dando funciones de represi¨®n a los militares mediante la Ley de Jurisdicciones y rechazando instaurar un estatuto de autonom¨ªa. Este apretado resumen no pretende ser una lecci¨®n de historia, pero s¨ª una indicaci¨®n de que muchos de los elementos de la actual crisis del modelo de la Transici¨®n estaban presentes en la crisis de la Restauraci¨®n que, tras los siete a?os de la dictadura militar aceptada por Alfonso XIII, desembocaron en el advenimiento de la Segunda Rep¨²blica. Obvio es decir que estos elementos estaban igualmente presentes en la crisis final de la dictadura de Franco.
Una de las caracter¨ªsticas del actual malestar catal¨¢n con el sistema pol¨ªtico constitucional es que al gobierno de Artur Mas y la mayor¨ªa parlamentaria que lo sustenta se proclaman independentistas, pero, de momento, lo hacen dentro del sistema constitucional. No proponen una rep¨²blica catalana. Ni espa?ola. Pero el tipo de respuesta que les ha dado el Gobierno espa?ol llevan a pensar que, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde, al catalanismo no le va a quedar otra que virar hacia el republicanismo si quiere un cambio pol¨ªtico de verdad. El r¨¦gimen del que ha terminado por apropiarse el bipartidismo PP-PSOE ha perdido la flexibilidad que tuvo al nacer y no quiere atenderle.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.