Enmudece Gong
La popular tienda de discos y pel¨ªculas barcelonesa cerrar¨¢ este verano despu¨¦s de 30 a?os
Una enorme tristeza. Con algunos de los empleados al borde de las l¨¢grimas son muchas las personas que est¨¢n acudiendo a dar la ¨²ltima despedida a Gong, la popular tienda barcelonesa de discos y pel¨ªculas de la calle de Consell de Cent que ha anunciado su cierre. Es un velatorio sentido y a la vez interesado porque el establecimiento est¨¢ haciendo sustanciales descuentos en varios de sus productos, rebajas que ir¨¢n increment¨¢ndose con los d¨ªas. No hay una fecha decidida para que Gong deje de sonar y eche la persiana. En principio ser¨¢ al acabar existencias, seguramente a lo largo de julio.
La raz¨®n del cierre es obvia para cualquiera acostumbrado a visitar la tienda: no entraba casi nadie y las ventas han ido cayendo en picado. Los nuevos tiempos de Internet y pirater¨ªa han acabado con un negocio que en su momento fue boyante y se han cargado un establecimiento ¨Ccasi est¨¢ uno tentado de decir una instituci¨®n- que no solo era una de las se?as de identidad de la ciudad sino que formaba parte de su tejido cultural. Y es que vender discos y pel¨ªculas (y libros) como hac¨ªa Gong es suministrar alimento para el intelecto y el esp¨ªritu.
En la tienda trabajan actualmente cuatro personas que pasar¨¢n al paro al cerrar la tienda. En un comunicado la empresa de Gong Discos agradece a todos los clientes la confianza depositada a lo largo de tres d¨¦cadas y conf¨ªa en que sean esos clientes (ya no tan) fieles los que se aprovechen de los grandes descuentos de la liquidaci¨®n, que empieza ma?ana.
Quien firma estas l¨ªneas ha ido presurosamente a Gong con el coraz¨®n en un pu?o y a¨²n con la pena en el alma del cierre de la librer¨ªa Collector de Pau Claris ¨Cdonde me hice con un buen pu?ado de libros militares de Osprey- . Gong ha sido diez a?os vecina puerta con puerta de la redacci¨®n de EL PA?S en Barcelona, hasta nuestro reciente traslado, y era una costumbre irte a comprar una pel¨ªcula o un disco o simplemente dejar volar la imaginaci¨®n entre aquellas cuatro paredes cat¨¢rticas cuando ten¨ªas un d¨ªa duro o iban mal dadas en el consejo de redacci¨®n.
Gong es de esos lugares que se te quedan pegados para siempre en la memoria, como la librer¨ªa del Drugstore del Liceo, el Cinc d¡¯Oros o la tambi¨¦n finada Ancora & Delf¨ªn. La entrada abierta con sus escaparates era ya un refugio desde el que avizorabas codiciables discos de m¨²sica cl¨¢sica, bandas sonoras, pel¨ªculas, novedades y productos nost¨¢lgicos. Yo no s¨¦ por qu¨¦ siempre me ensimismaba ante las peque?as reproducciones de instrumentos musicales. Dentro, resegu¨ªa con el dedo los t¨ªtulos de los dvd, compraba alg¨²n cl¨¢sico o quiz¨¢ me hac¨ªa con uno de los packs de series o del cine de un director o un actor. Kurasawa y Brando, por ejemplo. Despu¨¦s era cosa de pasar al fondo, a la secci¨®n de cl¨¢sica, jazz, bandas sonoras y m¨²sicas del mundo. Siempre descubr¨ªas algo o te tentaba una novedad o una oferta. A menudo una filmaci¨®n de ballet o de ¨®pera.
Esta ma?ana he repetido todo el ritual. Me he llevado, entre otras cosas, el dvd de Lo importante es amar, de Zulaweski, con Romy Schneider (?y Klaus Kinski haciendo de RicardoIII!), el Gallipoli de Peter Weir y varias frikadas nost¨¢lgicas como Sandokan contra el leopardo de Sarawak, de Humberto Lenzi, con Ray Danton en el atigrado rol titre (?1,95 euros!). Tambi¨¦n las Variaciones Goldberg por Glenn Gould, porque aqu¨ª me las compr¨® un viejo amigo desaparecido y ya en un ataque de total melancol¨ªa Forest, de George Winston. Hasta he estado a punto de adquirir el vinilo de la banda sonora de Los h¨¦roes de Telemark¡
En fin, enmudece Gong y el silencio resulta atronador.
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