Una leyenda en un frasco

Se atribuye a Ch¨¦jov m¨¢s o menos literalmente la frase de que ¨¦l no sab¨ªa nada de ballet, pero que las bailarinas en los entreactos ol¨ªan como los caballos en las cuadras. Ese distanciamiento brutal, de alguna manera, se respira en El pie de Nijinski,una especie de ritual alrededor de la biograf¨ªa del m¨ªtico bailar¨ªn que roza intencionadamente el esperpento y la s¨¢tira. En el programa de mano se anunciaba adem¨¢s de los dos actores, la presencia de un bailar¨ªn, pero finalmente no la hubo. Eso quiz¨¢ habr¨ªa dado otro tono a las escenas.

Hay varias biograf¨ªas sobre Vaslav Nijinski (ninguna, a d¨ªa de hoy, traducida en Espa?a), exploraciones que van desde lo cl¨ªnico a la especulaci¨®n sobre su vida privada y su arte, al relato intenso de su breve paso por el ballet, dejando apenas cuatro coreograf¨ªas (La consagraci¨®n de la primavera, La siesta del fauno, Juegos y Till Eulenspiegel).

En realidad se sabe bastante poco de ¨¦l, si se piensa que naci¨® en 1889 y muri¨® en 1950. En su vida dominaron las influencias externas, primero Serguei de Diaghilev, su amante y director de los Ballets Rusos, y despu¨¦s, su mujer, R¨®mola Pulzski (1891-1978), que adem¨¢s de someterlo a crueles tratamientos para la locura expurg¨® y mutil¨® sus escritos y dibujos. Un destino aciago barnizado por una leyenda: su baile.

Ra¨²l Alfonso arma un texto m¨ªmico y surrealista, de tendencia muy barroca donde ni Diaghilev ni R¨®mola salen bien parados, abona la leyenda del martirologio y de hecho acude al Cristo expoliado para justificar la catarsis.