Los grafiteros pintaron 1.800 coches de Metro el a?o pasado
Los da?os costaron seis millones de euros a las operadoras de la red p¨²blica en servicios de limipieza, pintura y seguridad
Se buscan cualquier forma para hacerlo, y se juegan incluso el pellejo. Pintar un vag¨®n de tren, de metro o de ferrocarriles se ha convertido en una especie de ¡°juego de rol¡± para los grafiteros, explica el subinspector de los Mossos d¡¯Esquadra, Carles Vall¨¨s. Solo en el metro, el a?o pasado se pintaron 1.800 coches, lo que cost¨® 580.000 euros. Cada vez que alguien pinta un vag¨®n, las operadoras deben limpiar, repintar y pagar el coste de seguridad para evitar todos los problemas que comporta para el suburbano. En una reuni¨®n el a?o pasado, se calcul¨® que el coste de los grafiteros ascendi¨® a la astron¨®mica cifra de seis millones de euros para todas las operadoras, Renfe, Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) y Metro, cuenta Vall¨¨s.
Tambi¨¦n en Metro, el 17% de las paradas que sufri¨® la l¨ªnea en 2012 se debi¨® a la actividad de estos dibujantes, que tienen entre 17 y 35 a?os, la mayor¨ªa son de nacionalidad espa?ola. Suelen actuar a cualquier hora del d¨ªa, cuando creen que nadie les puede ver. Sus murales (que ocupan los 80 metros que mide un vag¨®n) requieren una preparaci¨®n previa en varias fases.
Las primeras son para conseguir abrirse un camino hasta las cocheras en las que duermen los trenes. ¡°Entran bajando al and¨¦n, sin pagar billete. Se cuelan por el t¨²nel, hasta que llegan a las cocheras. Pueden estar caminando por la v¨ªa durante 20 o 25 minutos¡±, cuenta el subinspector, lo que obliga a interrumpir el tr¨¢fico cuando son detectados. ¡°Otras veces entran por una puerta de emergencias, o por los pozos de ventilaci¨®n. Y tambi¨¦n las rompen¡±, prosigue. Incluso han llegado a cerrarlas con candados propios, para que nadie m¨¢s pueda utilizarlas, lo que en caso de una emergencia, pondr¨ªa en grave peligro la seguridad. En su camino, van inutilizando tambi¨¦n las c¨¢maras de vigilancia, y usan mazos, incluso radiales, para horadar, si hace falta, las paredes.
La actividad del grafitero suele llevar aparejada otro tipo de delitos, como robos o hurtos
Una vez han descubierto y despejado el camino, lo memorizan para el d¨ªa en el que deciden perpetrar su obra. Suelen actuar de grupos de entre cinco y nueve personas, van tapados, y son muy ¨¢giles con el spray. ¡°Una vez son detectados, el personal propio del operador va al lugar. Antes, con cuatro gritos sol¨ªan marcharse. Ahora nos hemos encontrado con caso en los que han rociado con el extintor a un trabajador de seguridad o le han arrojado el bote del spray¡±, relata.
En un a?o, la actividad de los grafiteros se ha duplicado, de las 300 denuncias de 2011, a las 600 del a?o pasado, explica Vall¨¨s, que no encuentra un motivo concreto para el aumento. ¡°Nos encontramos con entre dos y tres intrusiones al d¨ªa¡±, cuenta el responsable del ?rea de Seguridad de Transporte Metropolitano. Semanalmente, Renfe presenta unas 60 denuncias.
El hecho de pintar con espray un tren es solo una falta de deslucimiento, pero la actividad del grafitero suele llevar aparejada otro tipo de delitos, como robos o hurtos: han llegado a sustraer de un tir¨®n las llaves que llevan en el cinto los vigilantes para tener acceso a zonas restringidas.
Los Mossos tienen 28 investigaciones abiertas, han detenido a dos personas, y denunciado a 38. El ¨²ltimo caso es el de cinco j¨®venes a los que detectaron pintando trenes en La Sagrera. ¡°Entraron por las ventanas del techo, y se descolgaron con cuerdas¡±, recuerda Vall¨¨s. A trav¨¦s de la coordinaci¨®n internacional, supieron que uno de los grafiteros era de Portugal, y se hab¨ªa trasladado a Barcelona para el grafiti. Su mayor ¨¦xito es que los trenes circulen pintados, aunque las operadoras lo impiden siempre que lo detectan. Tambi¨¦n cuelgan en la red los v¨ªdeos mientras pintan: la mejor forma de darse publicidad.
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