Bona Nit Barcelona llena de tierno alborozo el Poble Espanyol

Canciones de cuando no pasa nada. Son canciones alegres, c¨¢lidas y ocasionalmente nost¨¢lgicas que ayudan a mirar a otra parte cuando el incendio ya quema los pies. Sirven para distraerse y evocar una paella playera o pensar en lo bien que se est¨¢ al aire libre en la noche estival. Y as¨ª, en medio de tanta ruina y cancelaci¨®n en este infausto est¨ªo musical, un festival sonri¨®. Se ignora a¨²n si por inconsciencia, por celebrar la fortuna del debutante exitoso o por mostrar la secreta certeza de haber encontrado el espacio en la cartelera estival. La cuesti¨®n es que en la primera edici¨®n del Bona Nit Barcelona se sonre¨ªa. Lo hicieron cerca de 3.000 personas en el Pueblo Espanyol bajo la advocaci¨®n especialmente de los dos ¨²ltimos grupos, bandas que se aplicaron a ese estilo no inventariado bajo un adjetivo, el de las canciones de cuando quiere creerse que no pasa nada. Un exitazo.

Festival Bona Nit Barcelona. Suena al ¡°Hola Barcelona¡±, el billete de metro para turistas. Pero no solo hab¨ªa extranjeros, sino gente joven en puridad, de no m¨¢s de 25; tambi¨¦n treinta?eros sin uniforme est¨¦tico esculpido por la tendencia, personal variado con notable presencia femenina, p¨²blico formado musicalmente en la red, amante de canciones m¨¢s que de discos y de sensaciones instant¨¢neas m¨¢s que fidelidades perdurables. Solo as¨ª se explica el ¨¦xito de Kakkmaddafakka, banda crecida en Internet, con marchamo de grupo estacional, aire gamberrete y repertorio de pop chispeante.

Kakkmaddafakka, banda crecida en Internet, con marchamo de grupo estacional, aire gamberrete y repertorio de pop chispeante

Cerraron la noche con alkaseltzer, canciones que se disuelven en nuestras emociones produciendo cosquilleo inocuo y atenuaci¨®n de ardores. M¨¢s sonrisas. En un festival con concepto: iba de bandas suecas y sostenibilidad. Lo primero se entiende, lo segundo quiere decir que los bocatas eran de zanahoria, que las bebidas energ¨¦ticas llevaban jengibre y no taurina, que el escenario se decor¨® con vegetaci¨®n ecol¨®gica ¡ªplantas de pl¨¢stico que evitan al decorador esquilmar el bosque¡ª y que cada asistente cargaba con su propio vaso ¡ªde ah¨ª lo de sostener¡ª. Tiempos modernos: los vasos viajaban en las cinturas como cartucheras de bebedor.

Antes de Kakkmaddafakka m¨¢s m¨²sica para sonre¨ªr. Era la propia de chiringuito de Tarifa, canciones post-surf, alrededor de hoguera sobre la arena, a dos voces, con guitarras ac¨²sticas y melod¨ªas tenues. Como si a Simon y Garfunkel los sumergiesen en morbidez. Solo faltaba el crujir de la arena bajo los pies. La pega es que Kings Of Convenience hacen ese pop ac¨²stico que de despistarse el oyente provoca en el mismo una expresi¨®n de candor alelado nada favorecedora. Canciones como Boat belong detonaron ese curioso fen¨®meno. Pero, lo dicho, todo era felicidad y sonrisas bajo el zumbido del octocopter, esa c¨¢mara que vuela bajo ocho h¨¦lices para que los patrocinadores de este tipo de eventos puedan mostrar el influjo de su marca en espectaculares tomas a¨¦reas. Seguro que los planos se llenaron de sonrisas. Sostenibles. J¨®venes sonrisas de jengibre en un nuevo festival.