Jos¨¦ Bret¨®n, condenado a 40 a?os de c¨¢rcel por asesinar a sus hijos
El juez, de acuerdo con el veredicto de culpabilidad del jurado, considera que fue autor de dos delitos de asesinato
Cuatro d¨¦cadas en prisi¨®n. Jos¨¦ Bret¨®n G¨®mez ha sido condenado a 40 a?os de c¨¢rcel por el asesinato de sus hijos Ruth y Jos¨¦, de seis y dos a?os, en octubre de 2011 en C¨®rdoba. Diez d¨ªas despu¨¦s de que un jurado popular declarase culpable al acusado, el magistrado presidente de la sala, Pedro Vela, avala en su sentencia la tesis de que Bret¨®n mat¨® a sus hijos e inciner¨® sus cuerpos como venganza contra su entonces esposa Ruth Ortiz, que le hab¨ªa pedido la separaci¨®n d¨ªas antes. Vela tambi¨¦n desmonta la versi¨®n que sostuvo el ahora condenado en el juicio, en la que manten¨ªa que perdi¨® a sus hijos en un parque.
¡°Jos¨¦ Bret¨®n aparent¨® que hab¨ªa perdido a sus hijos, cuando era ¡ªseg¨²n concluye el jurado¡ª perfectamente conocedor de que los hab¨ªa matado previamente [¡.] y present¨® una denuncia ante la polic¨ªa a sabiendas de su falsedad¡±, zanja el juez. Y considera que planific¨® que forma ¡°chapucera¡± la simulaci¨®n de la p¨¦rdida de los ni?os, lo que le oblig¨® a ¡°improvisar¡± la ¡°absurda¡± y ¡°disparatada¡± versi¨®n del extrav¨ªo durante el camino.
Para el juez, ha quedado probado que Bret¨®n, antes de arrojar a sus hijos al fuego, les suministr¨® un c¨®ctel de tranquilizantes. En opini¨®n de Pedro Vela, que obligase a tomar las pastillas a los ni?os ¡°parece totalmente racional¡± e ¡°incluso aporta un m¨ªnimo de humanidad a la aberrante conducta del acusado, pues lo que ya ser¨ªa completamente inconcebible es que hubiera arrojado los cuerpos de sus hijos a la hoguera sin que estos estuvieran completa y profundamente dormidos (o incluso en estado comatoso, como aventur¨® la pediatra que intervino en el juicio como perito) o ya fallecidos¡±.
Hacer desaparecer los restos pretend¨ªa ¡°multiplicar el dolor de la madre¡±?
Para el juez queda probado que Bret¨®n trat¨® de camuflar su doble crimen intentando crear ¡°una apariencia ficticia de normalidad¡± los d¨ªas previos al asesinato y el mismo d¨ªa en que mat¨® a sus hijos. Dej¨® caer que iba a almorzar con unos amigos y se cit¨® con sus hermanos para acudir en familia a un parque infantil. Todo ello, para encubrir ¡°su prop¨®sito real de ir a la parcela a primera hora de la tarde para matar a los ni?os y deshacerse de sus cad¨¢veres mediante la incineraci¨®n¡±. Posteriormente, trat¨® de dar ¡°cobertura (¡) a una explicaci¨®n alternativa y ficticia para justificar que los ni?os no aparecieran y estuvieran desaparecidos para todos, menos para su padre, desde que salieron de casa de sus abuelos paternos sobre las 13.30 horas de ese d¨ªa¡±, se?ala la sentencia.
Unos huesos a¨²n sin enterrar
Solo hay una cosa que Ruth Ortiz desease m¨¢s que el veredicto de culpabilidad y la pena m¨¢xima contra su exmarido por el asesinato de los hijos de ambos, Ruth y Jos¨¦: la recuperaci¨®n de los 200 restos ¨®seos a los que quedaron reducidos los hermanos de seis y dos a?os, despu¨¦s de que fuesen incinerados en la rudimentaria pira funeraria a la que les arroj¨® su padre.
En su alegato final en el juicio, la abogada de Ortiz, Reposo Carrero, quien ha actuado como acusaci¨®n particular, reclam¨® por en¨¦sima vez la devoluci¨®n de los restos para darles sepultura y permitir que la madre elaborase de una vez el duelo por la muerte de sus hijos.
En la sentencia, el juez Pedro Vela se muestra favorable a esta petici¨®n ¡°habida cuenta que se ha declarado probada la muerte de los ni?os Ruth y Jos¨¦ Bret¨®n Ortiz a manos de su padre¡±.
El magistrado ordena que ¡°una vez que sea firme esta sentencia¡± se proceda a ¡°la inscripci¨®n de su defunci¨®n en el Registro Civil, haciendo entrega a su madre, do?a Ruth Ortiz Ramos, para su inhumaci¨®n, de los restos humanos custodiados en este tribunal¡±.
Reposo Carrero se mostr¨® ayer muy satisfecha con la condena, pero lament¨® que el recurso, que el abogado de Jos¨¦ Bret¨®n ya ha avanzado que va a presentar, retrase la devoluci¨®n de los restos a su madre, puesto que siguen siendo pruebas.
¡°Lo malo de este recurso es que los ni?os van a seguir sin ser enterrados¡±, dijo la abogada. Aun as¨ª, Carrero anunci¨® que pedir¨¢ que, de ¡°alguna forma¡± se le haga entrega de los mismos a la familia, ¡°aunque el enterramiento no sea posible¡±.
El juez tambi¨¦n rega?a en su sentencia a la perito que err¨® en la calificaci¨®n de los huesos, por sus declaraciones en el juicio, en el que sembr¨® dudas sobre la custodia policial de los restos. Fue una ¡°desdichada e irrespetuosa frase¡± cuando atribuy¨® a un cotilleo la afirmaci¨®n de que ¡°los huesos se hab¨ªan ido de copas, o que la caja estuviera ocasionalmente encima de un armario¡±.
En las 22 p¨¢ginas de sentencia queda claro que Bret¨®n actu¨® movido por la venganza contra Ruth Ortiz, madre de los peque?os, que en septiembre de 2011 le hab¨ªa comunicado al acusado su firme intenci¨®n de separarse de ¨¦l. ¡°Puede inferirse racionalmente, tal y como hace el jurado, que Jos¨¦ Bret¨®n no soport¨® que su esposa lo dejara unilateralmente y, dado su car¨¢cter rencoroso y vengativo ¡ªincluso filiado m¨¦dicamente¡ª, decidi¨® hacerle da?o en lo m¨¢s sensible, que eran sus hijos¡±.
La venganza programada, ¡°conlleva la preparaci¨®n anticipada, meditada y reflexiva¡± del crimen, reza la sentencia. Un crimen que, dice el juez, muestra un car¨¢cter ¡°despiadado¡±, como ¡°se revela por la ejecuci¨®n de los delitos, puesto que, al calcinar e intentar hacer desaparecer totalmente los restos de los ni?os, el acusado pretend¨ªa multiplicar el dolor de la madre de los mismos, contra la que estaba dirigida indirectamente su acci¨®n, que quedar¨ªa toda la vida con la incertidumbre de qu¨¦ hab¨ªa pasado con sus hijos¡±.
¡°Por todo ello¡±, resume el juez en uno de los pasajes m¨¢s duros de la sentencia, ¡°pocos casos habr¨¢ en la pr¨¢ctica judicial en que unos delitos de esta naturaleza merezcan con mayor claridad la imposici¨®n de la pena m¨¢xima¡±. Pedro Vela insiste en ¡°la inhumanidad del comportamiento del acusado, que matando a sus hijos e intentando hacer desaparecer sus cad¨¢veres ha vulnerado deberes ¨¦ticos y sociales b¨¢sicos en cualquier sociedad civilizada¡±. Y teniendo en cuenta su ¡°absoluta falta de arrepentimiento¡±, considera el magistrado que ¡°debe accederse a lo solicitado por el Ministerio Fiscal, ordenando (¡) que la clasificaci¨®n del acusado en tercer grado de tratamiento penitenciario no se efect¨²e hasta el cumplimiento de la mitad de la pena impuesta¡±. Es decir, que Bret¨®n no podr¨¢ salir a la calle en r¨¦gimen abierto hasta pasados 20 a?os.
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