El populismo de Padilla y la verdad de Fandi?o
El torero de Jerez cort¨® dos orejas por una del de Ordu?a
El primero de los toros de Las Ramblas no tuvo entrega en el capote y tambi¨¦n anduvo como distra¨ªdo. Pero fue toro de noble son. Algo apagado en apariencia, pero solo una impresi¨®n. Falsa impresi¨®n. El toro dej¨® estar a Finito, que puso esfuerzo, dibujo muletazos sueltos, m¨¢s est¨¦ticos que reales. No lo prob¨® por el pit¨®n izquierdo hasta que tuvo en sus manos la espada de matar. Una cata por ese lado sin convencimiento. Ni tan siquiera de compromiso. Se lo afearon desde el tendido.
La consigna con el cuarto era acabar con ¨¦l lo antes posible. Y eso hicieron. Lo masacraron en varas, en las dos. Y sin disimulo. Inhibido Finito, dej¨® hacer a sus peones. Desastre. Luego, en banderillas, pasadas en falso sin ton ni son. Un p¨¢nico a toro que, aunque parado, no se com¨ªa una mosca. Muleta en mano, Finito se inhibi¨®. Macheteo y a matar de mala manera.
LAS RAMBLAS / FINITO, PADILLA, FADI?O
Toros de Las Ramblas. Correctos de presentaci¨®n. Nobles, mansitos, se apagaron algo en el tercio final. El sexto, el de peor nota.
Finito de C¨®rdoba. Estocada atravesada que asoma, descabello ¨Caviso- otro descabello m¨¢s (silencio); feo pinchazo (pitos).
Juan Jos¨¦ Padilla. Estocada pasada (oreja); -aviso- estocada perdiendo muleta (oreja protestada).
Iv¨¢n Fandi?o. Casi entera muy buena (oreja); entera y dos descabellos (palmas).
Plaza de Valencia, 24 de julio, 2? de Feria. Un cuarto.
Con dos largas de rodillas salud¨® Padilla al segundo. Toro ofensivo de cara y estrecho de sienes. Esas dos largas las cosi¨® Padilla con lances el¨¦ctricos y el remate de una media. Despu¨¦s, antes de entrar en funciones el picador de turno, vino un desbarajuste en la lidia. Toreros por un lado, toro por otro campando a sus anchas. Las dos veces que fue al caballo, el toro de Las Ramblas se march¨® huido y antes de salir de la segunda, le pusieron un puyazo en pleno costillar. Al aire del toro, Padilla le puso tres pares. De buena ejecuci¨®n y colocaci¨®n los dos primeros y el tercero al recurrido viol¨ªn. No humill¨® el toro pero tom¨® la muleta ofreci¨¦ndose siempre. Padilla consum¨® la lidia a base de un toreo populista. Sin disimulos. Afanoso y ligero a la vez. Pero el p¨²blico sigui¨® aquello encantado. Con el toro ya muy corto y algo distra¨ªdo, Padilla puso en pr¨¢ctica toda la galer¨ªa posible para que el asunto no decayera. Lo consigui¨®.
Con otras dos largas recibi¨® Padilla al quinto. Otro casta?o, bien armado, y con kilos. M¨¢s templado en los lances que siguieron y una vistosa media de remate. Sin estar muy por la labor el toro, Padilla brill¨® de nuevo en banderillas. Repiti¨® la versi¨®n del toro anterior: dos al cuarteo y el tercero al viol¨ªn con el toro buscando una salida a tablas. Se festej¨® a lo grande. Con el toro ya vac¨ªo de contenido, Padilla se empe?¨® en que la fiesta siguiera como si tal. La faena, iniciada de rodillas con viaje de ida y vuelta a tablas, fue un c¨²mulo de desarmes y enganchones. Toda la voluntad del mundo en el torero, pero poco o nada m¨¢s. Con el toro negado, Padilla insisti¨®. Solo quedaba el recurso de los desplantes, que no faltaron. Y las p¨¦rdidas de muleta continuaron como nota com¨²n. M¨¢s rodillazos al final. Con el toro entablerado, una estocada que enardeci¨® a sus fans. En el encuentro, la muleta vol¨® por los aires. Nada nuevo. Le concedieron una oreja que desat¨® una protesta de parte del p¨²blico.
Con las fuerzas al l¨ªmite, el tercero de la tarde. Casta?o de capa, de bonitas hechuras. Dos varas se?aladas apenas y un futuro incierto. Pero Fandi?o lo entendi¨®. Los muletazos, uno a uno. Siempre muy asentado. Pisando firme. La distancia siempre la justa. Sin agobiar, pero sin dejar que el toro se durmiera en el trance. Inteligente labor. Y muy de verdad. Lo m¨¢s lucido, una serie al natural enrosc¨¢ndose al toro. Lo intento una segunda vez, pero no sali¨® ya completa. Con el toro a punto de claudicar, Fandi?o se sac¨® unas manoletinas finales que iluminaron definitivamente la faena. De r¨²brica, una casi entera de muy buena ejecuci¨®n y colocaci¨®n.
M¨¢s pitones que trap¨ªo en el toro que cerr¨® la corrida. Empujo con estilo en la segunda vara pero ah¨ª qued¨® toda su historia. Al paso, con la cara alta, sin hacer caso de la muleta, el toro le neg¨® la mano a Fandi?o que a¨²n as¨ª rob¨® alg¨²n muletazo esforzado. Porf¨ªa in¨²til del torero de Ordu?a, que tuvo que perseguir al toro para poder entrar a matar.
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