?Qu¨¦ poco arrean los chavales!

Es frase de jubilado. ?Qu¨¦ poco arrean los chavales! El t¨®pico de que las nuevas generaciones vienen con menos hambre y con menos disposici¨®n que las anteriores se volvi¨® a hacer realidad en Vista Alegre. Quiz¨¢s no siempre sea justa, pero ayer Luis Bol¨ªvar y Rub¨¦n Pinar tuvieron dos ejemplares, el segundo y el sexto, para haber dado un vuelco a su carrera y haber cortado las dos orejas.

Se esperaba con inter¨¦s la corrida de La Quinta y, aunque no se puede decir que respondiese a las expectativas, hubo toros para mayores logros. En general, al encierro de ?lvaro Mart¨ªnez Conradi le falt¨® algo de fuerza para tener un punto de transmisi¨®n que diera emoci¨®n a lo que ocurri¨® en el ruedo.

Con todo, hubo astados interesantes, como el segundo y el sexto, incluso el cuarto derroch¨® calidad, algunos sin fuerzas como el inv¨¢lido primero y el justito tercero, y hasta los hubo con picante como el quinto. Una corrida completa, que si Bol¨ªvar y Pinar llegan a exprimirla hubiera cambiado su resultado.

El primer toro de triunfo se lo llev¨® el colombiano Luis Bol¨ªvar, pero solamente pudo cortar una ben¨¦vola oreja con muchos menos pa?uelos en los tendidos que en la petici¨®n denegada el d¨ªa anterior. El final de Buenastardes, as¨ª se llamaba el ejemplar de La Quinta, fue el resumen: con el estoque clavado peg¨® un arre¨®n y se llev¨® por delante al colombiano que acab¨® con la taleguilla abierta. Nunca pudo con el toro. Fue la forma de demostrar qui¨¦n hab¨ªa ganado aquella pelea.

Cuando trat¨® de someterlo con la muleta, dio pases casi siempre hacia afuera, despegados y solamente luci¨® en algunos de pecho. En varias ocasiones, el santacoloma le sorprendi¨® arranc¨¢ndose con el torero a¨²n no preparado para iniciar los derechazos. Fue cogido antes y despu¨¦s de entrar a matar. Ah¨ª se le escap¨® a Bol¨ªvar la ocasi¨®n de triunfar en Bilbao y se conform¨® con una oreja.

Si con el toro bueno no pudo, menos cabe pensar que se impusiera al quinto, que desarroll¨® sentido durante un mal tercio de banderillas y con el que nunca supo doblarse ni ganarles las vueltas. Le falt¨® mando y poder con el bueno y con el complicado. Al final, m¨¢s palmas para un encastado y peligroso ejemplar que nunca fue sometido.

Tampoco tendr¨¢ Rub¨¦n Pinar muchas ocasiones de abrir la puerta grande de Bilbao como la que le brind¨® el sexto. Toro con movilidad y transmisi¨®n, pero que quiso coger la muleta con clase. Un animal para darle importancia y para haber trenzado una faena redonda. Pinar estuvo bien, pero se conform¨® con un toreo correcto, sin poner las cartas boca arriba para salir por la puerta grande. Al albacete?o le bastaba el triunfo peque?o y se llev¨® una oreja. Gan¨® las diez de ¨²ltimas, pero no rompi¨® la baraja. Le falt¨® deseo, porque el toro ten¨ªa transmisi¨®n para algo superior.

Pero qui¨¦n se debi¨® morder las u?as fue Manuel Escribano, a quien la tarde no le iba a ser proclive. Se debi¨® dar cuenta desde el principio. Antes de salir el primer astado, el sevillano se encamin¨® hacia la puerta de toriles para plantarse de rodillas a esperar la salida del animal, pero el torilero no se percat¨® y el burel apareci¨® en la arena cuando Escribano a¨²n estaba andando hacia la puerta. Debi¨® de ser una se?al, porque la suerte no estaba con ¨¦l: dos buenos toros y ninguno en su lote.

Escribano no pudo hacer nada en su primero, un inv¨¢lido sin presencia para Bilbao que debi¨® ser devuelto a los corrales. Tan s¨®lo complet¨® un suicida par al quiebro junto a la barrera con el que cerr¨® un discreto tercio de banderillas. En el cuarto, s¨ª pudo esperarlo a portagayola, como de costumbre casi en los medios, lo que desluci¨® algo el trance.

El inicio de faena con un pase cambiado y los pies clavados en la arena fue lo m¨¢s vibrante de un trasteo al que le falt¨® mayor acoplamiento, ya que no hubo una serie rematada, compacta. Una sensacional estocada le sirvi¨® para tocar pelo en su estreno en Vista Alegre, dejando muy buenas sensaciones, las de una disposici¨®n acompa?ado de gusto al ejecutar las suertes.

El hecho de cortar tres orejas, una por matador, en la primera de las corridas de a pie no es mal resultado, pero los aficionados lamentar¨¢n no haber disfrutado de dos toreros por la puerta grande, pero ya se sabe estamos en una ¨¦poca en la que vale con hacer lo que se pueda. Curiosamente, el diestro que mejores sensaciones dej¨® fue Manuel Escribano, el que peor lote tuvo. A Luis Bol¨ªvar y a Rub¨¦n Pinar no les cambia nada una oreja en Bilbao y, sin embargo, debieron echar el resto para salir en hombros; lo ¨²nico que no vale en el toreo es el conformismo, que de eso ya est¨¢n las figuras hartas y los p¨²blicos tambi¨¦n.