Los m¨¢s afinados c¨®cteles
Santi Nose prepara ex¨®ticos combinados en su Ginger Loft de Valencia, en los que prima la asociaci¨®n de gustos
Santi es peruano, lime?o por m¨¢s se?as, y descendiente en l¨ªnea directa de japoneses y africanos; pero pese a esa confusi¨®n de or¨ªgenes, y a despecho de todos ellos, en sus genes est¨¢ instalada un alma brasile?a como la que portaba Carmen Miranda, otra for¨¢nea de aquellos tr¨®picos, por lo que desear¨ªa llevar inmensos sombreros para que se poblasen, como su cabeza, de frutas variadas y multicolores con las que dar sabor a los bebedizos que imagina.
Dise?ador de moda en primera intenci¨®n, para lo que curs¨® en Per¨² los correspondientes estudios, su vida cambi¨® cuando fue a conocer el pa¨ªs de sus ancestros, donde tras un prolongado ejercicio de supervivencia en la industria del autom¨®vil se integr¨® en las inmensas minor¨ªas brasile?as que pululan por Jap¨®n, y a partir de ese momento todo fue samba y caipirinha, zumos naturales contra comida fast food.
All¨ª conoci¨® a Mike, su socio y compa?ero, que desde su Escocia natal hab¨ªa devenido en reputado chef en el pa¨ªs del sol naciente, y de ese conocimiento a su integraci¨®n en el mundo gastron¨®mico solo hubo un sorbo de dry Martini.
Se intu¨ªa desde su nacimiento que su mundo ser¨ªa diverso y marcado por la fusi¨®n: su primer empleo en tan lejano pa¨ªs sucedi¨® en un restaurante mexicano, regido por un argentino, con cocinero japon¨¦s y actuando de sommelier ¨¦l mismo, que para no ser menos hab¨ªa aprendido entretanto el oficio de barman de un h¨²ngaro, Peter, que oficiaba en Fujimamas, local que se especializaba en una conveniente mezcla de comida americana con fulgurantes toques asi¨¢ticos.
Pocos a?os son muchos a?os para cuerpo tan inquieto, por lo que en compa?¨ªa de Mike Santiago se embarc¨® en un largo viaje que le llev¨® a conocer, en largas estancias y sin soluci¨®n de continuidad, las cocinas y las barras de Tailandia y Singapur, de Malasia y de la China, para acabar su periplo en Londres, que como es bien sabido es ciudad acogedora de todas las f¨®rmulas y desvar¨ªos.
Valga este largo pre¨¢mbulo para justificar que ahora, en su Ginger Loft de Valencia, resume sus experiencias y prepara ex¨®ticos c¨®cteles en los que prima la imaginaci¨®n y la asociaci¨®n de gustos y de ideas, y donde se mezclan en m¨¢s de una ocasi¨®n los s¨®lidos y los l¨ªquidos, en la misma copa o en recipiente anejo, en un totum revolutum que nos marea y divierte.
Obs¨¦rvese a modo de ejemplo que utiliza el wasabi como elemento dinamizador de un siempre moderado Tom Collins, que se extas¨ªa con el jengibre dando un punto extra de sabor a cualquier ginebra premium, o que propicia que huyamos de este duro y ruidoso mundo tomando la sabia mezcla que forman los restos ¨¢cidos de un tiradito peruano con la calidez y los grados que acompa?an a cualquier sabroso ron jamaicano.
Pero no todo es ir de aqu¨ª para all¨¢ mezclando culturas. Hay que ponerse serios y declarar algunos principios imperecederos para los amantes de la especialidad: que las bebidas deben ser las mejores, que las mezclas moderadas, que las medidas precisas, que la confecci¨®n pausada, y que la ingesti¨®n a voluntad. Y tambi¨¦n que nunca debemos olvidar que todo fluye desde algunas mezclas, las que formulan el dry Martini, el daiquir¨ª, la caipirinha y la caipiroska, o los distintos sour. Y ante todo de esos hoy maltratados, desconocidos y casi despreciados licores tradicionales, que integrando a la perfecci¨®n los m¨¢s cl¨¢sicos alcoholes y los m¨¢s sofisticados frutos compon¨ªan y componen los m¨¢s afinados c¨®cteles.
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