Emociones compartidas

No hay espacio para la rutina en el Festival de M¨²sica de C¨¢mara de Santa Cristina d?Aro. De hecho, la l¨ªnea art¨ªstica dise?ada por la violonchelista Amparo Lacruz apuesta precisamente por la variedad.Para los solistas, resulta estimulante saltarse las convenciones del t¨ªpico recital y adem¨¢s de tocar piezas en solitario, afrontar en el mismo concierto el desaf¨ªo que supone, por ejemplo,formar parte de un d¨²o, un tr¨ªo, un cuarteto o, como en el caso que nos ocupa, un sexteto de cuerda. La frescura del primer encuentro se impone. Lo pudo comprobar el p¨²blico que en la noche del jueves, huyendo del rigor estival, disfrut¨® de un excepcional encuentro camer¨ªstico en la recoleta iglesia rom¨¢nica de Santa Cristina d?Aro.

Nueve solistas de primer nivel ¡ª los pianistas Catherine Ordronneau, Josep Maria Colom y Enrique Bagaria, los violinistas Kai Gleusteen y Adrian Pinzaru, los violas Anna Kreetta Gribajcevic y Wolfgang Talirz y los violonchelistas Niklas Schmidt y Amparo Lacruz¡ª sirvieron un variado y jugoso men¨² musical que inclu¨ªa algunas delicatessen. Fue un lujo, por ejemplo, escuchar dos sonatas de deslumbrante luminosidad de Domenico Scarlatti tocadas por Josep Maria Colom con finura y elegancia . O dejarse impregnar por la belleza po¨¦tica del Sonetto 104 del Petrarca, magistral pieza del ciclo A?os de peregrinaje de Franz Liszt, interpretada con virtuosismo por Enrique Bagar¨ªa.

Pero su breve actuaci¨®n, abriendo respectivamente las dos partes del concierto, supo a poco. Dos partituras de envergadura centraron la propuesta camer¨ªstica: en la primera parte, Caterine Ordrenneau derroch¨® frescura, delicadeza y dominio del estilo en el Cuarteto con piano K493 de Wolfgang Amadeus Mozart. Tuvo que luchar contra una ac¨²stica muy poco favorable para la proyecci¨®n del piano, pero tanto la pianista como sus compa?eros de aventura mozartina ¡ªAdrian Pinzaru, Anna Kreetta Gribajcevic y Niklas Schmidt¡ª salvaron las limitaciones del espacio con destreza t¨¦cnica.

Todos ellos son m¨²sicos de gran flexilibilidad, cameristas de vocaci¨®n. En plena sinton¨ªa, y con m¨¢xima entrega, ofrecieron un Chaikovski de desbordante lirismo y elocuente expresividad que cautiv¨® al p¨²blico.