¡°Si hubiera visto el peligro, no habr¨ªa atendido el tel¨¦fono¡±

Fue en la segunda declaraci¨®n ante el juez, el pasado 31 de julio, cuando Francisco Jos¨¦ Garz¨®n, el maquinista del Alvia, compareci¨® a petici¨®n propia para enmendar su propio testimonio, el relato que hab¨ªa hecho ante el instructor de la causa y el fiscal tres d¨ªas antes. Durante esa segundo interrogatorio en los juzgados de Santiago, el conductor del tren en el que murieron 79 personas reconoci¨® por fin que justo antes de descarrilar iba hablando por tel¨¦fono con el interventor -que tambi¨¦n viajaba a bordo- sobre la v¨ªa que deb¨ªa tomar la m¨¢quina al final del trayecto, cuando llegase a Pontedeume ( A Coru?a).

Garz¨®n acudi¨® al juez a completar su declaraci¨®n despu¨¦s de que este descubriese (tras examinar los dispositivos electr¨®nicos) no solo la existencia de esa llamada de tel¨¦fono, tambi¨¦n que hab¨ªa partido de un m¨®vil corporativo de Renfe. A preguntas del fiscal, el juez y su propia abogada, el maquinista del Alvia asegur¨® que descolg¨® el m¨®vil al ver en la pantalla el nombre de su supervisor ya que podr¨ªa tratarse de una emergencia a bordo. Aunque admiti¨® que ambos charlaron sobre la posibilidad de entrar en la estaci¨®n de Pontedeume (para la que a¨²n faltaban casi 100 kil¨®metros y varias paradas) por la v¨ªa m¨¢s cercana al apeadero para facilitar la salida de los pasajeros, Garz¨®n neg¨® que estuviera consultado papeles mientras conversaba con su compa?ero (algo que los investigadores sospecharon tras escuchar el sonido de la cabina grabado en la caja negra) y explic¨® que puede conducir la m¨¢quina sin usar las manos cuando circula con velocidad programada, como hac¨ªa la tr¨¢gica noche del 24 de julio.

Los investigadores le preguntaron una y otra vez por qu¨¦ esa conversaci¨®n telef¨®nica (que tanto el juez como el fiscal sit¨²an en el origen del despiste) se alarg¨® durante casi dos minutos cuando la locomotora circulaba a 190 kil¨®metros por hora. El maquinista insisti¨® en que ¨¦l se limit¨® a responder a lo que le preguntaba el revisor. Tambi¨¦n asegur¨® que colg¨® la llamada y que justo despu¨¦s comprob¨® que le ven¨ªa encima la fat¨ªdica curva de A Grandeira.¡±Cuando yo me doy cuenta de que estoy circulando veo a lo lejos la curva y cojo los dos frenos y hago as¨ª [simula la acci¨®n de frenado con los dos brazos]. Fren¨® con el el¨¦ctrico y el neum¨¢tico. El el¨¦ctrico es el freno de motores, y el de neum¨¢tico es el de las zapatas. Normalmente, para hacer una frenada m¨¢s suave, frenas con el el¨¦ctrico y si te hace falta m¨¢s, frenas con un poquito del neum¨¢tico, pero cuando te hace falta mucho, frenas con los dos a tope¡±.

Cuando el fiscal del caso, Antonio Roma, le pregunt¨® d¨®nde ten¨ªa la cabeza durante la conversaci¨®n, el conductor del tren admiti¨® que perdi¨® ¡°la ubicaci¨®n¡±. Esta fue su respuesta exacta: ¡°En ese momento no vi yo el peligro ni el punto de referencia, porque si lo hubiera visto, evidentemente, primero atiendo a lo que eso [sic] y despu¨¦s que le den por el culo al tel¨¦fono. Pero no me di cuenta del punto de referencia, no lo vi, no estaba pr¨®ximo me parec¨ªa a m¨ª al punto de referencia, iba relajado a una velocidad correcta que no entra?aba peligro, no s¨¦ si influy¨® en eso [la llamada] o no. No lo s¨¦¡±.

M¨¢s liberado que en su primera comparecencia, el maquinista -que est¨¢ acusado de 79 delitos de homicidio por imprudencia y muchos m¨¢s de lesiones- respondi¨® a todas las preguntas del juez, del representante del ministerio p¨²blico y de su defensa. Al igual que hab¨ªa hecho en el interrogatorio anterior, no se quej¨® del trazado ni de las se?ales, desliz¨® que todo se debi¨® a un fatal despiste. Y repiti¨® varias veces que no habr¨ªa descolgado el m¨®vil si la llamada no partiese del interventor de su propio tren.

Fue este el que se sent¨® en el mismo banco del juzgado tres d¨ªas despu¨¦s del maquinista, aunque en calidad de testigo. Antonio Mart¨ªn Marug¨¢n, el revisor del Alvia, testific¨® durante 55 minutos, en los que relat¨® al fiscal y al juez su versi¨®n de lo sucedido a bordo del tren la noche del siniestro. En su primera versi¨®n apunt¨® que solo hab¨ªa hecho una llamada al conductor en Ourense y con el tren parado en la estaci¨®n.

Fue cuando el fiscal le record¨® la existencia de la segunda llamada ¨C segundos antes de que la m¨¢quina se empotrase contra el talud a la entrada de Santiago- cuando admiti¨® que hab¨ªa telefoneado al conductor para pedirle un cambio de estacionamiento en Pontedeume y as¨ª facilitar la bajada de algunos pasajeros. Tras ser advertido por el representante del ministerio p¨²blico de que su declaraci¨®n pod¨ªa constituir un delito de falso testimonio, el revisor facilit¨® algunos datos adicionales aunque se mantuvo firme en que no recordaba a qu¨¦ hora cogi¨® el m¨®vil para llamar a Garz¨®n. Los investigadores est¨¢n convencidos (y as¨ª consta en la grabaci¨®n de la caja negra) que esa comunicaci¨®n termin¨® solo once segundos antes del descarrilamiento. El interventor no supo precisarlo y dijo que telefone¨® ¡°en alg¨²n momento despu¨¦s de las ocho de la tarde¡±. Tras tomarle declaraci¨®n, el juez lo dej¨® en libertad sin cargos.