Vuelta al cole
Este oto?o se prev¨¦n precipitaciones importantes en toda la Comunidad Valenciana, chuzos de punta para ser m¨¢s exactos
Despu¨¦s de una temporada nadando a brazo partido en aguas libres y lejanas, no queda otra que poner de nuevo los pies en la tierra. La mayor¨ªa de la gente suele solventar la vuelta a casa a la tremenda, jurando en s¨¢nscrito cada vez que suena el despertador. Pero es preferible tomarse las cosas con m¨¢s calma. A m¨ª, por ejemplo, antes de volver a la rutina laboral, me gusta darme una vuelta por el barrio, aprovechando la brisa fresca de la ma?ana. Saludar al quiosquero, pasar por el taller para poner a punto la bici, pararme a hablar con los chicos de la tienda inform¨¢tica y cosas as¨ª. Es una manera como otra cualquiera de reconocer el terreno que pisas y no creerte que est¨¢s en Helsinki.
Lo que salva esta ciudad es precisamente la vista a pie de calle. Los cr¨ªos que llenan las aceras camino del instituto con sus mochilas al hombro, el empe?o de sus padres en que salgan adelante aunque el ministro del ramo se empe?e en dejarlos este curso sin beca de libros ni comedor; la perseverancia de los profesores que un a?o m¨¢s se disponen a dar la batalla por las barbas de Plat¨®n y otras cosas de andar por casa.
El otro d¨ªa, como les dec¨ªa, iba dando ese paseo de reconocimiento por el barrio, cuando de repente me encontr¨¦ ante el escaparate de una librer¨ªa. Fue el subconsciente lo que me llev¨® hasta all¨ª, como quien recuerda un ritual que se lleva repitiendo a?o tras a?o en cada casa, todos los principios de curso cuando llega el momento de ordenar en la cartera los libros con olor a tinta fresca. Un aroma que huele siempre a enigmas por resolver y a misterio, con su parte tambi¨¦n de tortura china en forma de declinaciones o leyes de Mendel, como cualquier isla inc¨®gnita que valga la pena descubrir.
Hay una edad en la que todo es posible porque todo est¨¢ por aprender: los afluentes del Tajo, el presente de subjuntivo, la guerra de las Galias, el radio de la circunferencia, los pronombres febles¡ La educaci¨®n para todos es un derecho que cost¨® mucho conquistar. El reconocimiento de toda la ciudadan¨ªa hacia la ciencia y la escuela p¨²blica (justamente los dos sectores m¨¢s perjudicados por los recortes del gobierno) es pr¨¢cticamente un¨¢nime. Lo que no deja de resultar sorprendente, teniendo en cuenta que dentro de esa gran mayor¨ªa c¨ªvica est¨¢n tambi¨¦n los votantes de PP.
Seg¨²n las encuestas, la gente que ha dado su voto al Partido Popular cree en la educaci¨®n p¨²blica, tiene un alto grado de confianza en sus profesores y defiende la separaci¨®n Iglesia-Estado en materia de ense?anza. No es, por lo tanto, la opini¨®n de su electorado la que ha llevado al Gobierno a establecer una profunda brecha social en todo el sistema educativo desde las guarder¨ªas hasta la universidad. No creo que el presidente de la Comunidad, ni siquiera el propio Mariano Rajoy encarnen personalmente ese ideario feroz. Son sectores mucho m¨¢s duros e ideologizados dentro del PP los que han visto en la crisis la excusa perfecta para construir la sociedad de ¨¦lites que siempre han querido, donde se acabe de una vez por todas la igualdad de oportunidades.
Como ven, sale una a dar una vuelta por el barrio y acaba metida en vericuetos marxistas-leninistas de m¨¢xima actualidad. Algo muy grave debe estar pasando en este pa¨ªs cuando la ciudadan¨ªa en su conjunto, sin distinci¨®n de izquierdas o derechas, percibe la acci¨®n de gobierno como una grave amenaza para el futuro de sus hijos en edad escolar. O sea que este oto?o se prev¨¦n precipitaciones importantes en toda la Comunidad Valenciana, chuzos de punta para ser m¨¢s exactos, que es el material con el que por aqu¨ª se va haciendo la pol¨ªtica.
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