Los fr¨ªos cr¨ªmenes del island¨¦s Indridason se llevan el RBA
El escritor n¨®rdico gana el premio por ¡®El pasaje de las sombras¡¯
Es curioso que a un autor de novela negra le importe relativamente poco que uno le descubra al asesino en la p¨¢gina 70, por decir. "Pongo el ¨¦nfasis en los personas, caracteriz¨¢ndolos para que le importen al lector, si no es as¨ª no tiene sentido seguir leyendo", dice el escritor island¨¦s Arnaldur Indridason (Reikiavik, 1961), padre de La mujer de verde o Las marismas, en una excepcional frase por ser un pel¨ªn m¨¢s larga y menos seca que las que suele soltar su torturado detective Erlendur. La clave del ¨¦xito de esos personajes: que son martirizadas v¨ªctimas de "c¨®mo el pasado afecta y marca siempre el presente, un pasado que siempre vuelve". Y eso les ocurre, a pesar de no estar protagonizada en este caso por su inspector, a los protagonistas de su ¨²ltima obra, El pasaje de las sombras, con las que ayer obtuvo en Barcelona el VII premio RBA de novela negra, con sus 125.000 euros.
La fiesta de entrega, que reuni¨® a casi 800 personas y que extraoficialmente funciona de rentr¨¦e literaria, cambi¨® de escenario y se cobij¨® en la s¨¦ptima planta del edificio corporativo de RBA, convertida en un bello mirador sobre la ciudad con el skyline de los nuevos edificios del 22@ . La excesiva penumbra del interior, sin embargo, apenas dej¨® reconocer a la presentadora, Aitana S¨¢nchez Gij¨®n, y, entre los invitados, al presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, junto a un sinf¨ªn de escritores y editores. No deben sufrir los miembros del club de fans de Indridason (numerosos, casi 10 millones de ejemplares en todo el mundo en medio centenar de idiomas), aunque no sea del ciclo Erlendur: el libro es puro Indridason. Manteniendo dos tramas policiales paralelas ¡ªdos agentes, alertados por los vecinos, descubren el cad¨¢ver de un anciano en su cama, quiz¨¢ asfixiado; seis d¨¦cadas antes, una pareja formada por una islandesa y un soldado norteamericano halla el cad¨¢ver de una joven torpemente oculto con cartones¡ª el autor sigue apostando por lo que ¨¦l mismo define como "realismo social, la sociedad donde se desarrolla la acci¨®n ha de participar, con sus problemas, en las novelas". Esa cree que es la gran caracter¨ªstica de la mejor novela negra n¨®rdica, que identifica con su admirada pareja sueca Maj Sj?wall y Per Wahl?o, que junto a Ed McBain siguen siendo sus favoritos.
La presencia de las tropas de EE UU en la Segunda Guerra Mundial relevando a las brit¨¢nicas y su impacto sobre la sociedad islandesa es otro leit motiv de Indridason, en esa voluntad de que sus obras ayuden a describir una sociedad. Tanto cree en esa mirada comprometida, que hasta la incursi¨®n de un elemento fant¨¢stico como los elfos de las leyendas n¨®rdicas en El pasaje de las sombras est¨¢ al servicio de ello: "Los elfos forma parte del pasado de la cultura islandesa, la gente cre¨ªa antes en seres ocultos, y su evocaci¨®n aqu¨ª es una met¨¢fora del paso de la pobre, cerrada y campesina Islandia a la moderna y capitalista de hoy, donde apenas queda rastros de ese mundo". Como muchas veces ha de investigar Erlendur, aflora tambi¨¦n aqu¨ª, como en La mujer de verde, la violencia de g¨¦nero, "la m¨¢s despreciable de las violencias¡±. Tras ese aspecto inc¨®modo, el premiado introdujo otro motivo de sufrimiento, este s¨ª destinado a sus fans: ?Qu¨¦ no aparezca Erlendur en El pasaje de las sombras es sintom¨¢tico de algo? "No s¨¦ d¨®nde est¨¢ ahora, si en la vida o en la muerte", solt¨®, enigm¨¢tico. "Lo dej¨¦ en el interior de Islandia (Costas extra?as, a¨²n no publicado en Espa?a) y no tengo noticias de ¨¦l desde entonces". M¨¢s indicios angustiantes: "Lo ¨²ltimo publicado de Erlendur, Noches de Reikiavik, eran historias protagonizadas por ¨¦l, pero de 1974, de cuando era joven", jug¨®, s¨¢dico, el autor.
Indridason agradeci¨® un premio como RBA en tanto "no deja de ser un reconocimiento para una cultura con una lengua que apenas hablan 300.000 personas", solt¨® para defender que "las culturas peque?as tenemos mucho para aportar a las grandes¡±.
En esa l¨ªnea, ya distendido tras la entrega del premio, mostr¨® un atisbo de simpat¨ªa ante la cadena humana organizada durante la Diada. "La historia de la independencia de Islandia es larga... Entonces, ?ustedes van a poder votarlo, les dejan?¡±, iba inquiriendo desde su compacto corpach¨®n.
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