La gesti¨®n de los tiempos
El escenario muestra los actores del reparto habitual, perplejos ante una serie de acontecimientos que no logran domesticar
En cualquier proceso de toma de decisiones en el que est¨¢n implicados intereses y posiciones de poder que obligan a dialogar, trenzar y alcanzar acuerdos m¨¢s o menos expl¨ªcitos, la gesti¨®n de los tiempos aparece como un elemento crucial. En el tema que nos viene ocupando, el tema vuelve a brillar con luz propia. La explosi¨®n de la Diada del a?o pasado cogi¨® desprevenidos a casi todos los representantes institucionales, y Artur Mas, como bien sabemos, ley¨® de manera err¨®nea la situaci¨®n, y la convocatoria apresurada de elecciones no le fue nada bien. Tampoco Rajoy supo reaccionar adecuadamente en la entrevista que sostuvo con Mas en ese mismo mes de setiembre del a?o pasado. Si Mas no ten¨ªa intenci¨®n alguna entonces de buscar una salida, Rajoy si pudo haberlo hecho, demostrando iniciativa y tratando de bloquear de ra¨ªz, con concesiones serias, un tema que se ha ido agigantando. La gente movilizada si que aprovech¨® el tiempo. Y la movilizaci¨®n no ha hecho sino crecer y enraizarse por todas partes, de manera s¨®lida, como se ha demostrado hace unos d¨ªas.
Ahora, tras otro espectacular 11 de setiembre, volvemos a estar en una encrucijada de caminos, con el factor tiempo como elemento clave. Hemos tenido que esperar al 29 de agosto para que, a pocos d¨ªas de la movilizaci¨®n gigantesca totalmente previsible, Rajoy y Mas hayan tratado de buscar salidas. Artur Mas, que no controla la movilizaci¨®n, pero que pretende encauzarla, plante¨® t¨ªmidamente calendarios m¨¢s holgados y un abanico de temas m¨¢s amplio para la consulta. La reacci¨®n fue inmediata y contundente, en forma de admonici¨®n perentoria de qui¨¦nes aparecen como cabeza visible del movimiento. Pero, ese sigue siendo el meollo del asunto ahora: calendario y temario. Como bien dec¨ªa I?aki Gabilondo en su pr¨¦dica cotidiana, el desconcierto es total en las filas gubernamentales, pero tambi¨¦n en las filas de la oposici¨®n socialista. Han dejado pasar un a?o sin hacer nada m¨¢s que dilatar, divagar y tratar de dispersar. Y as¨ª hemos perdido un tiempo precioso. De Rajoy no me extra?a. El practica eso de ¡°lo m¨¢s urgente es esperar¡±. O como cuenta Jordi Borja en su ¨²ltimo libro, Cartes de lluny i de prop (Editorial l¡¯Aven?), su gran baza es pedir comprensi¨®n. Seg¨²n cuenta Borja, cuando Rajoy recibi¨® a Richard Sennett, como emisario no oficial de un Obama preocupado por la situaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica de Espa?a, y tras pedir el soci¨®logo americano si el Presidente espa?ol quer¨ªa que ¨¦l trasmitiera alg¨²n mensaje a Obama, Rajoy s¨®lo atin¨® a decir: ¡°Comprensi¨®n, mucha comprensi¨®n¡±. Sin comentarios.
El escenario muestra los actores del reparto habitual, perplejos ante una serie de acontecimientos que no logran domesticar. La cultura de la transici¨®n, basada en el pacto entre ¨¦lites, ya no les sirve. El caso m¨¢s evidente es el de Duran i Lleida, cada vez m¨¢s enfurecido viendo que todo aquello que ¨¦l controlaba a su antojo, ahora resulta esquivo e inmanejable. Pero, en dosis menores, puede atribuirse esa misma sensaci¨®n de desconcierto a la mayor¨ªa de dirigentes y de las fuerzas pol¨ªticas catalanas y espa?olas. Ahora hay prisa, pero no tenemos aprobada una ley, la de consultas, que s¨®lo depend¨ªa de la voluntad de la holgada mayor¨ªa parlamentaria que la apoya. La Comisi¨®n parlamentaria que se constituy¨® sobre el proceso, apenas si se ha reunido. Los ¨²nicos que han trabajado, y que siguen haci¨¦ndolo, son los expertos del Consejo de Transici¨®n Nacional, pero con un calendario m¨¢s t¨¦cnico que pol¨ªtico. Lo que est¨¢ ocurriendo desaf¨ªa toda l¨®gica pol¨ªtica convencional. Nada que ver con el proceso escoc¨¦s. Mucha urdimbre social para tan fr¨¢gil y delgada capacidad de gobierno. El proceso a la consulta resulta imparable. No podr¨¢ irse m¨¢s all¨¢ del 2014 si en ese mismo a?o no han pasado suficientes cosas como para justificar el retraso. No hay m¨¢rgenes para preguntas esquivas o ambiguas. Va cerr¨¢ndose la gama de posibilidades. Se han ido desaprovechando oportunidades en estos ¨²ltimos a?os por parte de aquellos que ahora se quejan de lo que est¨¢ pasando. La lectura de los tiempos, la capacidad de aprovechar la ventana de oportunidad, la han ejercido qui¨¦nes ten¨ªan las opciones m¨¢s claras y simples: derecho a decidir, independencia si o no. Dotar de grosor y complejidad ese dilema es otra cuesti¨®n, y requiere otros tiempos. Lo que ya no tiene arreglo alguno es el ya arcaico marco institucional con el que hemos ido trasteando.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.