A pedir de boca
Algo mejorar¨ªa si Rita se va a Madrid y Esperanza 'alcaldiza' esta pobre ciudad. Al menos, resultar¨ªa m¨¢s divertido
El se?or Gonz¨¢lez Pons, el de la sonrisa suelta como los personajes buenos de Walt Disney, va y suelta sin acongojarse que Rita Barber¨¢ es nada menos que la alcaldesa de Espa?a, como quien olvida que en los dibujos animados tambi¨¦n proliferan los personajes malos, al modo de Ana Botella, alcaldesa de Madrid a la mayor gloria de su adusto marido, que al parecer se alimenta de caf¨¦ con leche en Buenos Aires cuando tan bien le sentar¨ªa una fanta sin burbujas. Lo que no est¨¢ muy claro es si se trata de un mensaje cifrado, es decir, nada de Rita al frente de la Generalitat Valenciana en lugar de Alberto Fabra, sino que se la lleven a Madrid como alcaldesa de todas las espa?as y que deje de hacer la pu?eta por aqu¨ª. Claro que no aclara qu¨¦ hacer en ese caso con la Esperanza de Aguirre, que siempre est¨¢ o no est¨¢ pero casi siempre se la espera. Lo cierto es que desde que Eduardo Zaplana se larg¨® de estas tierras, con lo divertido que era el personaje y su alegr¨ªa cartagenera, los responsables de esta comunidad resultan cada vez m¨¢s aburridos, de manera que el tedio de las instituciones contamina sin remedio el tedio vital de los millones de personas que lo sufren, ya se trate de la educaci¨®n o de la sanidad, de la ayuda a los dependientes o de todo lo relacionado, que es casi todo, con la basura, ya sea reciclada o en estado puro. Por cierto, que dec¨ªa Marx que la basura no es dinero, pero el dinero no es basura. Una muestra m¨¢s de lo mucho que se equivoc¨® ese profeta barbudo, ya que hasta el negocio de la basura ha llegado a mover muchos millones, tantos que muchos gestores pol¨ªticos y particulares se han enmerdado con ellos. Tambi¨¦n dec¨ªa el abuelo olvidado que al intercambiar mercanc¨ªas entre s¨ª las personas intercambiaban relaciones sociales, para a?adir un muy freudiano avant la lettre: ¡°No lo saben, pero lo hacen¡±.
La pregunta es qu¨¦ hacen ahora mismo algunos de nuestros bonitos pol¨ªticos sin saber qu¨¦ hostias est¨¢n haciendo. No ser¨¢ por casualidad que Alberto Fabra tenga esa pintilla de jefe de cocina al que ni siquiera sus empleados toman en serio, aunque es una suerte que Rafael Blasco no pueda seguir haciendo de las suyas si los jueces que examinan su conducta as¨ª lo deciden. Apoyarse en una, o en varias, oneg¨¦s est¨¢ muy feo cuando los caritativos parec¨ªan resueltos a saquear Nicaragua, por ejemplo, pero la cosa es mucho peor y bastante menos caritativa. El otro d¨ªa, en este mismo diario, aparec¨ªa una foto magn¨ªfica y como a ras de tierra del terrible conglomerado de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, algo tan horroroso y de tan fea catadura que daban ganas de exigir su demolici¨®n inmediata y poner en su lugar unos cuantos arbolitos de los que dan buena sombra casi a la vera de la mar y convertirlo todo en un espacio de paseo plausible y sin alborotos de fastos de gran (es un decir) moda que tanto atraen a quince o veinte turistas de paso.
Podr¨ªa seguir, pero ya vale. Aunque algo mejorar¨ªa si Rita se va a Madrid y Esperanza alcaldiza esta pobre ciudad. Al menos, resultar¨ªa m¨¢s divertido.
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