Sue?os arquitect¨®nicos de allende los mares
Casi hab¨ªamos olvidado que la arquitectura fue en su momento moderna. Nos lo recuerda una muestra de la obra de Amancio Williams
Siempre se ha dicho que cuando una mariposa bate sus alas en una lejana orilla sus efectos pueden sentirse, de una u otra manera, al otro extremo del planeta. Este viejo proverbio chino viene a cuento porque estos ¨²ltimos d¨ªas llegan de allende los mares ecos de diversos sue?os arquitect¨®nicos que nos tocan de lleno. En unos casos solo eran aut¨¦nticos delirios. En otros, se trata de ilusiones para mantener el optimismo y seguir en la brecha.
So?ar no siempre es bueno. Tras un agosto de sofocante expectaci¨®n, los deseos esperados para el campo de regatas valenciano quedaron hechos trizas al llegarnos del otro lado del Atl¨¢ntico la decepci¨®n por no tener aqu¨ª unos nuevos juegos ol¨ªmpicos. Era solo un sue?o enga?oso de alborozos transitorios para los de siempre. Habiendo otras necesidades m¨¢s importantes donde inyectar el dinero p¨²blico, comprometer m¨¢s gasto con un panorama corrompido como el existente solo habr¨ªa sido echar m¨¢s le?a a un fuego de facturas abultadas.
Es ahora el tiempo de buscar las causas del fracaso de esa batalla pol¨ªtica, en la que el deporte es lo de menos, ya que en el fondo solo son expectativas de negocio. Cualquier agorero ya pudo pensar que el logotipo era un mal presagio, pues nunca qued¨® claro si las pretendidas eran las olimp¨ªadas de 2020 o las de dentro de dieciocho mil a?os. Y siempre nos quedar¨¢ la duda de si la ocasi¨®n fallida fue por la mala reputaci¨®n financiera y pol¨ªtica que en estos momentos transmite el irrespirable aire corrupto de los escenarios de la candidatura espa?ola, m¨¢s pesado que el radiactivo ambiente que, por Fukushima, pudiera afectar a la capital de Jap¨®n, que tambi¨¦n tiene lo suyo. Tal vez aquella manzana que, ofrecida por Eva, com¨ªamos tan alegremente en los tiempos buenos olvid¨¢ndonos de los gusanos, result¨® no solo tenerlos sino que estaba completamente podrida.
Pero si hay que hablar de pesadillas, la peor de esos frustrados sue?os que han dejado marinas, peinetas y cajas m¨¢gicas danzando en el limbo fue el bochornoso espect¨¢culo de la histri¨®nica actuaci¨®n entre Muzzy y Barrio S¨¦samo que brind¨® al mundo entero la alcaldesa de la capital del reino. No es de extra?ar que las redes sociales y la prensa mundial tengan, para verg¨¹enza nuestra, guasa para rato. No habr¨ªa sido tan divertido, pero habr¨ªa estado mucho mejor si a esta mujer alguien le hubiera dicho que se fuera a dar vueltas por el lujo argentino antes que sobreactuar como lo hizo en aquel impresentable fin de la cita ol¨ªmpica.
Ahora bien, afortunadamente no todo son malos sue?os. Uno de los que anuncian entusiasmos, y al que deseamos un ep¨ªlogo dichoso, proviene de poco m¨¢s all¨¢ del Mediterr¨¢neo, donde el valenciano Jos¨¦ Mar¨ªa Tom¨¢s, el arquitecto que ha ejecutado las ampliaciones de Feria Valencia o el nuevo Pont de Fusta del Jard¨ªn del Turia, construir¨¢ un complejo deportivo en Bagdad, tras ganar en mayo pasado un concurso que organiz¨® el gobierno iraqu¨ª para reactivar un pa¨ªs sometido ¨²ltimamente a continuas guerras.
Y del mismo modo que desde la otra orilla del Atl¨¢ntico nos alcanzan las astillas de sue?os arquitect¨®nicos en los que muchos de aqu¨ª so?aban para remediar nunca se sabr¨¢ qu¨¦ males, si propios o ajenos, de aquel sitio tambi¨¦n llegan ilusiones y saludables vientos que nos devuelven a la memoria asuntos olvidados del pasado.
Ya casi hab¨ªamos olvidado que la arquitectura fue en su momento moderna. Nos lo recuerda una muestra de la obra del arquitecto argentino Amancio Williams, de quien se cumple este a?o el centenario de su nacimiento, recientemente inaugurada en la sala de exposiciones de la Escuela de Arquitectura de la UPV.
Lejos de estrafalarios sue?os ol¨ªmpicos, llega a Valencia, desde Buenos Aires, una meditada arquitectura que nos rememora c¨®mo se puede so?ar de nuevo utilizando la fuerza del esp¨ªritu de una ¨¦poca y los recursos con que cuenta. Magn¨ªficamente comisariada por el arquitecto Pepe Font, los paneles, maquetas y dibujos expuestos nos enfrentan a la interesante obra de un personaje que fue pionero de un Movimiento Moderno en esa misma Argentina en la que ahora se han quedado rotos tantos sue?os. Sobresale la excelente maqueta de un edificio de oficinas que Williams proyect¨® all¨¢ por el a?o 1946. Nunca lleg¨® a ser construido, pero sin duda, y vista la arquitectura posterior, sirvi¨® de inspiraci¨®n para algunos aventajados que supieron aprovechar aquellos bocetos en beneficio propio.
Como nos relata Williams en sus textos, ¡°una ¨¦poca que tenga un gran esp¨ªritu construye, aun con recursos pobres, si estos se emplean bien, grandes obras¡±. Toda una gran lecci¨®n para nuestros amargos tiempos, en los que tan neciamente hemos llegado a confundir valor y precio. Con malos o buenos sue?os, nunca est¨¢ de m¨¢s que un leve aleteo al otro lado del globo sea capaz de traernos la brisa que aporte el aire fresco que tanto necesitamos.
Vicente Blasco Garc¨ªa es arquitecto y profesor de Construcci¨®n de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia
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